La vieja 38 entrampa con rastras; la nueva, con exceso de velocidad

La vieja 38 entrampa con rastras; la nueva, con exceso de velocidad

Una comparación de la vieja y la nueva ruta 38 para entender por qué sigue siendo tan peligroso viajar por estas carreteras. Una es nueva y está en perfecto estado. Pero los conductores aprietan demasiado el acelerador. En la otra, las rastras no dan respiro

NUEVA Y VIAJA. La ruta 38 en sus dos versiones. NUEVA Y VIAJA. La ruta 38 en sus dos versiones.
30 Julio 2014
A Mirta Armella la salvó el airbag. Pudo haber sido más grave, dice la doctora mientras inclina la cabeza y se queda pensativa. Los recuerdos del choque están intactos en su mente. Era noviembre de 2012 y ella, que es vecina de Concepción, viajaba a la capital. Un colectivo se cruzó en su camino. No pudo evitar el impacto. Por suerte - evalúa ahora- sólo sufrió lesiones en un brazo. 

Le quedó el miedo. Por eso, ahora sólo viaja lo justo y necesario. Confiaba en la nueva traza de la ruta 38. Pero justo ahí fue donde casi pierde la vida. “La altísima velocidad con la que circulan los vehículos y los sobrepasos arriesgados son tan peligrosos en esta ruta como lo son las rastras en la vieja 38”, evalúa la pediatra del hospital regional Miguel Belascuain.

Hace cuatro años muchos vecinos del sur provincial, especialmente los que viajan seguido a la capital, se sintieron emocionados y aliviados con la inauguración del tramo de la nueva ruta 38 que une Famaillá con Concepción: son 46 kilómetros de pavimento en perfecto estado y en el cual están prohibidas las rastras cañeras. El tramo que une la Perla del Sur con Aguilares se sumó desde el año pasado (7,2 km más).

La pesadilla de la “ruta de la muerte” había quedado atrás para muchos. Sin embargo, más que la seguridad, los automovilistas priorizaron su necesidad de llegar muy rápido a destino. “Hasta los spots publicitarios hablaban de esta ventaja. Decían: ‘ahora, estamos en 35 minutos en Tucumán’. Es una locura que incluso se contradice con la ley. Esto es una ruta y no una autopista. Son casi 80 km de Tucumán a Concepción. Es imposible, si se respeta la velocidad reglamentaria (110km/h), hacer ese recorrido en poco más de media hora”, señala el emergentólogo Juan Masaguer. 

Precisamente, los excesos de velocidad aparecen en casi todos los accidentes que suceden en esta variante de la ruta 38. En la actualidad se ha vuelto bastante insegura. Lo dicen los médicos y también los Bomberos Voluntarios de Concepción, presentes en la mayoría de los choques.

“Hay menos siniestros que en la vieja 38. Pero cuando los hay, siempre son graves. La imprudencia y el exceso de velocidad ya se han cobrado muchas vidas en una ruta que supuestamente debería ser más segura”, sostiene Luis Eduardo Figueroa, a cargo del cuartel de voluntarios de Concepción.

Las escenas que suelen encontrar sobre la nueva 38 los bomberos son vuelcos, choques ocasionados por sobrepasos y despistes. 

“Van a 140 o a 150 km/h y, a esa velocidad, cualquier maniobra es un problema grave”, sostiene.

Atentos
Las dos rutas 38 que conectan la capital con el sur presentan realidades muy diferentes. Pero tienen algo en común: son caminos de alto riesgo, que exigen a los conductores estar más que atentos.

Durante un recorrido  desde la capital hasta Aguilares por la nueva 38 se posible encontrar autos, camionetas, colectivos, camiones y casi ninguna motocicleta. Hasta Concepción, se hallará pocos rodados: en promedio de apenas un auto cada 500 metros. El tramo que une la Perla del Sur con Aguilares es el más utilizado por estos días. 

En general, es un camino tranquilo la mayor parte del tiempo. Eso sí, casi ningún auto acata la orden de andar a 110 km/h. Todas las ruedas giran a un promedio de 130 km/h. Algunos pasan como cortando el aire, a más de 150 km/h. “Yo voy a 90 o a 100 km/h y hay vehículos que me duplican en velocidad, me pasan como poste enterrado en el suelo”, describió recientemente monseñor José María Rossi, de la diócesis de Concepción, quien recorre la nueva 38 a menudo.

“Me llaman la atención la cantidad de animales muertos que hay sobre la ruta. Los autos ni frenan cuando los ven”, cuenta la licenciada Fabiana de Paul, una psicóloga que todos los días recorre la 38 nueva por cuestiones de trabajo. Hace un año, cuando empezó a viajar seguido, lo primero que hizo fue comprarse un auto que tuviera airbag. “Veo mucha imprudencia”, acota.

