Toman agua sucia por una promesa incumplida

Toman agua sucia por una promesa incumplida

Los vecinos de El Sunchal, un pueblo apartado de Bella Vista, se quejan porque la gestión del intendente, Luis Espeche, había proyectado el año pasado mejoras al pozo surgente y la red hídrica. Al municipio le habían asignado $ 6,2 millones para obras, en 2013, por el programa federal “Más Cerca I”. Según el PE, no aparece en el “Más Cerca II” porque no acabaron los trabajos

ESTRUCTURA VETUSTA. Sobre hierros herrumbrados, junto a un árbol, están los tanques que contienen el agua de la que beberán los habitantes de El Sunchal. la gaceta / foto de franco vera ESTRUCTURA VETUSTA. Sobre hierros herrumbrados, junto a un árbol, están los tanques que contienen el agua de la que beberán los habitantes de El Sunchal. la gaceta / foto de franco vera
Un árbol seco y solitario deja caer algunas de sus pocas hojas cuando el viento sopla en El Sunchal, un pueblo de unos 300 habitantes, apartado de la ciudad de Bella Vista. Algunas de aquellas hojas llegarán al suelo, y se convertirán en nutrientes de la madre tierra; otras verán interrumpida su trayectoria pendular a poco de desprenderse de la rama, y caerán dentro de alguno de los tres tanques que descansan, hace años, sobre una estructura de hierros herrumbrados y caños vetustos. Esos “tachos”, como les dicen los vecinos, no tienen un techo que los cubra, y al menos uno de ellos está sin tapa. Allí se acumula el agua que más de 50 familias del lugar utilizarán para tomar, cocinar y bañarse. En El Sunchal no tienen otra opción que consumir ese líquido, que a veces brota de las canillas con restos de algas y de sarro.

Si bien cuentan que esta situación lleva años (¿cuántas hojas habrán caído en esos “tachos”?), una promesa aún incumplida es la que ha generado revuelo en este pequeño caserío bellavistense. Frente a la plaza de la ciudad, junto a unas vías antiguas, un cartel azul da cuenta -desde el año pasado- de las obras públicas que se preveían para el municipio por el programa federal “Más Cerca”. En el anuncio figura, en primer lugar, El Sunchal. El tiempo de ejecución de los trabajos era de 60 días. Pero no se cumplió con el plazo.

El propio intendente, Luis Espeche, admitió que como Bella Vista apenas concretó el 44% de los proyectos programados (según el PE, apenas superó el 30%) no recibirá un centavo de los primeros $431 millones que enviará la Nación por el “Más Cerca II”, ya que se requería un avance de al menos el 65%. El jefe municipal aseguró que los fondos no fueron girados desde Buenos Aires en tiempo y forma. Los vecinos, en tanto, siguen tomando el agua que reposa en los tres “tachos” ruinosos.

Una cerca inconclusa

De los caminos que se desprenden del ingenio Bella Vista, uno conduce a El Sunchal. El sendero de tierra -y de barro, en varios tramos- se convierte en un laberinto cuando atraviesa los cañaverales. Sólo los lugareños conocen qué hay al final de cada una de las bifurcaciones. Se debe transitar más de un kilómetro para llegar al pueblo que reclama agua potable.

Vicenta Saavedra, de 26 años, vive en una casa que está a 20 metros del viejo pozo surgente. Es mediodía, y mientras prepara el almuerzo sobre una mesa que sacó a la galería de tierra, cuenta que en diciembre pasado vio algunos obreros llegar con palas y una mezcladora de cemento para concretar la promesa de Espeche. “Antes que nada tuvieron que limpiar, porque ya era un monte”, advierte, observando el alambrado perimetral de sólo tres piezas. La pequeña cerca no se ha cerrado, y se puede escuchar el ruido de la bomba cuando trabaja para extraer el líquido. Al mes de iniciada la obra, relató Saavedra, los operarios enviados por el municipio desaparecieron. Según recordó, los tres tanques que se utilizan fueron instalados “hace como 12 años”. “Nunca he visto que los vengan a limpiar”, asegura la joven, con evidente timidez.

“Una porquería...”

