Un crimen ignominioso y el lugar de la injusticia

Un crimen ignominioso y el lugar de la injusticia

Mauvignier pone en escena las contradicciones de la vida contemporánea

DESENCAJADOR. Mauvignier interroga sobre el lugar de la injusticia sin golpes bajos. DESENCAJADOR. Mauvignier interroga sobre el lugar de la injusticia sin golpes bajos.
17 Agosto 2014
NOUVELLE

LO QUE YO LLAMO OLVIDO

LAURENT MAUVIGNIER

(Anagrama - Barcelona)

¿Cómo se conforman los recuerdos? ¿Cómo se elabora el duelo por una muerte injusta? Estas preguntas suenan de fondo en el relato ágil que estructura Lo que yo llamo olvido. El texto, escrito con un ritmo trepidante, sin cortes ni pausas, cuenta la historia de un crimen ignominioso. Aunque no es una novela policial, Mauvignier narra con pericia cómo unos policías matan a un joven que entra a un supermercado y roba una lata de cerveza. 

El narrador, según podemos deducir de la lectura, es uno de los hermanos del muerto. El que narra no ahorra su perspectiva sobre el mundo cínico e injusto en el que el ladrón es asesinado en un acto súbito y secreto. ¿Quiénes pueden juzgar a los que roban por sed? El narrador parece decirnos: la falta de trabajo y los deseos incumplidos de un sector marginal corren parejos en los andariveles del capitalismo. Francia produce lujo, status quo y marginalidad.

¿A quién le importa el asesinato violento de un joven en el patio trasero de un supermercado? ¿Le importa a su familia? ¿Qué es la muerte en el postcapitalismo?

Laurent Mauvignier arma un potente monólogo interior, al modo de Faulkner, y pone en escena las contradicciones de la vida contemporánea. Los policías, el juez, el fiscal, la víctima, los hermanos, el jefe de uno de los hermanos, son sopesados por la lupa despiadada y cínica del narrador. Todos son cómplices en un mundo perverso y despótico.

La novela plantea, en sordina, preguntas sobre el lugar de la injusticia. Sin golpes bajos, abre una manera de pensar la crueldad en el siglo XXI. Cuento largo o novela corta, Lo que yo llamo olvido habla de la frágil memoria en el presente.

¿Un robo menor y un crimen anónimo pesan lo mismo en la balanza contradictoria de la sociedad contemporánea?

© LA GACETA

Fabián Soberón

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