Por Guillermo Monti
14 Julio 2014
Se termina el primer tiempo suplementario y los hinchas están cantando el Himno. Es esa melodía sin letra que sale de la boca pero nace bien adentro, ahí donde se generan las emociones. Se trata de un instante bellísimo. Después Götze marcó ese gol que no olvidaremos jamás.
La foto no es de la Copa en alto, sino de la más extraordinaria movilización de la historia de nuestro deporte. La final se le escurrió al equipo, pero el Mundial lo ganó la hinchada. Decenas de miles de argentinos que cruzaron la frontera durante un mes y le robaron la fiesta a la tierra del carnaval. Nada menos.
"Brasil, decime qué se siente…" Es la música que simbolizará, desde hoy y para siempre, la aventura del corazón.
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