Chelo y piano, esta noche, en el Virla

Chelo y piano, esta noche, en el Virla

Carla Aguilera y Jeff Manookian se presentan desde las 22.

16 Agosto 2014
“Mi madre me llevó al Conservatorio y me mostró dibujos de los instrumentos. Yo tenía ocho años y elegí el arpa, pero en ese momento no había maestro así que opté por el violonchelo”, recuerda Carla Aguilera sobre por qué toca ese instrumento.

Estudió con una lista de maestros y a los 14 años la nombraron revelación en el Conservatorio. Debutó como solista con la Orquesta Juvenil, interpretando Vivaldi. Luego entró por concurso en la Orquesta Sinfónica de la UNT, donde alterna ser música de fila con actuaciones como solista, y también con la Orquesta Estable de la Provincia. “Me quedé en Tucumán porque formé una familia muy joven. Todos somos músicos: mi marido toca en la orquesta y mis hijos son chelistas”, cuenta.

A dúo con Manookian
Aguilera Actuó bajo la dirección de Eduardo Alonso Crespo, Daniel Massa, Miguel Gilardi, Roberto Buffo y Jeff Manookian. Tocó música de cámara con Celina Lis, Oscar Buriek, Roberto Buffo, y ahora, a dúo, con Manookian.

Actualmente Manookian dirige la Orquesta Estable de la Provincia pero antes condujo unas 25 orquestas sinfónicas y coros internacionales. Es compositor y es destacada su labor como pianista, como solista con orquestas sinfónicas y en recitales, y ganó competencias internacionales.

“El dúo se concretó este año, con un recital debut en el Foyer del San Martín, y esta es nuestra segunda presentación -informa Aguilera-. No tenemos nombre como dúo, pero Jeff y yo nos llevamos de maravilla, como si tocáramos juntos de siempre. Es difícil encontrar un compañero así, me ha sorprendido su ductilidad y compañerismo”.

Esta noche, a las 22, en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265), interpretarán Chant Du Menestrel, de Alexander Glazunov; Mon coeur s’ouvre á ta voix, de Camille Saint Saëns; Fantasiestucke Op.73 de Robert Schumann; Sonatina para cello y piano, de Zoltán Kodaly, y en primera audición la Sonata para piano y chelo, de Dimitry Shostakovich.

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