Szifrón: “siempre existe la fantasía de perder el control”

Szifrón: “siempre existe la fantasía de perder el control”

“Reprimirse conlleva un costo altísimo”, apunta el director y guionista

21 Agosto 2014
“La invitación que le hago al espectador es abandonarse a esa perdida de los estribos e ir más allá, aventurarse hacia el deseo y el impulso más primitivo”, afirma Damián Szifrón. Durante el proceso de escritura de “Relatos salvajes” él se preguntó una y otra vez: ¿qué pasaría en la realidad si alguien rompiera esos límites?

“Uno se reprime como ciudadano muchas veces por día. Estamos midiendo las consecuencias de cada uno de nuestros actos, calculando sus consecuencias -añadió-. La vida de la gente en sociedad no es en libertad, sino muy controlada, y por eso está la fantasía de perder el control y responder a las cosas que nos ocurren”.

El carácter subversivo de “Relatos salvajes” se manifiesta especialmente en el episodio protagonizado por Ricardo Darín, quien encarna a un ingeniero especialista en explosivos. Cansado del abuso impune al que se ve sometido por los agentes municipales que se llevan su auto con cualquier excusa y luego le cobran multas imposibles, decide hacer justicia por mano propia.

En ese sentido, Szifrón aclaró: “cuando escribía la película no me cuestioné mucho la polémica que podría generar sobre ese tema. No tuve tiempo de cuestionarme eso, pero desde ya la película no tiene ninguna intención de ser una apología de la violencia por mano propia”.

“Relatos salvajes” vio la luz al cabo de varios años en los que Szifrón paró la máquina, se bajó del éxito de sus programas de TV (“Los simuladores”, “Hermanos y detectives”) y delineó sus próximos pasos. Ahora está lleno de proyectos, entre ellos un western y una película de ciencia ficción.

“Estos cuentos cinematográficos los escribí de manera catártica y muy automática. Hace muchos años experimenté una serie de episodios de estar al límite y perder el control, lo cual puede haberme influido -apuntó-. En aquellas ocasiones me conecté con el placer de defenderme, cosa que uno generalmente no hace. Reprimirse tiene un costo altísimo, conlleva un sacrificio psicológico tremendo y puede traer consecuencias graves”.

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