Por Gustavo Rodríguez
26 Agosto 2014
NO ESTUVIERON SOLOS. El equipo de San Martín sale al campo y atrás se puede apreciar el grupo de hinchas que lo siguieron. Cuando el cotejo arrancó, ingresaron muchos más.
Sólo faltaron los payasos y los equilibristas. La decisión de que el duelo entre San Jorge y San Martín se jugara a puertas cerradas fue un circo. El partido fue presenciado por más de 500 personas, cuando en realidad, las autoridades de seguridad habían autorizado que no sean más de 100. Una vergüenza si se tiene en cuenta cómo se violó la disposición que se decidió implementar para evitar cualquier problema.
La historia de Ismael refleja a la perfección lo que pasó ayer. El joven, integrante de La Matienzo una de las facciones de la barra “santa”, concurrió al banderazo que se desarrolló en las puertas del hotel donde se concentró el plantel. De allí formó parte de ese pequeño grupo que acompañó a los jugadores hasta la Esquina Norte, donde se desconcentraron por pedido de la Policía y no se reunieron en la plaza Urquiza, como habían anunciado.
Entró y alentó
El joven, de 21 años, junto a tres compañeros, se negó a volver a su casa y comenzaron a buscar la alternativa de ingresar al estadio “Conocía a la minita que estaba en la puerta y pudimos pasar sin ningún problema”, dijo el joven a LG Deportiva mientras disfrutaba del encuentro en la zona de las plateas. ¿Cómo hiciste para superar el control? “Les dije que era prensa y pasé el filtro. Después la chica me dejó ingresar. Menos mal que no me volví a casa”, contó orgulloso.
Casos como este hubo muchos, muchísimos. El Comité de Seguridad Deportiva, cuando dio a conocer la medida restrictiva para ambas hinchadas, anunció que se jugaría con 40 personas -20 por cada club-. El sábado, su titular, el comisario Jorge Díaz, por pedido de los dirigentes, autorizó a aumentar ese número a 60 personas. Pero ayer, al recibir la nómina con los que iban a ingresar, descubrió que habían presentado el nombre de 50 personas cada una de las entidades.
“El error fue no haber rechazado ese y otros planteos. También tuvimos que autorizar el ingreso de personas que fueron pedidas por la Liga Tucumana de Fútbol, Dipsa y Defensa Civil de la Municipalidad. Los clubes también permitieron la acreditación de medios partidarios que no tendrían que haber estado ahí”, reconoce Díaz, titular de Seguridad Deportiva. Entre los que finalmente ingresaron aparecen, entre otros, varios ex directivos “santos”, por lo menos 20 integrantes de La Peste Verde, la barra del “expreso” que no tuvieron problemas en identificarse y gritar como si se tratara de un encuentro normal, y Gustavo González, uno de los referentes de La Inimitable, la barra de Atlético.
“Vine a cuidar las cosas porque nos mintieron que entrarían 20 personas por equipo y la platea está llena”, justificó González. El comisario Díaz aclaró que cuando se dieron cuenta de su presencia, le pusieron una custodia especial que no lo dejó solo ni un instante para evitar que se generaran incidentes. “No se puede hacer algo así. Podría haber pasado algo malo”, aseguró.
Irregularidad
El árbitro Luis Lobo Medina también dejó pasar por alto esta evidente irregularidad. Él, como máxima autoridad, debió darse cuenta de que en el estadio había más personas de lo permitido. Que ambas hinchadas cantaron como si nada y que en más de una oportunidad, los más exaltados, se colgaron del alambrado para insultarlo a él y a sus colaboradores.
Para recordar
No hay dudas de que este encuentro quedará grabado en la historia del fútbol tucumano. No pasará mucho tiempo para que los más memoriosos señalen que San Jorge y San Martín protagonizaron un duelo que tuvo mucho de extrafutbolístico y que, a la hora de la verdad, los dirigentes, simpatizantes y policías se burlaron de las disposiciones generales. En sus mentes quedará el recuerdo de haber participado de un circo Monumental.
La historia de Ismael refleja a la perfección lo que pasó ayer. El joven, integrante de La Matienzo una de las facciones de la barra “santa”, concurrió al banderazo que se desarrolló en las puertas del hotel donde se concentró el plantel. De allí formó parte de ese pequeño grupo que acompañó a los jugadores hasta la Esquina Norte, donde se desconcentraron por pedido de la Policía y no se reunieron en la plaza Urquiza, como habían anunciado.
Entró y alentó
El joven, de 21 años, junto a tres compañeros, se negó a volver a su casa y comenzaron a buscar la alternativa de ingresar al estadio “Conocía a la minita que estaba en la puerta y pudimos pasar sin ningún problema”, dijo el joven a LG Deportiva mientras disfrutaba del encuentro en la zona de las plateas. ¿Cómo hiciste para superar el control? “Les dije que era prensa y pasé el filtro. Después la chica me dejó ingresar. Menos mal que no me volví a casa”, contó orgulloso.
Casos como este hubo muchos, muchísimos. El Comité de Seguridad Deportiva, cuando dio a conocer la medida restrictiva para ambas hinchadas, anunció que se jugaría con 40 personas -20 por cada club-. El sábado, su titular, el comisario Jorge Díaz, por pedido de los dirigentes, autorizó a aumentar ese número a 60 personas. Pero ayer, al recibir la nómina con los que iban a ingresar, descubrió que habían presentado el nombre de 50 personas cada una de las entidades.
“El error fue no haber rechazado ese y otros planteos. También tuvimos que autorizar el ingreso de personas que fueron pedidas por la Liga Tucumana de Fútbol, Dipsa y Defensa Civil de la Municipalidad. Los clubes también permitieron la acreditación de medios partidarios que no tendrían que haber estado ahí”, reconoce Díaz, titular de Seguridad Deportiva. Entre los que finalmente ingresaron aparecen, entre otros, varios ex directivos “santos”, por lo menos 20 integrantes de La Peste Verde, la barra del “expreso” que no tuvieron problemas en identificarse y gritar como si se tratara de un encuentro normal, y Gustavo González, uno de los referentes de La Inimitable, la barra de Atlético.
“Vine a cuidar las cosas porque nos mintieron que entrarían 20 personas por equipo y la platea está llena”, justificó González. El comisario Díaz aclaró que cuando se dieron cuenta de su presencia, le pusieron una custodia especial que no lo dejó solo ni un instante para evitar que se generaran incidentes. “No se puede hacer algo así. Podría haber pasado algo malo”, aseguró.
Irregularidad
El árbitro Luis Lobo Medina también dejó pasar por alto esta evidente irregularidad. Él, como máxima autoridad, debió darse cuenta de que en el estadio había más personas de lo permitido. Que ambas hinchadas cantaron como si nada y que en más de una oportunidad, los más exaltados, se colgaron del alambrado para insultarlo a él y a sus colaboradores.
Para recordar
No hay dudas de que este encuentro quedará grabado en la historia del fútbol tucumano. No pasará mucho tiempo para que los más memoriosos señalen que San Jorge y San Martín protagonizaron un duelo que tuvo mucho de extrafutbolístico y que, a la hora de la verdad, los dirigentes, simpatizantes y policías se burlaron de las disposiciones generales. En sus mentes quedará el recuerdo de haber participado de un circo Monumental.
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