En el lote del frente está la vivienda de Enrique Aguilar, a quien conocen como Ricky. El vecino, de 63 años, estaba sacando la basura cuando se le preguntó por el estado del agua que toman en el pueblo. “Esos tres ‘tachos’ son para todos nosotros y para la escuela (gobernador Alejandro Heredia)”, relata Ricky, quien confiesa ser “contra” de Espeche. “Tenemos poca agua para las casas porque esto -en alusión a la infraestructura montada sobre el pozo surgente- no está bien hecho. Han gastado cualquier cantidad de plata para hacer una porquería; deberían haber dejado las cosas bien hechas”, se quejó el hombre. Según dijo, allí abonan el servicio de provisión de agua con la boleta de la luz. “Estamos pagando, ¿para qué? Para tomar un agua sucia, verde”, afirmó. Y sostuvo que “Luis (Espeche) únicamente viene para la política (sic)”. “Se sabe que el gobierno manda plata; hubieran hecho las cosas de una sola vez, y bien hechas”, insistió Ricky.

Enfermedades

“Es una basura lo que han hecho, porque han empezado (la obra) y han dejado una porquería”, dice -sin ocultar su enojo- Nancy Arrieta, de 28 años, quien está embarazada y tiene un hijo pequeño. En verano, al igual que en muchos lugares de Tucumán, la sed se hace sentir en El Sunchal. “Como sale poca agua tenemos que ir a buscar, en baldes y botellas, de un surgente alláááá”, afirma, estirando la última “á” para dejar en claro la lejanía del punto de suministro. Agrega que “los ‘tachos’ no sirven”: “están sin tapa, y les cae de todo del árbol”. Según Arrieta, los niños suelen sufrir las consecuencias. “Les hace mal a los chicos. A veces en el verano les da diarrea, y cuando llueve es peor”, asegura. Y remata: “para Bella Vista, El Sunchal no existe”.

Un “simulacro de obra”

Marta Contreras de Barbosa es otra vecina indignada por el abandono de la construcción de la red de agua potable para el pueblo. “Vino una arquitecta, que hizo cavar desde aquí hasta la esquina”, señala, parada en la mitad de cuadra y apuntando hacia la vivienda de Ricky. Allí, de una conexión rota, brota agua de manera permanente. “Así está hace más de dos meses”, narra Contreras de Barbosa. Y agrega una anécdota curiosa: una mañana, recuerda, se encontró con que varios caños nuevos habían sido colocados en una zanja, en la vereda. “Salí con otra vecina a preguntarle a la arquitecta. Estábamos contentas porque creíamos que ya venía el agua y que sería un servicio normal, que nos iban a cambiar los caños”, detalla. Y asegura que la encargada de la obra aniquiló sus ilusiones. “Nos explicó que era ‘un simulacro’ para mandar las fotos a la Nación”, dice. Tras su relato, puso su pie sobre la fosa, que quedó cubierta de tierra mojada. “Como todavía hay pérdidas, es un tembladeral. Mire cómo se mueve. Con tantos camiones que pasan, en cualquier momento ocurre un accidente”, aventuró la vecina.

Un árbol seco y solitario es acariciado por el viento. Es mediodía en El Sunchal, y una hoja cae sobre un tanque de agua del que beberá todo el pueblo. Una promesa incumplida resulta ser el trago más amargo.

Acercaron posturas.- El 26 de junio, la Legislatura aprobó la segunda etapa del convenio entre la Provincia y la Nación por el programa “Más Cerca”. En la nómina de beneficiarios no aparecían Famaillá, Simoca y Bella Vista. En los últimos días, las tres Intendencias acercaron posiciones con el PE, y serían incluidas en un futuro anexo que será enviado al parlamento, según fuentes oficiales.

Interna oficialista.- En Bella Vista, la disputa política en el oficialismo se hace sentir en las calles. Las pintadas -a favor y en contra- se leen en paredes, árboles y pancartas. Aparecen, por separado, los nombres de Juan Manzur, de Osvaldo Jaldo (aspiran a suceder al gobernador, José Alperovich), de Luis Espeche, de la esposa de este, la concejal Cristina Romano, y de Manuel Fernández.

Crítica.- El concejal radical Sebastián Salazar protestó porque desde abril de 2013 requiere informes sobre la obra de agua potable para El Sunchal. “A pesar de mi insistencia, no se le dio curso al requerimiento”, criticó el edil opositor de Bella Vista.

Temas Bella Vista
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios