Por Carlos Páez de la Torre H
18 Julio 2014
JULIO ARGENTINO ROCA. El futuro presidente a los 23 años, cuando era capitán del Regimiento 6 de Infantería de línea. la gaceta / archivo
Es sabido que el coronel tucumano José Segundo Roca envió sus hijos a estudiar al Colegio de Concepción del Uruguay, en Entre Ríos. Entre ellos iba Julio Argentino, el futuro presidente, nacido en 1843. El 17 de febrero de 1861, escribía al “querido padre” respecto a su hermano Celedonio.
“Voy a comunicarle lo que hasta ahora no me atrevía a decirle; y es que Celedonio dos años ha perdido sin dar exámenes: el año que estuvo en la campaña, y este próximo pasado”, decía. El director del Colegio, doctor Larroque, “se ha cansado de lidiar con él y asimismo no ha querido estudiar”.
Agregaba: “esto a pesar, tata, que Celedonio es uno de los hijos que tiene el corazón más tierno; siempre que lo reprendía o le decía que iba a escribirle a usted que no estudiaba, se conmovía de tal manera que aún yo mismo no podía contener las lágrimas”.
Por eso le escribió, contaba, a su otro hermano, Ataliva, “que lo retuviera este año entrante. En primer lugar, M. Larroque se había cansado tanto con él, que dudaba si lo admitía en el Colegio; y en segundo lugar, estando un año al lado de sus hermanos mayores, vería lo que es el mundo y los desengaños y humillaciones que produce la ignorancia, y así le entraría amor al estudio”. El trabajoso Celedonio moriría en combate, en 1868, en la Guerra del Paraguay.
La gran tensión de ese año entre la Confederación y Buenos Aires, culminaría en la batalla de Pavón. “Le avisaré con tiempo que al más mínimo grito de guerra en el cual entre la provincia de Tucumán, nuestra querida patria, he de volar en su defensa, aún cuando sea el último soldado”, prometía Roca a su padre.
“Voy a comunicarle lo que hasta ahora no me atrevía a decirle; y es que Celedonio dos años ha perdido sin dar exámenes: el año que estuvo en la campaña, y este próximo pasado”, decía. El director del Colegio, doctor Larroque, “se ha cansado de lidiar con él y asimismo no ha querido estudiar”.
Agregaba: “esto a pesar, tata, que Celedonio es uno de los hijos que tiene el corazón más tierno; siempre que lo reprendía o le decía que iba a escribirle a usted que no estudiaba, se conmovía de tal manera que aún yo mismo no podía contener las lágrimas”.
Por eso le escribió, contaba, a su otro hermano, Ataliva, “que lo retuviera este año entrante. En primer lugar, M. Larroque se había cansado tanto con él, que dudaba si lo admitía en el Colegio; y en segundo lugar, estando un año al lado de sus hermanos mayores, vería lo que es el mundo y los desengaños y humillaciones que produce la ignorancia, y así le entraría amor al estudio”. El trabajoso Celedonio moriría en combate, en 1868, en la Guerra del Paraguay.
La gran tensión de ese año entre la Confederación y Buenos Aires, culminaría en la batalla de Pavón. “Le avisaré con tiempo que al más mínimo grito de guerra en el cual entre la provincia de Tucumán, nuestra querida patria, he de volar en su defensa, aún cuando sea el último soldado”, prometía Roca a su padre.
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