Que no le hablen en japonés

Que no le hablen en japonés

Nishikori le ganó con comodidad a Mayer.

POCO PARA ÉL. “El Yacaré” Mayer se vio desbordado por el juego de su rival. POCO PARA ÉL. “El Yacaré” Mayer se vio desbordado por el juego de su rival.
El camino argentino en singles del US Open terminó con la clara derrota de Leonardo Mayer ante Kei Nishikori. El japonés no tuvo inconvenientes para ganar 6-4, 6-2 y 6-3 en el duelo de tercera ronda y cerró su triunfo con una racha de seis games consecutivos para volcar números y desarrollos del último parcial, único tramo en el que el argentino disfrutó de ventaja alguna en el marcador.

La actualidad del correntino permitía asomarse al partido con una fundada esperanza. Tal vez no para pensar en un triunfo pero sí para esperar un desarrollo más parejo. Las muy buenas campañas en Roland Garros y Wimbledon y el título en Hamburgo son señales de un crecimiento que no se puede disimular. Sin embargo, algunas distancias aún son grandes.

Nishikori es un rival incómodo. Y es poco menos que el adversario menos deseable para Mayer. Veloz y sólido como pocos, casi siempre obliga a jugar algunas pelotas de más. En lenguaje tenístico, hay que ganarle los puntos dos veces. Y desde esa condición, desafía la regularidad de quien tiene enfrente. Mayer, decidido a ser un jugador de un palazo detrás de otro, fue llevado a un lugar estratégico incómodo para él en el que necesitaba sostener su agresividad en mayor cantidad de impactos de lo acostumbrado. Porque a su gran saque, Nishikori le opuso una inmensa devolución. Y el japonés también tuvo respuestas para el intimidante drive del argentino. Así, cuando no podés ganar con tus armas, aparecen dudas y preguntas sin respuestas. Porque, coincidamos en esto, Leo es un jugador sin plan B, que no se va a poner a pasar pelotas una y otra vez, esperando que su rival se equivoque.

La derrota, por clara que haya sido, no cambia algunos conceptos. La diferencia marcada, en cambio, quizá sea una muestra concreta de que las posibilidades de Mayer tienen un techo.

Comentarios