La protección patrimonial de los Talleres Ferroviarios

La protección patrimonial de los Talleres Ferroviarios

08 Agosto 2014
Dejaron una huella imborrable en la historia de Tafí Viejo. Durante seis décadas fue el motor laboral y económico de esa ciudad, que dejó de ser sinónimo de vagones y locomotoras para convertirse en sinónimo de limón. Tras frustrados intentos de resucitar un pasado glorioso, los Talleres Ferroviarios siguen siendo un ícono de esa comunidad. Una buena noticia trajo el martes que pasó.

La Comisión Provincial de Patrimonio firmó la “protección preventiva” para la totalidad del complejo ferroviario, que tiene la finalidad de recuperar y conservar espacios y objetos. El presidente de la Asociación Amigos del Museo dijo que quieren que se conserve principalmente dos bibliotecas, un salón cultural, el mismo museo, así como la Calle de la Memoria, que rinde homenaje a los ferroviarios desaparecidos durante la última dictadura militar.

La convivencia del museo con los 115 operarios que trabajan actualmente en el complejo es un punto de interés para la Comisión de Patrimonio. “Estamos frente a un museo vivo, el único de nuestra provincia y uno de los poquísimos que hay en el país. En un museo de estas características se crea una dinámica muy especial entre la historia y el presente de los Talleres”, dijo la directora provincial de Patrimonio.

El tesorero de la Asociación de Amigos dijo que en la actualidad se emplean dos de las 22 hectáreas. “En la parte que no está activa habían quedado muchas cosas que hablan del trabajo y de la gente de Tafí. Por eso comenzamos este camino de conservación, armamos el Museo y la misma gente del pueblo contribuyó acercando las pocas o muchas cosas que tenían en sus casas como recuerdo de algún familiar ferroviario”, señaló el ex ferroviario.

Los Talleres, uno de los más grandes de Latinoamérica, fueron inaugurados el 25 de mayo de 1910 por el gobernador Próspero Mena. Su construcción se inició en 1902. Se invirtieron $5,5 millones para erigir los edificios y $1,1 millón en maquinarias. Su chimenea de 52 metros de alto por ocho de diámetro presidió durante años la ciudad. En la década de 1950, trabajaban 5.663 personas, se fabricaban por mes 24 vagones de carga, 11 coches de pasajeros y dos locomotoras a vapor, y cinco toneladas de repuestos. Se construyeron allí el primer tren presidencial y los primeros vagones con aire acondicionado. Los talleres dejaron de funcionar en 1977 durante la última dictadura militar y fueron reabiertos con la llegada de la democracia, por el entonces presidente Raúl Alfonsín en 1984. Fueron transferidos a la provincia en 1994 y un año después, durante la gobernación de Antonio Bussi, fueron cerrados. Néstor Kirchner anunció su apertura parcial en 2003.

En 2011, señalábamos que en el inmenso predio solo quedaban restos de galpones herrumbrados, que iban siendo destechados minuciosamente, restos de locomotoras a las que se les han aflojado las tuercas para robarles el cobre y el acero de sus estructuras.

Sería positivo si a esas 20 hectáreas sobrantes se les diera alguna utilidad significativa. Se podría efectuar un concurso de ideas y proyectos a nivel provincial o nacional. Por ejemplo, podría levantarse una suerte de ciudad para los niños o un emprendimiento similar al de Tecnópolis. De ese modo, Tafí Viejo podría convertirse en un polo de la ciencia, el arte, la tecnología y el entretenimiento para los tucumanos y nuestros visitantes.

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