"Soy un agradecido a la vida, al fútbol y a Boca"

"Soy un agradecido a la vida, al fútbol y a Boca"

Ángel Clemente Rojas, ídolo Xeneize, cumplirá 70 años.

FELIZ CUMPLE ÍDOLO. Rojitas deleitó con sus quiebres de cintura y sus pases gol.
FELIZ CUMPLE ÍDOLO. "Rojitas" deleitó con sus quiebres de cintura y sus pases gol.
27 Agosto 2014

BUENOS AIRES.- Tuvo que contar miles de veces la tarde de su debut, con delgados 18 años y cara de pibe asombrado. Esa tarde nublada en la Bombonera, un 19 de mayo de 1963, ante Vélez, cuando tres intervenciones suyas derivaron en tres goles de Omar Corbatta para aquel 3-0 ya mítico.

Y tuvo que contar miles de veces todo lo que siguió, jugar contra el Santos de Pelé apenas cinco meses después. Y ganar cinco títulos con Boca Juniors en ocho años de primera división.

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"Y lo sigo contando porque la gente me hace feliz cuando me habla de todo eso. Por eso, soy un agradecido a la vida, al fútbol y a Boca", dice Ángel Clemente Rojas en entrevista con Télam quien mañana, 28 de agosto, cumplirá 70 años.

El pibe de Sarandí que deslumbraba en los potreros del sur, el que se disputaban los clubes de la zona desde chiquito, empezó a jugar y a querer a un club del barrio que ya no existe: All Boys de Sarandí, y también la descocía, dicen los que lo vieron desde entonces, y que siguen siendo sus amigos y siguen viviendo en la zona, desde Sarandí hasta Villa Domínico, por la calle Belgrano hacia Wilde.

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Repartidor de hielo desde muy chico, ayudante de lo que se pudiera, cazador de ranas en los arroyos de la zona ("se las vendíamos a dos restaurantes finolis de Avellaneda", dice y esboza una sonrisa), y hasta hábil cortador de la cola de los caballos que pastaban en los potreros, para venderle la cerda a las fábricas de pinceles.

Todo servía para achicar los efectos de la pobreza. "Pero la pelota era lo que me hacía feliz. Las de trapo que me hacía mi vieja, las que llevaban los pibes al potrero, y las de verdad que había en los clubes. Pero yo nunca pensaba en todo eso que ahora te cuento, simplemente jugaba a la pelota todo lo que podía, aunque a los 9 o 10 ya me daba cuenta de que algo pasaba cuando jugaba, porque todos los equipos de pibes de la zona me venían a buscar", contó Rojitas.

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