En las zonas de curvas, los conductores se adelantan desafiando las dos rotundas líneas amarillas que lo prohíben. Hay más: muchos vehículos no llevan las luces encendidas. Pero nadie controla ni sanciona estas faltas. Tampoco el exceso de velocidad. En ningún lado del trayecto nos cruzamos con patrulleros o puestos fijos de control. 

Tampoco se ven operativos sobre la vieja ruta 38, un camino que se asemeja más a una avenida interpueblos que una carretera. Tiene sus banquinas colmadas de motos y ciclistas, una calzada infestada de rastras cañeras, de autos rurales compartidos que paran en cualquier parte y de colectivos interurbanos. Vehículos de todo porte que entran y salen constantemente de distintos caminos que conducen a fincas, caseríos, comunas y municipios.

La vieja 38 no ha notado ningún alivio desde que se inauguró la variante. Los conductores que a diario la recorren lo saben bien. “Esto sigue siendo un infierno, especialmente en épocas de zafra”, explica Juan Luis Roque. Es comerciante y distribuidor de mercadería. “No me gusta la nueva traza porque me tengo que desviar bastante. Además, la otra ruta es desolada y no tiene estaciones de servicio, ni señal de celulares ni nada. Si te pasa algo, que Dios te ayude”, sostiene. 

En general, el estado del asfalto en la vieja 38 es bueno desde Famaillá hasta Concepción. En algunos sectores, el pavimento tiene parches o está ondulado por el peso de los camiones. El problema principal siguen siendo las rastras cañeras. Son larguísimas. Ir detrás de ellas, a 20 km/h, genera impaciencia y enojos entre los conductores. Extensas filas de autos y colectivos se lanzan a sobrepasarlas ocupando ambos carriles en tiempos más que peligrosos. 

Desde Monteros hasta Alberdi, se encuentran los mayores riesgos. Por allí la 38 atraviesa ocho ingenios y las rastras aparecen desde todas partes. Muchas se cruzan imprudentemente y no están bien señalizadas. La quema de caña, que atenta contra visibilidad, completa este menú de riesgos a los que se exponen todos los días los más de 10.000 automovilistas que van y vienen  hacia o desde el sur provincial.

ÚLTIMOS ACCIDENTES

- Rastras.- Ya hubo cinco muertos por accidentes con rastras cañeras este año. El más grave ocurrió en la ruta 38. Fallecieron dos hermanos de Santa Ana que circulaban en una trafic cerca del ingreso a Concepción. Ocurrió el 1 de junio.

- Dos casos- El 6 de julio, un triple choque en la 38, a la altura de Arcadia, dejó 11 heridos. Ese día, un conductor perdió el control de su vehículo, chocó contra un árbol y murió. Sucedió en la 38, a la altura de la localidad de Donato Alvarez.

-  Otros hechos- El 1 de julio dos catamarqueños fallecieron en un triple choque en Alberdi. El 25 de junio, un hombre murió cuando cruzaba la ruta en Acheral y una semana antes un docente perdió la vida cuando su auto volcó a la altura del acceso a Aguilares. El 5 de marzo, en la nueva 38, a la altura de Villa Quinteros hubo otro trágico accidente.

POR LA NUEVA RUTA 38

- El estado del asfalto es bueno y parejo. Faltan carteles de señalización (se los roban, según Vialidad) y la banquina está en buen estado.

- La velocidad es un peligro constante. La mayoría de los vehículos circula a más de 130 km/h.

- No hay servicios: ni teléfonos de emergencia ni estaciones de servicio cercanas ni señal de móvil.

- Hay sobrepasos riesgosos: los conductores no respetan ni las dos líneas amarillas.

- Sitios donde ya hubo varios accidentes: a la altura de Villa Quinteros, de León Rougés y del puente sobre el río Seco.


POR LA VIEJA RUTA 38

- En general el pavimento está en buen estado, aunque en algunos tramos está gastado.

- Autos y motos se abren a la banquina o viajan directamente por ese espacio. Hay maniobras  muy arriesgadas para sobrepasar rastras.

- Circulan muchas motos, rastras cañeras y autos rurales en busca de pasajeros.

- Tiene 15 puntos negros (sitios con tres o más accidentes), entre ellos: el cruce con las rutas 325, 334, 308, 332, el ingreso a Concepción, la entrada a Nueva Baviera, el acceso a León Rougés y los puentes del Río Medina y del Río Chico.

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