Los sudafricanos tuvieron motivos para brindar

Los sudafricanos tuvieron motivos para brindar

Un trío de africanos disfrutó la previa con cerveza y respiró aliviado al final del partido.

DE FIESTA. Gemma, Stefan y Tarryn disfrutaron la previa y el post partido, no tanto el juego ya que Los Pumas dieron pelea. DE FIESTA. Gemma, Stefan y Tarryn disfrutaron la previa y el post partido, no tanto el juego ya que Los Pumas dieron pelea.
SALTA (De nuestro enviado especial Federico Espósito).- A Stefan, Gemma y Tarryn no les importa nada, como le pasaría a cualquiera que se encuentre a miles de kilómetros de su casa con varios litros de cerveza encima. De hecho, la práctica ha llevado a que lo único que sepan decir más o menos bien en español es “quiero más cerveza”. Acostumbrados a una graduación alcohólica mucho mayor, las de Argentina les parecen poco más que agua. El calor también tiene mucho que ver: nadie espera encontrarse en pleno invierno con un 33 grados de temperatura, que parecen 45.

Salta se cocina al calor del pavimento, igual o peor que el día anterior. Encontrar un lugar con sombra para estacionar el auto en las inmediaciones del estadio Martearena amerita llegar un poco más temprano que lo usual en estos casos. Pero contra el solazo que da a la tribuna no hay cura. Tal vez un paraguas, pero la idea sólo les ocurrió a unos pocos. Al resto, mano en la frente a modo de visera.

El pintoresco trío sudafricano sigue haciendo tiempo, desparramando su buena onda en la parte de afuera y sacándose fotos con medio mundo. Amparado por el desconocimiento general del idioma inglés a su alrededor, sobre todo en su variante sudafricana, Stefan se anima a decir en voz alta que el resultado va a ser un poco más claro que la semana anterior. Que los Springboks van a ganar por “veintialgo” a “poco más de 10”. La morocha Gemma muestra su “Vamos Bokkes”, y avizora un 25 a 17 favorable a los de su tierra. La rubia Tarryn, con su afiche que reza “Pump a Puma” (bombea a un Puma) dice que no sabe, que prefiere no tirar ningún resultado ni decir que van a ganar, porque cree que es de mala suerte. Curioso, porque en otros tiempos, ni la yeta le hubiese preocupado a Sudáfrica en un partido contra Los Pumas. Hoy las cosas son diferentes. Argentina se ha tomado en serio eso de acoplarse al primer nivel, y los frutos están comenzando a ser evidentes.

Los rezagados comienzan a apurar el paso, porque ya comienza la Batalla de Salta. Pese a la iniciativa en las redes sociales, en la que se instaba a llenar el Martearena, las tribunas muestran uno que otro claro. Pero la escena transmite algo muy distinto a la apatía que mostraron el “Bicentenario” de Catamarca, el “José Fierro” de Atlético y el “Mario Kempes” hace dos meses. Sí, no se puede comparar una ventana con un Rugby Championship, pero hay algo más. Después de lo que se vio en el partido de ida, hay fe de que Los Pumas le pueden ganar por primera vez en la historia al segundo mejor seleccionado del mundo. Y por eso se bancan el sol en la frente los que no están en platea. Los tries de Cubelli y Tuculet hacen que haber pagado la entrada haya valido la pena. El penalazo de Bosch desde media cancha pone a todo el mundo de pie, porque sólo faltan 4’. Pero el árbitro Walsh le pone el cepo a la ilusión con un fallo del que se hablará inútilmente toda la semana. En algún lugar de la tribuna, Stefan, Gemma y Tarryn suspiran aliviados. Ahora tienen otro motivo para seguir poniendo en práctica la única frase que saben decir bien en castellano.

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