Radiografía filosófica, biopolítica y existencial del boxeo

Radiografía filosófica, biopolítica y existencial del boxeo

Oates explora la práctica en que “se pone en juego todo lo que uno es”

UNA FASCINACIÓN QUE ES HERENCIA PATERNA. Oates es fanática del pugilismo, aunque aclara  tempranamente que no lo considera un deporte: se juega al fútbol, pero no se juega al boxeo. reuters (archivo) UNA FASCINACIÓN QUE ES HERENCIA PATERNA. Oates es fanática del pugilismo, aunque aclara tempranamente que no lo considera un deporte: se juega al fútbol, pero no se juega al boxeo. reuters (archivo)
31 Agosto 2014

ENSAYO

Del Boxeo

JOYCE CAROL OATES

(Alfaguara - Buenos Aires) 

¿Por qué una escritora del prestigio y el reconocimiento de Joyce Carol Oates aborda un tema como el boxeo? Este lúcido ensayo de la autora de Agua negra presenta una radiografía filosófica, biopolítica y existencial de una práctica que le genera fascinación -fanatismo introducido por su padre-, aunque ella no lo defina como “un deporte”. Se juega al fútbol, no se juega al boxeo.

Hecha esta aclaración, Oates nos introduce en este universo, pero no en términos literarios o cómo símbolo de algo que a uno lo trasciende; la vida es como el boxeo “en muchos e incómodos sentidos”, según sus propias palabras, aunque en otros aspectos sea un mundo único, cerrado y autorreferencial. Es en estas particularidades que la autora pone el ojo y reflexiona sobre las características que convierten al boxeo en una práctica inigualable. Sus vínculos singulares con el espectáculo y la historia, con las artes y la literatura, con el cine y la filosofía, llevando su mirada -y las nuestras- hacia las raíces del boxeo.

“El boxeo es esa exposición de dos protagonistas excluyentes, los luchadores, que pondrán en el combate todo lo que son, incluso secretos que ni ellos mismos pueden advertir del todo”. Esta exposición es definida por lo que “ponen en juego” los boxeadores en el ring, principalmente, la posibilidad de inhibir su propio instinto de supervivencia para poder vencer; el retador debe aprender a ejercer su voluntad sobre los impulsos meramente humanos de eludir el dolor y evitar lo desconocido.

Esta es una de las miradas más interesantes de Carol Oates presentes en el ensayo: durante una pelea de box se anulan algunos de los valores fundamentales del hombre occidental y moderno: la seguridad física y el instinto de supervivencia.

Otro punto interesante del libro es la noción atemporal del box. “El tiempo, al igual que la posibilidad de muerte, es el adversario invisible del cual los boxeadores son profundamente conscientes. Cuando un boxeador es noqueado no significa que haya quedado sin sentido o incluso incapacitado; significa más poéticamente que ha sido sacado del tiempo.” El boxeador que permanece en pie está en el tiempo, el boxeador caído está fuera del tiempo. Concluida la cuenta hasta diez, se le da “por muerto”, en simbólico remedo de la antigua tradición deportiva según la cual el combatiente estaría con toda posibilidad muerto.

El vínculo del boxeo con el oficio del escritor es otro nexo que la autora desarrolla con maestría. El artista percibe cierta afinidad con el boxeador profesional en un aspecto central: el entrenamiento. Es decir, la subordinación del ser a un destino deseado. La comparación del espectáculo público de un combate, la pelea, con la publicación de un libro de un escritor. “Lo público no es más que la fase final de un arduo, agotador y a menudo desesperante período de preparación”.

© LA GACETA

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Ezequiel Martínez

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