En el ex Provincial ya no hay ambulantes; quedan manteros

En el ex Provincial ya no hay ambulantes; quedan manteros

Dos policías custodian la zona para evitar la instalación de ambulantes. Pero siguen las “saladitas” de los fines de semana-

DUDOSA PROMESA. Al fondo quedan las estructuras metálicas que colocó un grupo de vendedores ambulantes para instalarse en Alsina al 600. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso DUDOSA PROMESA. Al fondo quedan las estructuras metálicas que colocó un grupo de vendedores ambulantes para instalarse en Alsina al 600. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso
21 Agosto 2014
Los vecinos de la abandonada estación de trenes El Provincial están más tranquilos, pero no bajan la guardia. La Policía custodia mañana, tarde y noche el predio para evitar que un grupo de vendedores ambulantes que fueron desalojados del centro se instalen allí. Estas personas pretendían ocupar esa zona bajo la supuesta protección de una funcionaria e, incluso, ya habían instalado una estructura metálica para la construcción de más de 50 puestos. Hasta ahora, eso no ocurrió. Pero, en cambio, en el inmenso predio ferroviario de Roca al 700 hay cada vez más manteros y sus ferias de ropa usada ya no sólo se realizan los sábados y los domingos; ahora arrancan los jueves y siguen todo el fin de semana.

El avance de un grupo de ambulantes sobre el inmueble de El Provincial ha quedado en una mera “tentativa” de ocupación, según Jorge Posse Ponessa, fiscal de Estado. El funcionario informó a este diario que el movimiento cesó hace unas jornadas, y que la Policía controla el acceso al predio que a fines del mes pasado había sido invadido por manteros y comerciantes informales.

“Por las dudas hemos presentado un pedido de desalojo en la fiscalía de turno (a cargo del fiscal Washington Navarro Dávila), que activaremos si es necesario”, añadió Posse Ponessa. De la intentona sólo queda una serie de estructuras metálicas que los supuestos ocupantes habían levantado sobre la calle Alsina y que serán retiradas oportunamente, según el abogado.

Los vecinos confirmaron que los ambulantes desaparecieron, pero sostuvieron que los manteros continúan con sus “saladitas” sin que nadie se los impida.

“No sabe cómo dejan todo esto”, señala con el dedo una vecina. “Están todo el día, desde las 9.30 hasta la noche de corrido. Los pañales, las bolsas de plástico y las cajas donde traen la mercadería quedan desparramados en la vereda. ¡Es una inmundicia!”, acompaña con el gesto María de Jerez, que vive a una cuadra de Roca al 700 y que está indignada con la presencia de los manteros. “Ocupan tres cuadras, Roca al 700 y las dos paralelas, Chacabuco y Ayacucho”, agregó.

Disminuyeron los robos
“Aquí hacemos guardia las 24 horas. Ningún vendedor ambulante se puede acercar. Los profesores de las dos escuelas de las esquinas (las de sordos y la de no videntes) están agradecidos con nosotros porque dicen que han disminuido los robos”, cuentan satisfechos el sargento César Concha, y el agente Miguel Zamorano. Se movilizan a caballo.

En la marcha y contramarcha no quedó claro quiénes eran los ambulantes que reclamaban trabajar en El Provincial, puesto que el Sindicato de Vendedores Ambulantes de la República Argentina (Sivara), cuya regional Tucumán está a cargo de Luis Fernando Ocampo, precisó que no apoyaba la instalación de puestos en la ex estación. “Esa gente no representa al Sindicato ni a los vendedores; de hecho, muchos de ellos ni siquiera eran ambulantes del micro y macrocentro (expulsados a comienzos de este año). Claudio Robledo (quien estaba al frente del grupo) ya no pertenece al Sindicato”, aseguró Ocampo, que se presentó el 29 de julio pasado en este diario para dar su versión de los hechos. Un día antes, LA GACETA había informado que Robledo estaba en El Provincial, que se proponía armar una feria con 120 puestos y que confiaba en obtener el apoyo del gobernador José Alperovich.

“Esperamos la pronta respuesta del Gobierno, más precisamente de Carolina Vargas Aignasse (secretaria General de la Gobernación), para que nos dé el visto bueno para instalarnos acá”, había dicho Robledo en aquella edición.

En el ruinoso edificio de la ex estación, protegido por la ley de Patrimonio Cultural, todavía viven varias familias. Miguel Iñigo, que tiene una carpintería hacia la calle, sale al encuentro de LA GACETA con su décimo hijo en brazos, que nació el sábado. Muestra un papel donde figura de orden de desalojo mediante oficio 1.361: “dicen que nos van a dar una casita del Instituto de la Vivienda. Nosotros más que nadie queremos un lugar donde ir”.

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