Gente, piolines, UNT

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Reflexiones de Juan B. Terán en su diario

JUAN B. TERÁN. El fundador de la Universidad con familiares, durante su viaje a Europa de 1926. la gaceta / archivo JUAN B. TERÁN. El fundador de la Universidad con familiares, durante su viaje a Europa de 1926. la gaceta / archivo
Los “diarios” inéditos, en su mayor parte, del doctor Juan B. Terán (1880-1938) tienen páginas de sumo interés y de suma franqueza. Elijo algunas, asentadas cuando terminaba el verano de 1936, dos años antes de su muerte.

“Cuando vine a Buenos Aires hace cinco años –y me he quedado- esperaba conocer de cerca las grandes figuras de la política, o del Parlamento, o de las letras. Las he conocido. ¡Qué decepción! Los mismos hombres conocidos en el ambiente pequeño y cargado de intrigas de provincia, no serían mejores que los que allí conocí”, apunta en marzo.

En mayo, reflexiona acerca de la atadura de un paquete. “Cuando veo un nudo de piolines apretando un envoltorio, me vienen ganas de desatarlo prolijamente. Lo sé porque encuentro en ese acto la resurrección del esfuerzo y de la emoción con que fue atado; el cuadro completo de un acto de amor, de vida doméstica, de prolijidad significativa. Cuando veo que una persona en vez de cortarlo, lo desata pacientemente, me formo de ella la mejor idea”.

Evoca su gran obra, con una fuerte nota de desencanto. “Hablábame ayer un señor sobre la Universidad de Tucumán, que yo fundé y dirigí durante 14 años. Las gentes dijeron que era una ambición temeraria que Tucumán tuviera Universidad. La hice crecer, la hice respetar, su nombre salió del país. Publicó libros que circularon por el mundo. Y ahora, desde hace seis años, ha venido cada día a menos. Parece chica, en efecto, hoy prematura, desproporcionada. Todo es porque antes hubo un hombre, y ahora la dirigen segundones, empleados, buscadores de posiciones. ¡La influencia de un hombre!”.

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