Los chicos crecen, pero siempre serán niños

Los chicos crecen, pero siempre serán niños

“El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos... vamos viviendo, viendo las horas que van muriendo”, dice la letra de la canción de Silvio Rodríguez. Y hay momentos en los que uno comprueba que la vida pasa a toda velocidad. Como si alguien encargado de conducir nuestros destinos estuviera dispuesto a pisar el acelerador a fondo, sin brindarnos la pausa necesaria. En esa alocada carrera, donde las vueltas se acumulan casi sin que uno pueda percibirlo, el final parece lejano pero uno nunca sabe cuándo le mostrarán la bandera a cuadros. En medio de tanto vértigo, llegan momentos como los vividos ayer para hacernos entender que no sólo nos vamos poniendo viejos. También los chicos crecen. Aquellos niños traviesos que nos hacían correr los primeros días de agosto buscando el juguete de moda, ese que generalmente cuando lo pedían ya estaba agotado en las jugueterías, ya son adolescentes. Empiezan a buscar su propio destino, a construir su futuro.  Sin embargo la transformación no los hizo perder las ganas de seguir sintiéndose niños. 

Aunque las celebraciones del Día del Niño ya no serán como antes, siempre es grato compartir ese momento con nuestros hijos. Dejar de lado las obligaciones, hacer un cambio de marcha para bajar la velocidad, entrar a boxes y cargar combustible. Ya no hay plazas, peloteros ni juguetes. Pero la sensación sigue siendo la misma. Mientras nosotros nos vamos poniendo viejos, nuestros hijos crecen. Sin embargo, en nuestros corazones, ellos siempre serán niños

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