Una Argentina mejor es posible

Una Argentina mejor es posible

En el espacio Unen creemos que el camino a transitar es el de la descentralización y el federalismo: distribuir competencias y recursos. Por Hermes Binner - Columnista invitado.

31 Agosto 2014
Nuestro país enfrenta un complejo panorama en materia económica, social y política. Podemos disentir respecto a las causas; lo que no podemos es negar la realidad. Hace dos trimestres que la economía no crece y estamos en default técnico; tenemos una inflación anual proyectada en torno al 35%, suspensiones y desempleo en alza; deterioro de la balanza comercial energética con un déficit de miles de millones de dólares anuales.

Luego de una década de crecimiento económico, la pobreza afecta todavía al 25% de la población, y uno de cada tres asalariados está en la informalidad; la inseguridad y la violencia urbana se verifican en una escalada diaria alarmante. Frente a este escenario, que tengamos un vicepresidente multiprocesado casi parece una preocupación menor; aunque claramente no lo es.

A pesar de este panorama tenemos una fuerte convicción: es posible transformar la situación actual del país. Las problemáticas a las que aludimos son condicionantes, pero no determinantes. En definitiva, nuestro país tiene una gran oportunidad, porque la Argentina puede aspirar a un desarrollo genuino, a tener inclusión sin ataduras, y podemos dar nacimiento a una nueva cultura política. En ese sentido es que venimos trabajando desde hace muchos años. Queremos hacer posible la Argentina que nos merecemos los argentinos.

Una Argentina donde el Estado brinde igualdad de oportunidades; potencie la iniciativa privada con políticas de largo plazo; trabaje con el sector privado de manera complementaria y articulada; rinda cuentas y sea transparente. Donde el Estado cree las condiciones para el desarrollo económico en términos de reglas claras y competitividad sistémica.

Una economía con desarrollo genuino incluye el diseño e implementación de una nueva matriz productiva que articule campo con industria. Podemos desarrollar una eficiente cadena de valor agroalimentaria global que se constituya en motor de nuestro desarrollo.

La innovación tecnológica asume un lugar central. El desafío de Argentina es producir alimentos y energía renovable.

Complementariamente, esa matriz incluye una nueva forma de pensar la cuestión del desarrollo territorial, más cerca de los lugares de producción, con centros urbanos con formatos más humanos que los grandes conglomerados, con mayor equilibrio, y -por ende- con mayor intervención del Estado a la hora de garantizar obras de infraestructura estratégicas.

No hay posibilidades de desarrollo sin energía. Argentina enfrenta un problema energético: perdimos la capacidad de autoabastecernos y generamos déficit fiscal.

Tenemos el desafío de lograr las inversiones necesarias para producir energía. La potencialidad de los recursos hidrocarburíferos es significativa a escala mundial. Diversificar la matriz energética, pensar el largo plazo con desarrollos de energías renovables es el reto de nuestro país. Es fundamental establecer reglas claras para convocar al sector privado a la inversión.

La Argentina que se viene es la Argentina de la inclusión social sin ataduras porque el desafío es desarrollar una política social verdaderamente inclusiva, basada en la educación y el trabajo como pilares del desarrollo humano autónomo. La educación nos hace libres y el trabajo nos hace dignos; por eso todos los esfuerzos necesitan encaminarse a la universalización de estos derechos fundamentales para el desarrollo humano integral.

Junto a ellos, a la salud pública y la vivienda, y al pleno imperio de los derechos de los trabajadores activos y pasivos, es posible sentar las bases para una sociedad más igualitaria.

Las transferencias directas condicionadas son un paliativo en momentos críticos y un poderoso instrumento de contención social en la emergencia, pero cuando se cristalizan, lejos de reflejar inclusión, son la evidencia más palpable de una sociedad que naturaliza sus profundas desigualdades estructurales.

La Argentina que se viene es la Argentina de una nueva cultura política porque ciertos valores asumen una nueva centralidad, y porque nuevas formas de relación y convivencia comienzan a delinearse en el sistema político.

Valores como la transparencia, el manejo ético de la cosa pública, y la calidad democrática de las instituciones de gobierno deben aparecer como condición sine qua non del nuevo ciclo que comienza en diciembre de 2015.

En este sentido, la propuesta del Frente Amplio Unen pasa por avanzar un paso más en ese nuevo escenario, reuniendo en un formato de coalición a todas las fuerzas progresistas bajo un programa de gobierno compartido. Los socialistas crecimos en el debate, el disenso y el acuerdo de políticas públicas comunes.

La perspectiva de una nueva cultura política también se juega en términos federales. Por eso, en la Argentina que se viene el camino a transitar es el de la descentralización y el respeto al federalismo.

Desde mi propia experiencia de gobierno (tanto a nivel municipal como provincial), les puedo asegurar que los resultados de distribuir competencias y recursos a los niveles de administración locales, articulando y controlando desde el nivel central, son extremadamente estimulantes. Planificación central y consensuada, ejecución descentralizada de políticas públicas comunes y de largo plazo. Marcado respeto a las instituciones. División de poderes. Justicia independiente. Pleno respeto a la Justicia.

Reiteramos nuestro optimismo. Nuestro país tiene grandes posibilidades. En nuestras manos está la responsabilidad de no desperdiciar nuevamente las posibilidades que nos brinda el mundo.

Educación. Salud. Trabajo. Políticas públicas y transparencia en el gobierno. Lo hemos probado estadualmente. Hicimos posibles una ciudad y una provincia. Un país normal es posible.

Una Argentina con desarrollo genuino, con inclusión social sin ataduras, y promotora de una nueva cultura política de diálogo es el país que está en nuestras perspectivas; el país por el que estamos trabajando.

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