Las fantasías sobre el escenario fueron todas argentinas

Las fantasías sobre el escenario fueron todas argentinas

Un Luna Park repleto y con entusiastas fanáticos fue el marco ideal para el cierre del certamen internacional, con la evocación de Troilo

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El martes, sin la lluvia y el viento helado de la noche anterior, propició que el Luna Park viviera como se merecía la final del Mundial de Tango en la categoría Escenario. El puro fervor de Buenos Aires que sedujo al mundo se respiró cada vez que algunos de los 5.600 espectadores expresaban una euforia de fanático cada vez que nombraban a su pareja favorita o ante el anuncio del tango que iban a bailar.

Consagrados la noche del lunes el tucumano Sebastián Acosta y la uruguaya Lorena González Cattáneo en la categoría Pista (es el tango de la calle, el que se baila en las milongas), donde se juzgó en rondas de 10 parejas juntas en escena; la instancia final de la categoría Escenario fue distinta y bailaron 20 parejas finalistas de a una por ronda. Este rubro juzga el tango lujoso de salón, donde los bailarines se ufanan en pasos complicadísimos y hasta en destrezas aéreas.

El extraordinario despliegue coreográfico y de habilidades de las parejas finalistas fue premiado con iguales aplausos. Luego se instaló una orquesta típica, un cuerpo de baile, y con las voces del actor Salo Pasik en recitados, y de Julia Zenko en dos canciones de Horario Ferrer, adelantaron fragmentos de “Revelación a la sombra de un tango, abrázame para siempre”, un espectáculo que está a punto de partir en gira a Europa.

No podía faltar el Bandoneón Mayor de Buenos Aires, Pichuco Troilo, en imágenes entrañables, a través de un corto relatado por José Colángelo, su pianista favorito. Por fin llegó el momento de las definiciones del certamen que les cambia la vida y la carrera no solo a los ganadores. Esta vez, a diferencia de otros años, entre las cinco primeras parejas no hubo participantes que vivan en el extranjero, y todos quedaron en la Argentina.

La victoria fue para dos porteños. Juan Malizia Gatti y Manuela Rossi estallaron en llanto al ser nombrados. Cuando pudieron zafar de tantos abrazos, flores y regalos, se recompusieron y ofrecieron nuevamente la danza que los consagró, para deleite del estadio. Hoy, además de la gloria del Luna Park de pie, los ganadores tienen pasajes a París y el Premio Migrón, que consiste en una temporada dando shows en Japón.

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