Vivir en los límites entre la ciudad y las comunas: ¿quién se hace cargo?

Vivir en los límites entre la ciudad y las comunas: ¿quién se hace cargo?

Los vecinos que residen en los límites de la Perla del Sur viven confundidos y tienen problemas con la seguridad, el alumbrado público y otros servicios. No saben a quién reclamarles sus inquietudes

OLVIDADOS. Así se sienten los vecinos de Iltico, a 5 km de Concepción. OLVIDADOS. Así se sienten los vecinos de Iltico, a 5 km de Concepción.
06 Agosto 2014
Hace dos años, a Sandra Díaz le ofrecieron un terreno muy accesible, rodeado de un hermoso paisaje, y a pocos minutos del centro de Concepción. Ella, que hasta entonces vivía en San Miguel de Tucumán, no dudó en mudarse al sur, cerca de sus familiares. Los problemas empezaron poco después: ese lugar -que Sandra consideró ideal para criar a sus tres hijos- no tiene recolección de residuos, la calle es un barrial y cuando se hace de noche se convierte en una boca de lobo.

Pero hay más: después de 24 meses en su nuevo domicilio Sandra aún no sabe con precisión dónde vive. Cuando le preguntan la dirección, tiene que hacer un mapa. Los detalles son: pasaje sin nombre, barrio Los Vega, pasando la entrada a “Señor de los Remedios”, a 45 metros de la ruta 329 (al este de Concepción).

Otra gran sorpresa se llevó Díaz cuando comenzó a reclamar los servicios que necesitaba para vivir (seguridad, agua, luz, recolección de residuos) y que algún organismo oficial debería brindarle. En la municipalidad de Concepción le pusieron los mapas sobre la mesa. Ahí se enteró que vivía justo en el límite del municipio, pero que según los planos su casa pertenecía a la comuna de Medinas. “¿Comuna de qué?”, preguntó. Nunca la había sentido nombrar. No tuvo más opción que subirse a la moto y recorrer varios km hasta llegar a destino. Ahí, en una casona antigua de la histórica ciudad de Medinas, tampoco encontró respuestas: “en la comuna me dijeron que lamentablemente no me podían ayudar”.

Si bien el domicilio pertenece a Medinas y ella vota para esa comuna, cuando llega la boleta de la luz el domicilio está en Concepción. “Lo más gracioso es que en esta boleta dice que pago alumbrado público, pero vivo a oscuras porque nadie se hace cargo de poner un foco”, cuenta Sandra, de 44 años. Es perseverante, tiene el hablar pausado y ojos negros, profundos. “Ya les dije a mis vecinos: si nadie nos quiere vamos a hacer nuestra propia comuna. Se llamará comuna de los Vega”, bromea.

Casi todos en del barrio Los Vega se enteraron por Sandra que sus casas no pertenecían a Concepción. La mayoría se anotó con domicilio en La Perla del Sur y nunca imaginaron que vivían justo en el límite de esa ciudad con villa de Medinas.

Según la ley 5.530, el límite este de la Perla del Sur es un camino vecinal que corre de norte a sur por la zona conocida como San Ramón, hasta la ruta 329 que conduce a Villa de Medinas. Quienes habitan del lado este de San Ramón viven en el territorio de la comuna y los que tienen sus casas al oeste del camino viven en la jurisdicción de Concepción. No importa de qué lado estén, los vecinos, como Rosa Saleme, Julia Romano y Cristian Sánchez, aseguran que vivir en el límite es igual a quedar en el olvido y que cada vez que aparece un inconveniente lo mejor es no recurrir a nadie.

Este problema se extiende desde la entrada del Señor de los Remedios hasta pasada la nueva traza de la Ruta 38. “Originariamente ese sector corresponde a la comuna de Medinas. Pero esa gente se siente más de Concepción. Tienen sus domicilios en ese municipio, en Los Vega. Incluso votan para esa ciudad. Sólo nos computan de esa zona nueve o diez votos. A nosotros nos queda bastante lejos para atender sus necesidades. Pero eso no sería un problema. Lo que pasa es que la Municipalidad ya les brinda servicios. Nos corresponde a nosotros, pero Concepción desde hace años se hace cargo. No es algo nuevo”, expresó Adolfo Arias, delegado comunal de Medinas.

No sólo al este de Concepción, los vecinos se sienten que viven en “tierra de nadie”. También en los límites oeste y sur hay barrios que sufren los efectos de ser el “jamón del sándwich”. Un caso es Iltico, en el límite con Alpachiri, y el otro es el barrio Alvear, pegadito a Alto Verde.

