Una siesta mundial

Una siesta mundial

La ceremonia de inauguración en Brasil no alteró la rutina en el microcentro tucumano.

SPINNING MUNDIALISTA. En un gimnasio de calle 25 de Mayo, nadie detuvo sus ejercicios. Es más, las indicaciones de una clase de aeróbicos tapaban los sonidos del televisor, que sólo un deportista miraba. SPINNING MUNDIALISTA. En un gimnasio de calle 25 de Mayo, nadie detuvo sus ejercicios. Es más, las indicaciones de una clase de aeróbicos tapaban los sonidos del televisor, que sólo un deportista miraba.
Mientras Brasil despertaba, Tucumán dormía la siesta como un día más. Lo que sucedía en el Arena Corinthians de San Pablo captó, según se estima, la atención de 1.000 millones de personas. Pocas, al menos en el microcentro tucumano, sucumbieron en “El Jardín de la República”. Al momento de la esperadísima inauguración del evento deportivo más convocante del planeta, las calles dejaron la misma postal que cualquier otro día: la siesta tuvo pocas personas transitando.

La 25 de Mayo, esa calle que es lo más parecido a un termómetro de la realidad tucumana, si hubiese tenido mercurio, no se hubiera elevado ni un poquito. Todo el colorido paulista que se transmitía por las pantallas de televisión, ni inmutó esa realidad.

Hubo gente en los bares, una cantidad habitual, pero la mayoría de espaldas a la inauguración. Mientras la pelota gigante se abría como los gajos de una naranja, para una pareja sentada en un bar de San Juan y 25 de Mayo, era más entretenido beber su café con la mirada perdida en el comercio de comidas rápidas de enfrente que mirando la tele.

En la recorrida céntrica quedó en claro que los comercios de electrodomésticos no atendieron una máxima marketinera: prender los televisores de última tecnología, tan promocionados en las últimas semanas, ya que era la ocasión ideal para mostrar sus atributos. Eso impidió que los tucumanos que, estuvieron forzosamente en las calles tuvieran la oportunidad de detenerse frente a alguna vidriera para observar la ceremonia de apertura del Mundial.

Pero algunos sí siguieron la fiesta. Cerca del colegio al que asisten, un grupo de amigos empezó a almorzar cuando finalizó la ceremonia. “Lo mejor fue Jennifer López”, elevó la voz uno. “Llegamos tarde”, confesó otro. ¿Por qué? “Porque estábamos jugando al fútbol”, dijo el tercero. Y sí, lo importante durante este mes será jugar con la pelota.

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