Vigencia y obsolescencia de Cortázar

Vigencia y obsolescencia de Cortázar

24 Agosto 2014
¿La vigencia de la obra de Julio Cortázar, a la luz de nuestros días, es total?

¿Quedaron algunos elementos de su literatura obsoletos ante el paso de estas últimas décadas o su clasicismo es tan consolidado que no es lícita esta pregunta?

La innovación y experimentación permanente en los textos de Cortázar, o como él mismo las llamara “tentativas literarias”, dieron frecuentemente resultados geniales, pero ¿ha conservado frescura y actualidad ese mundo extraño, tejido de bohemios cincuentones, de escritores ignotos, de boxeadores postrados, de niños mascullantes, de novios surrealistas, de enigmáticos paranoicos?

Los muchos inventos o juegos formales del escritor que cuajaron con excelencia en su consagrada Rayuela, en virtud de su calidad, del contacto con lo humano, perviven.

Por otra parte, algunos pocos han llegado a decir que parte de su creación quedó un tanto añeja. Más allá de los críticos furibundos como César Aira, quien viera en el “mejor Cortázar a un mal Borges”, algunos otros lo acusaron de banal y facilista.

En cierta cumbre de intelectuales escuché la siguiente condena:

-No me gusta Cortázar, no me gusta eso de que “hoy me siento un cenicero lleno de puchos o una botella de ginebra vacía, cosas así...”

Sin reparo a lo anterior, que es una apreciación de estilo y no de vigencia, quizá hay un elemento que, de un modo lateral, ha quedado o quedará un tanto anacrónico: es el sesgo ideológico de una parte de su obra. Lo universal, lo imperecedero, no se subordina a partidos políticos ni corrientes sociológicas ni económicas. Como ejemplo basta el hecho de que Hobbes y Locke, aunque contrarios en muchos puntos, dirigen sus teorías políticas hacia el mismo fin, el correcto orden de la sociedad. Es decir: los principios filosóficos en que se basan esas teorías son universales, no la aplicación de una u otra.

Por otra parte, la fuerza individualista, subjetiva, intensamente psíquica de muchos personajes forjados por Cortázar, es uno de los elementos que han quedado vivientes en su obra y en la cultura, y al estar anclados en el misterioso caldo del alma humana, y así seguirá.

En la cultura actual

Rayuela es la más famosa novela de Cortázar, en ella se consolidan rasgos universales y por eso siempre vivos de sus personajes: es el rumiante psíquico, el haragán obsesivo, el místico intelectual, el argentino nostálgico pero voluntariamente exiliado, el chamán de sí mismo que busca la verdad detrás del velo de cosas cotidianas, esa verdad de la existencia que La Maga percibe con la simpleza de la intuición o del desdén.

Ese Cortázar ha influido fuertemente en la cultura, ha forjado nuevos escritores descontracturados con las formas clásicas; ha entusiasmado también a una nueva clase de lector, un lector distendido, cuyo desconocimiento de conceptos filosóficos o históricos no necesariamente restringe demasiado el acceso a su lectura, porque entre mates y cigarrillos, entre botellas vacías y afiches callejeros, se sumerge de lleno en el asombroso mundo cortazariano.

Finalmente, una de las evidencias más patentes de la influencia de Cortázar es la proliferación de Magas en el público femenino. Aunque en realidad no se trate de Magas sino de fanáticas de La Maga que son también fanáticas de las artes plásticas y la danza, lo cual es ciertamente contradictorio; pero que prueba la constante presencia de Cortázar en la cultura actual.

(c) LA GACETA

César Di Primio - Autor del blog de LA GACETA Ensalada Cesario

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