“Fue la fiesta más larga de mi vida, de a poco me di cuenta de que no iba a volver a caminar”

“Fue la fiesta más larga de mi vida, de a poco me di cuenta de que no iba a volver a caminar”

Tomás Caride, quien tenía 16 años cuando un disparo lo dejó en silla de ruedas, declaró: “salí una noche y volví ocho meses después” El dueño de la casa donde se realizaba la fiesta es juzgado por ser el presunto autor del balazo que hirió a la víctima

NO HAY CONDENA QUE ALCANCE. “Los años que él esté preso no van a ser más de los que yo voy a estar en silla de ruedas”, dijo Tomás. la gaceta / fotos de antonio ferroni NO HAY CONDENA QUE ALCANCE. “Los años que él esté preso no van a ser más de los que yo voy a estar en silla de ruedas”, dijo Tomás. la gaceta / fotos de antonio ferroni
29 Agosto 2014
Tomás Caride tiene 18 años pero no lleva la misma vida que los demás chicos de su edad. Pese a su enorme voluntad por salir adelante, no puede mover las piernas, ni el torso, y apenas puede manejar las manos. Fue un segundo lo que cambió su vida para siempre, el 21 de enero de 2012, cuando salía de una fiesta y recibió un disparo en la espalda.

Frente a los jueces de la Sala I (Pedro Roldán Vázquez, Alfonso Zóttoli y María Elisa Molina), el joven contó que esa madrugada llegó con un amigo a Santa Fe 3.809. “No estuvimos ni cinco minutos adentro porque ya no había nadie, salimos y empezaron a llegar muchas motos, esos chicos se bajaron, empezaron a tirar botellas de vidrio contra la casa, se agarraron a piñas y yo agarré mi moto para que no la golpeen”, relató Tomás el miércoles. Segundos después, se desplomó sobre la calle. Su amigo lo cargó en un auto que pasaba por la zona y lo llevaron al hospital Padilla.

“A las 10 de la mañana viene un doctor y me dice: ‘tenés una bala en la espalda’. No le creía, me parecía imposible. No sabía que me habían pegado un tiro. Después mis amigos me dijeron que había salido el dueño de casa (Rubén Marcelo Camisay), hizo cuatro tiros con una pistola para ahuyentar a los chicos que estaban en las motos y uno me pegó a mí”, narró Tomás, sentado en su silla de ruedas.

El joven, que en aquel momento tenía 16 años, estuvo 15 días en terapia intensiva. “No entendía qué me pasaba, pensé que iba a estar todo bien”, afirmó. Después lo mandaron a Buenos Aires para que comenzara la rehabilitación. “No podía hacer nada solo, movía un poco los brazos y tenía un permanente dolor en las manos. La pasé mal y de a poco me fui dando cuenta de lo que pasaba, de que no iba a poder volver a caminar”, recordó con resignación.

“No podía hacer nada: ni peinarme, ni comer, ni lavarme los dientes, ni ir al baño. Nada”, contó Tomás. Y agregó: “ahí me di cuenta de que mi vida iba a ser así. Fui a la fiesta más larga de mi vida, salí una noche y volví ocho meses después a mi casa”. Sus palabras fueron tan duras que nadie se animó a decir nada. Ni siquiera el abogado defensor, Javier Lobo Aragón, se atrevió a hacer otra pregunta. Tomás giró la silla de ruedas con sus brazos y se acomodó a un costado de Walter Ojeda, el abogado querellante.

Una vida nueva

Los testimonios de los padres de Tomás, que declararon como testigos, también fueron conmovedores. “Estuve internada con él durante cinco meses y medio en el Fleni (Buenos Aires). Tenía muchas horas por día de terapias de todo tipo. Ahí empezó el proceso de adaptación y aceptación”, afirmó Graciela Krulls, madre de la víctima. “Tomás tiene muchas ganas de vivir -agregó-. Cuando volvimos se puso a estudiar para ponerse al día con el colegio y siguió con sus actividades. Es doloroso porque lo vemos sufrir, a pesar de que tiene mucha voluntad”.

A Martín Caride, su papá, le costó un poco más volver a hablar del hecho. Quebrado, el hombre habló de lo difícil que se volvió la vida familiar después de que Tomás fuera baleado. “Acá no hay resentimientos, sólo pedimos que las personas que portan armas y no las saben usar paguen por el daño que causan”, expresó el hombre afuera de la sala. “Mi hijo, sea este hombre absuelto o condenado, no va a volver a caminar. Estamos todos viviendo una vida nueva, él pone un gran esfuerzo pero está en silla de ruedas”, añadió Caride. Y aseguró: “no tenemos bronca, todo este tiempo nos hemos abocado pura y exclusivamente a la recuperación de mi hijo y a buscar justicia”.

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