En el día a día esta situación no les genera muchos problemas a los vecinos. Los dolores de cabeza llegan cuando deben hacer algún reclamo o radicar una denuncia policial.

Inseguros

Al oeste del barrio Alvear, la calle Vicente López y Planes es un lugar solitario. Hay tierra húmeda y pozos de agua que las últimas lluvias han dejado como recuerdo. No hay veredas, tampoco árboles. Hay postes de alumbrado público pero siempre están apagados. Ahí en medio de la cuadra está la vivienda de Rossana Videz de Domínguez. Tiene 43 años, es ama de casa y madre de cuatro hijos. En esta pequeña construcción, mezcla de material y madera, la familia se encierra cada día después de las seis de la tarde. Al igual que sus vecinos, tienen mucho temor de que algo pueda pasarles.

El barrio Alvear, uno de los primeros de Concepción, está ubicado justo en el límite sur del municipio. Una acequia los separa de la comuna de Alto Verde. Para llegar, hay que pasar frente al ingenio La Corona. El humo blanco sale de las chimeneas y se adueña del cielo. El olor a vinaza es repugnante. Pero a los vecinos eso no les aflige. Sí, los robos.

“El tema es que aunque estamos en Concepción, no compartimos la misma jurisdicción policial. Dependemos de la Policía de Alto Verde, una comisaría muy pequeña, ubicada a dos km de aquí, sin personal ni móviles. O sea, estamos totalmente desprotegidos”, cuenta Rossana.

“Dormimos con un ojo abierto”, añade Jorgelina Carrizo, dueña de un almacén. Una vez entraron a robar en su negocio. Después, le sacaron la moto a su hija. “Fuimos a la comisaría de Concepción a hacer la denuncia, de ahí nos mandaron a Alto Verde. Cuando llegamos, ni siquiera tenían papel”, comentó. “Cuando ves movimientos raros y buscás ayuda se empiezan a pasar la pelotita. Los policías de Alto Verde no pueden venir: no tienen móviles y hay uno o dos policías por guardia”, resalta Juan Valdez, de rasgos marcados, cejas tupidas y manos agrietadas. Su casa data de 1921. Durante muchos años, fue empleado del ingenio. Ahora que tiene 68 está jubilado. “Las cosas no eran así antes. Había más seguridad. Mis hijos se criaron en la calle y ahora no hay más niños jugando por las tardes”, lamenta. Y concluye: “entre el Alvear y el barrio Policial que está acá al lado somos 7.000 vecinos. Ya deberíamos tener un destacamento policial”.

Ayuda policial.- “El barrio Alvear es una zona con mucha población y necesita presencia policial. Es cierto depende de la comisaría de Alto Verde y también es cierto que esta dependencia policial no tiene muchos medios: no cuentan con camioneta y tienen uno o dos policías por guardia. Es por eso que siempre estamos colaborando, recibimos denuncias y actuamos en esa zona, la recorremos todos los días”, expresó el jefe de la comisaría de Concepción, comisario Marcos Barros. Dijo que es una situación que se repite en muchos sectores del sur provincial. “Por eso, las grandes comisarías siempre estamos reforzando el trabajo de las demás dependencias policiales”, precisó.

Otro caso: el barrio San Roque (foto)- Al Norte de Concepción, pasando el río Gastona, se encuentra el Barrio San Roque. Este barrio pertenece a la jurisdicción de Arcadia. Hace hace uno o dos años, casi todos los vecinos tenían radicados sus domicilios en Concepción y aseguraban pertenecer a esa localidad. Ahora, la gran mayoría hizo cambio de domicilio. No obstante, los residentes de la zona sostienen que por vivir en el límite no son atendidos debidamente. “El servicio del agua es muy deficiente. También sufrimos mucha inseguridad. Pertenecemos a la comuna de Arcadia, pero pasamos más tiempo en Concepción por cuestiones de salud y educación principalmente”, explicó Gladys Rosales, vecina de la zona.

Cuestión de límites- Los concejales de Concepción reciben reclamos a diario de personas que viven en zonas límites de la ciudad y piden que mejoren los servicios en la zona. “Presentamos proyectos para atender problemas concretos: arreglos de calles, alumbrado, la reparación de un puente peatonal, entre otros. Algunos son aprobados y otros no. A veces priman las cuestiones jurisdiccionales. Me parece que fuera de esa cuestión de límites, a la gente hay que darles soluciones, más si están ahí en los bordes de la ciudad. No podés decir acá termina mi ciudad y punto. Una municipalidad que tiene más recursos puede colaborar con una comuna. No ayudar es un egoísmo tremendo; es sólo pensar en los votos”, consideró el concejal radical Carlos Olarte.

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