Del primero, nunca te vas a olvidar

Del primero, nunca te vas a olvidar

Lateral desde la izquierda. Orlando tiene más dientes que fuerzas para lanzar la pelota. Todavía no sabe que el resto de su vida le dirán “Conejo”. Tampoco le importa. La tribuna lo apura. El partido está dos a uno. Los pronósticos anticipaban una derrota. Era lógico: quinto grado tiene que perder con sexto grado. Además es el primer partido. Y, los debut siempre dan miedo. Y cuando te tiemblan las piernas, la pelota empieza a tiritar como si tuviera frío.

El estadio está lleno, la tribuna viva al más débil. Se viene el lateral y el patio del colegio vibra como el Maracaná. Por aquella época las baldosas rojas se sienten como una acolchada gramilla. Y el “Conejo” finalmente tira el lateral desde la derecha, sí, ahí, casi a los pies del Discóbolo. La pelota hace una parábola y no queda otra que pegarle de volea, sí, con la zurda. El arquero vuela y parece más flaco y más largo que de costumbre. Después terminaría dedicándose al básquet. Se hace finito mientras la pelota se agiganta y toca la red.

Euforia. Todos te abrazan, hasta el que te quiso pegar la semana pasada. Y soñás, te imaginás que unos minutos más tarde te van a dar el balón de oro o por lo menos el Olimpia de Oro. Ni hablar de la puntuación que te pondrán en El Gráfico. Qué importa que el lunes haya prueba de Geografía, o que te hagan pasar en Historia. Nada es tan grande, tan lindo. Le estamos empatando a sexto grado, en el debut. Increíble. Nadie ha escrito una historia igual. Y, finalmente, el árbitro tocará el silbato último. El resto de la semana vas a caminar más ancho, más grande, más feliz.

El primer gol no se olvida jamás, ni cuando dejás de soñar.

Temas Tucumán
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios