Un mundo obsesionado con el consumo y la competencia

Un mundo obsesionado con el consumo y la competencia

En su último libro, el sociólogo Zygmunt Bauman hace una disección del individualismo

DESTRUCTOR DE FALSAS CERTEZAS. El lúcido pensador polaco sostiene que es falso que el enriquecimiento codicioso de unos pocos constituya la mejor vía para el bienestar de todos. la gaceta / archivo DESTRUCTOR DE FALSAS CERTEZAS. El lúcido pensador polaco sostiene que es falso que el enriquecimiento codicioso de unos pocos constituya la mejor vía para el bienestar de todos. la gaceta / archivo
15 Junio 2014

Ensayo

¿LA RIQUEZA DE UNOS POCOS NOS BENEFICIA A TODOS?

ZYGMUNT BAUMAN

(Paidós - Buenos Aires) 

El autor entiende que “vivimos nuestras vidas en un mundo desregulado e individualizado, obsesionado con el crecimiento, el consumo, la competencia y el sálvese quien pueda” (página 103); que “la desigualdad social constituye el hábitat natural en la búsqueda de superación de los demás y la estimula, y es su producto más representativo. El juego de superar a los demás implica e insinúa que la manera de solucionar el daño hecho hasta ahora por la desigualdad es más desigualdad” (página 75).

¿Cómo no coincidir con esta mirada crítica del consumismo y la sobrevaloración de los bienes materiales en que la actual sociedad de la abundancia se ha embarcado?

Desde allí, la pregunta del título del libro tiene, sin embargo, esta respuesta engañosa: es falso que “el enriquecimiento codicioso de unos pocos constituye la mejor vía para el bienestar de todos” (página 103).

La condición engañosa de esa respuesta radica en lo que oculta más que en lo que describe. Porque ¿acaso no ha probado la humanidad ese ejercicio de la “igualdad” en el experimento social más cruel, cuyos vestigios sobreviven en Corea del Norte o Cuba, por ejemplo?

El autor ha nacido en Polonia en 1925, de modo que no puede ignorar las consecuencias que la “igualdad” comunista trajo consigo y su mundo “regulado” y “desindividualizado”, que suprimió la competencia y la aparición de unos productores de bienes y servicios exitosos: pobreza, retraso, terror ejercido por el Estado, por ejemplo.

Ironías

Un rasgo distractivo de la pregunta es su aparente alusión a la pobreza de las mayorías cuando unos pocos atesoran la riqueza. Pero en realidad no se habla aquí de la pobreza. De hacerlo habría que aludir a esa democracia degradada en “capitalismo de amigos”, donde efectivamente la riqueza de unos pocos sólo beneficia a ellos.

Pero es complicado negar que el éxito de Bill Gates, el hombre más rico del mundo, por ejemplo, no beneficie con trabajo e ingresos importantes a una multitud de personas que se ven, así, beneficiadas. Sólo Facebook, vinculada a Microsoft, tiene siete años de antigüedad y 3.000 empleados directos, pero ha creado más de 450.000 puestos de trabajo en Europa y los Estados Unidos. Para colmo, el señor Gates -cuya fortuna antes de la burbuja inmobiliaria era de 100.000 millones de dólares, que cayeron a 70.000 después de la crisis- es, además de miembro conspicuo de la más dura competencia… un filántropo cuya fundación está “dedicada a reequilibrar oportunidades en salud y educación a nivel local, especialmente en las regiones menos favorecidas”.

La realidad suele burlarse con ironías ante nuestras presunciones de entenderla. Sobre todo si lo hacemos desde “corazones sangrantes” que saben más de rasgar vestiduras que de dar razones sólidas.

© LA GACETA

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Jorge Estrella

Temas Buenos Aires
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