Estaba detenido, pagó $ 20.000 a un carcelero y salió caminando por la puerta de la comisaría

Estaba detenido, pagó $ 20.000 a un carcelero y salió caminando por la puerta de la comisaría

El preso vivía a menos de dos cuadras de la comisaría. Todavía no se descarta que pueda haber más policías involucrados. La supuesta fuga ocurrió el 11 del corriente mes en la Seccional 10°; pidieron la preventiva para el policía que habría recibido el dinero

30 Agosto 2014
Quería salir del calabozo y encontró la manera de hacerlo. La Policía lo había atrapado por un intento de robo. Pero un presunto cohecho que está siendo investigado por la Justicia le permitió pagar $ 20.000 para recuperar su libertad.

La estrategia para fingir una fuga se habría tramado, según consta en la investigación judicial, en el interior de la Seccional 10ª, ubicada en la esquina de las calles Estanislao del Campo y Blas Parera, al noreste de la capital. El ardid fue acordado entre un preso, identificado como Pedro Orlando Ruiz, y el policía que tenía a su cargo la vigilancia del calabozo de esa comisaría el 11 del corriente mes. Pero la instrucción de la causa que lleva adelante la Fiscalía de Instrucción de la VIII° Nominación no descarta que puedan aparecer otros involucrados en esta supuesta evasión que -se sospecha- precisó de la connivencia de más de un policía.

La oferta estimuló la codicia del carcelero Antonio Benito Mena. Pero para conseguir ese dinero “extra” durante su turno de vigilancia, debía conseguir que el preso hable en privado con su esposa que todos los días le llevaba la comida.

Para conseguirlo, el policía argumentó que el imputado estaba en peligro dentro del calabozo porque ya había tenido varias discusiones y enfrentamientos con los demás aprehendidos. De esa manera, ideó la coartada perfecta para que Ruiz pudiera hablar con su mujer en la cocina de la seccional.

Este hecho habría ocurrido durante la tarde de ese día. Y, luego de un breve diálogo, la esposa del preso salió del edificio para regresar -unos 10 minutos después- con una bolsa de plástico que le entregó a Ruiz.

Según la investigación, en el interior de esa bolsa, había un fajo con billetes de $ 50 y $ 100 que sumaban los $ 20.000 que habrían acordado el carcelero y el preso. Después de dejar la bolsa, la mujer se retiró de la comisaría y, en ese momento, Mena trasladó al preso hacia una oficina ubicada detrás de la guardia de la dependencia.

En ese lugar, Ruiz aguardó sentado bajo una mesa de madera a la cual Mena lo esposó. Alrededor de las 19.40, siempre según la investigación de la Fiscalía VIII°, el preso le entregó el dinero acordado al carcelero. El trato estaba cerrado.

Ruiz estaba a minutos de volver a ser libre. Pero, para que la coartada funcione, había que simular una pelea que sólo ocurrió en la declaración del policía imputado. En el descargo de la acusación que pesa en su contra, Mena sostuvo que el “evadido” lo golpeó para lograr salir caminando por la puerta principal de la dependencia.

Pero esa versión se cayó pronto porque en la revisión médica que se le realizó al carcelero, se comprobó que el uniformado no tenía heridas o magulladuras que indicaran que hubiera sido víctima de una golpiza. Esta y otras pruebas fueron valoradas por la fiscala Adriana Giannoni para solicitar la prisión preventiva en contra del policía.

Búsqueda infructuosa

La sospecha de que hubo más de un policía involucrado surge del hecho que, para salir de la comisaría, Ruiz tuvo que cruzar la guardia y la puerta principal sin ser visto por ningún uniformado. Pero esta presunta connivencia policial no termina ahí, porque Ruiz vive a menos de dos cuadras de la Seccional 10ª.

Además, en las primeras horas de la supuesta fuga, la Policía actuó sin notificarle a la Fiscalía VIII° acerca de lo que (supuestamente) había pasado a pesar de que el preso estaba legalmente aprehendido por un intento de robo. Y, en este punto, surge otra sospecha que está siendo analizada por Giannoni.

El sistema penitenciario está, según autoridades policiales y judiciales, saturado. Esto provoca el abarrotamiento de los calabozos de las comisarías de la capital. Por esto, al parecer, los policías que estarían involucrados no esperaban que ordenen la recaptura de Ruiz. Por eso realizaron una búsqueda en la que no hallaron al prófugo, al que ni siquiera fueron a buscar en su domicilio particular.

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