Atlético: Imbert está ante el "momento" de su vida

Atlético: Imbert está ante el "momento" de su vida

El confeso hincha “decano”, se encuentra a horas de cumplir su sueño: jugar contra San Martín

ENTRE COMPAÑEROS. Sbuttoni, Valdez, Evangelista, Gómez, Etevenaux, Imbert, que tuvo su primera práctica ayer, García y Giménez culminan la segunda parte del entrenamiento táctico de ayer en el complejo. ENTRE COMPAÑEROS. Sbuttoni, Valdez, Evangelista, Gómez, Etevenaux, Imbert, que tuvo su primera práctica ayer, García y Giménez culminan la segunda parte del entrenamiento táctico de ayer en el complejo.
19 Julio 2014
Si el fanático tuviese la posibilidad de frotar la lámpara de la fortuna y quemar un deseo, ese, no tengan dudas, sería jugar un clásico contra el enemigo del barrio. El segundo, también fija, iría para asegurar la victoria, y el tercero, claro, vendría a colación del segundo: ganar en tierras hostiles y con un gol propio.

Juan Martín Imbert no necesitó pedir audiencia con un genio para llegar a estar a horas de cumplir uno de sus mayores sueños personales. En este rubro no cabe lo profesional, sí lo pasional. “Como hincha de Atlético que soy siempre quise jugar un clásico con San Martín”. Listo, el delantero desnuda un anhelo de la infancia. “De chico iba con mis amigos a la tribuna de la Chile a alentar al equipo. Es el partido que querés jugar toda tu vida”, explica el hombre que vino de Boca a Atlético a préstamo, y que revela tal necesidad de cruzarse con los de La Ciudadela como quien está a segundos de levantar la Copa del Mundo. A nadie le importa que el de mañana sea un choque de relleno para las estadísticas de los amistosos ganados, empatados o perdidos entre sí. Es un clásico. Y los clásicos se juegan a muerte sin importarle al protagonista si hay puntos o no de premio.

“En Buenos Aires se me hizo más difícil seguir al equipo, pero cuando Atlético iba me hacía tiempo para poder verlo”. Imbert no oculta ni medio gramo de amor a la camiseta. Él es un producto nato de pasión del Monumental. Un fanático. Su verba más bien tranquila puede engañar -la procesión va por dentro-; sus respuestas, no.

Juan Martín se sumó ayer al plantel; mañana no será titular, pero al menos irá al banco. Es más, está en condiciones de jugar los 90 minutos. “Vengo de tres semanas de trabajo fuerte en Boca, así que si el técnico me necesita, estoy a su disposición”, dice con toda claridad: si “Chulo” lo llama, él ya está en gateras y concentrado para gambetearse a medio estadio de Bolívar y Pellegrini. “Si me toca, estoy con muchas ganas”. No es un disco rayado Imbert. No. Está cerca de cumplir un viejo sueño personal. Lo suyo es ansiedad y motivación de las más puras y pasionales.

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