Por Roberto Delgado
13 Julio 2014
El conflicto universitario se esparció por la mesa de debate de la reunión de tapa del viernes en la redacción de LA GACETA.
- Los docentes deberían sentarse con las autoridades y con los padres a diseñar cómo salvar el año.
- Las autoridades deberían pensar en el problema y buscar salidas con los docentes y no meter a los padres como sus socios en el conflicto. Los docentes están cobrando sueldos de hambre y la negociación salarial en Buenos Aires ha sido tramposa.
- La Nación cerró la negociación. ¿La protesta es ilegal?
- Nadie la ha declarado ilegal. Pero la rectora da a entender que han sido considerados con los docentes al no descontarles el sueldo los días de huelga y que los que se perjudican son los alumnos.
- Si considera que no es justo, ¿por qué no acciona legalmente?
- Se escapan a su responsabilidad al decir que el problema es de Buenos Aires. El problema está acá. Y nunca se resuelve.
- Cada 20 de diciembre en LA GACETA publicamos un editorial sobre la necesidad de convocar a diálogo salarial antes de las clases. Jamás ocurre.
- Bueno... y al comienzo del año todos estaban en carrera electoral. En este país sólo se escucha el reclamo ante las medidas de fuerza. No podemos sacar el problema salarial docente de su enfoque. Ahora tratan de distinguir entre docentes vocacionales y docentes monetarios, como si fuera una verdad irrefutable que la cuestión salarial no afecta a la educación. Nada que ver. La mala paga, y sin solución, afecta cualquier trabajo.
-Pero ya estamos en una crisis sin fin. Hay padres que están sacando a sus hijos de las escuelas universitarias. Hay estudiantes que están perdiendo el año. Un año de sus vidas ¿Dónde está la salida?
El debate mostró a los protagonistas del conflicto docente como el superagente 86 Maxwell Smart y su jefe sentados en el Cono del Silencio, hablando a los gritos y dando razones sin escucharse.
¿Se podría juntar a todos en un gran cono, no ya del silencio? Que se encierren la rectora, Alicia Bardón (o su representante), los delegados de los docentes (Oscar Pavetti), el secretario nacional de Políticas Universitarias, Aldo Caballero; el presidente del Consejo Interuniversitario, Darío Maiorana, y el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni. Encerrados en un cono, todos, sin posibilidad de que alguien diga “Ah, pero eso le corresponde a la Nación, a la provincia, al ministerio, a Economía, a Educación, al gremio...”. No, que estén todos los responsables reunidos, sin salir hasta que hallen la solución al conflicto. Se trata de las mentes que forman la usina del pensamiento en nuestra sociedad. ¿Cómo no pueden ponerse en lugar del otro y entenderse?
- Los docentes deberían sentarse con las autoridades y con los padres a diseñar cómo salvar el año.
- Las autoridades deberían pensar en el problema y buscar salidas con los docentes y no meter a los padres como sus socios en el conflicto. Los docentes están cobrando sueldos de hambre y la negociación salarial en Buenos Aires ha sido tramposa.
- La Nación cerró la negociación. ¿La protesta es ilegal?
- Nadie la ha declarado ilegal. Pero la rectora da a entender que han sido considerados con los docentes al no descontarles el sueldo los días de huelga y que los que se perjudican son los alumnos.
- Si considera que no es justo, ¿por qué no acciona legalmente?
- Se escapan a su responsabilidad al decir que el problema es de Buenos Aires. El problema está acá. Y nunca se resuelve.
- Cada 20 de diciembre en LA GACETA publicamos un editorial sobre la necesidad de convocar a diálogo salarial antes de las clases. Jamás ocurre.
- Bueno... y al comienzo del año todos estaban en carrera electoral. En este país sólo se escucha el reclamo ante las medidas de fuerza. No podemos sacar el problema salarial docente de su enfoque. Ahora tratan de distinguir entre docentes vocacionales y docentes monetarios, como si fuera una verdad irrefutable que la cuestión salarial no afecta a la educación. Nada que ver. La mala paga, y sin solución, afecta cualquier trabajo.
-Pero ya estamos en una crisis sin fin. Hay padres que están sacando a sus hijos de las escuelas universitarias. Hay estudiantes que están perdiendo el año. Un año de sus vidas ¿Dónde está la salida?
El debate mostró a los protagonistas del conflicto docente como el superagente 86 Maxwell Smart y su jefe sentados en el Cono del Silencio, hablando a los gritos y dando razones sin escucharse.
¿Se podría juntar a todos en un gran cono, no ya del silencio? Que se encierren la rectora, Alicia Bardón (o su representante), los delegados de los docentes (Oscar Pavetti), el secretario nacional de Políticas Universitarias, Aldo Caballero; el presidente del Consejo Interuniversitario, Darío Maiorana, y el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni. Encerrados en un cono, todos, sin posibilidad de que alguien diga “Ah, pero eso le corresponde a la Nación, a la provincia, al ministerio, a Economía, a Educación, al gremio...”. No, que estén todos los responsables reunidos, sin salir hasta que hallen la solución al conflicto. Se trata de las mentes que forman la usina del pensamiento en nuestra sociedad. ¿Cómo no pueden ponerse en lugar del otro y entenderse?
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