Acoples y picardías
En uno de tantos cafés de la semana, alguien soltó una frase a manera de gran vaticinio: “el año que viene habrá 1.400 acoples”. ¿Será posible? Para la Junta Electoral Provincial implicaría un serio dolor de cabeza tener que manejar una elección con semejante cantidad de boletas bajo el sistema de votación vigente. Un simple cálculo a la luz de la legislación actual voltea esta afirmación, aunque las matemáticas sorprenden. Veamos. El acople tiene una exigencia básica: sólo pueden acoplar los partidos políticos constituidos.

Para poder tener rango de partido uno de los requisitos fundamentales es presentar el cuatro por mil de la cantidad de electores provinciales, municipales o comunales en fichas de afiliación. Partiendo del mínimo exigido de 4.000 afirmas y teniendo en cuenta que hay un poco más de 1 millón de empadronados en Tucumán, la cifra posible de partidos provinciales para acoplarse da 250. De cualquier forma, es imposible que se creen tantos partidos hasta junio del año próximo, con vista a las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (se usarán los que están, eso es lo que se está organizando). Es que hasta esa fecha tendrían ocasión de presentarse las organizaciones interesadas en postular candidatos en regla: es decir, tener el aval del cuatro por mil de electores de su distrito, presentar una carta constitutiva, una declaración de principios y una carta orgánica.

En Tucumán, actualmente, hay 64 partidos provinciales, 175 municipales y 21 comunales, más 29 que provienen de la órbita federal (con entidad nacional, como el PJ y la UCR, por ejemplo). Algunos están en proceso de caducidad. Si bien cada dirigente territorial (municipal o comunal) tiene su partido bajo el brazo (o bien alquila una sigla, como suele ocurrir en algunos comicios), es improbable la locura de 1.400 acoples. Se estaría en cifras parecidas -aunque ciertamente distantes- a la del derogado sistema de Lemas. En 2003, último año de ese sistema, hubo 2.277 sublemas en toda la provincia, de los cuales 1.317 acompañaban al Frente Fundacional de José Alperovich y 306 a Unión por Tucumán que postulaba a Esteban Jerez. En ese tiempo se hizo un cálculo rápido y se llegó a la conclusión de que había 60.000 candidatos a ocupar uno de los 347 cargos políticos provinciales en disputa. Constituían casi el 7% del total de empadronados (870.000). Ganó quien tuvo más sublemas. En ese entonces se dijo que se veía a la política como una salida laboral y que la proliferación de sublemas atentaba contra el sistema democrático.

En 2011, Alperovich contó con 87 acoples (47 provinciales y 40 municipales), José Cano con el Acuerdo Cívico y Social, llevó 43 acoples. Ganó el que presentó más acoples. En total compitieron 186 organizaciones partidarias, muy pero muy lejos de los hipotéticos 1.400. Lo único cierto en ambos sistemas, que permitieron la proliferación de listas colectoras -uno más que el otro- es que siempre terminó beneficiando al oficialismo de turno, en ambos casos siempre sacó ventajas el peronismo. En teoría, el sistema de acople facilita la fragmentación electoral, promueve la aparición de partidos políticos y dificulta el proceso electoral. Es lo que hay.

De lo que si se puede estar seguro es que si el peronismo se quiebra, el sistema de acoples puede llegar a conspirar contra el oficialismo, porque se dividirá poniendo en riesgo la gobernación y multiplicando la oferta para la Legislatura, que podría convertirse en un abanico multicolor. Lo real es que cada dirigente, para poder acceder a acoplarse, deberá presentarse con un partido político, y para armarlo tiene plazo hasta dos meses antes de la convocatoria a elecciones generales. Si son el 23 o 30 de agosto, tendrán que estar listos el 23 de junio, a más tardar.

O bien, como se hará hoy en la Legislatura, evitar que caduquen los que ya están en peligro. Otra típica picardía electoral del peronismo para evitar repetir trámites engorrosos de presentación de fichas y de carpetas.

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