La necesidad tiene cara de hereje

La necesidad tiene cara de hereje

Al amayismo le falta, al alperovichismo lo abandonan, a los radicales no les alcanza y las encuestas sorprenden a todos. Acaso por todo eso, hoy están preocupados -y ocupados- en la pesca de algún “independiente”.

La necesidad tiene cara de hereje
Dime de qué careces y te diré en qué andas. El intendente de Capital Domingo Amaya sabía que su pata débil era el peronismo. José Alperovich recibió el mensaje de que la clase media y los empresarios no pronuncian con facilidad su apellido. El macrismo tiene claro que no cuenta con los nombres suficientes para las candidaturas pendientes; y con perspectivas de salir, menos. José Cano corre con algunas ventajas porque las encuestas lo favorecen; sin embargo tiene necesidades básicas insatisfechas: plan de gobierno y equipo propio.

El viernes por la tarde, en la Federación Económica, Amaya se sentó al lado de José Alperovich y de José López. No pudo evitar el encuentro. Había plata para el municipio para hacer las peatonales y arreglar la plaza Independencia. No podía ponerse más colorado de lo que estaba. Por vergüenza, porque era la constatación de que solo no puede; y por osadía, porque al fin y al cabo el secretario de Obras Publicas de la Nación y el gobernador son dos rivales, no dos socios.

Amaya, horas antes de ese encuentro, nombró una decena de dirigentes peronistas que alguna vez pasaron por la gestión de Ramón Ortega y de Julio Miranda. Estos habían sido defenestrados por el alperovichismo. La mano negra del pulpo asomó al finalizar la semana.

¿De qué le servía esta jugada a Amaya? El intendente respondió así a los que dicen que su proyecto no es más que su imagen y el trabajo territorial de su secretario de Gobierno, Germán Alfaro -a la sazón archienemigo de Alperovich-. Pero el mensaje de Amaya es para el peronismo. Si de algo se ha ocupado Alperovich desde el minuto uno de su gobierno fue de destruir y pisotear la imagen de Miranda. Para algunos fue una traición al hombre que gobernó Tucumán sin un peso durante la peor crisis, pero también la figura de alguien impropio para gobernar. La primera serenata y el primer ramo de rosas para declarar su enamoramiento con la clase media por parte de Alperovich fue justamente hablar mal de Miranda en público. ¿Con estas designaciones se estará gestando la venganza? Amaya subsana carencias. Sin embargo él, que tan buena imagen recibe de la clase media que abandonó a Alperovich, puede terminar perjudicado.

El radical Cano va a festejar este movimiento del amayismo al igual que el macrismo tucumano. Ambos se desvelan por conquistar al electorado independiente, y cuanto más entrópica sea la discusión peronista, mejor para ellos.

Duelo colorado

En el alperovichismo tratan de seducir a las clases media y alta que lo expulsaron en los últimos comicios, y al mismo tiempo se desvelan todos los dirigentes por recuperar la Capital que perdieron en manos de Cano, pero en la cual el peronista fuerte es Amaya. Mientras este trabajo se teje con paciencia de orfebre, los dirigentes preparan sus ejércitos para la contienda que ocurrirá dentro de más de un año. Los acoples –ese sistema que tanto benefició a Alperovich- volverán a ser protagonistas en 2015, por lo que ya hay 300 partidos del PJ de toda la provincia aceitando su maquinaria para no fallar. En la Justicia Electoral hay 128 partidos provinciales de los cuales sólo 72 están en condiciones de participar; el resto debe realizar trámites pendientes.

Al mismo tiempo que Alperovich se sacaba la foto con López y Amaya, su esposa, la presidenta del PJ y senadora nacional, andaba del brazo con Osvaldo Jaldo en la “Expo-Láctea” de Trancas. Sólo faltaba Juan Manzur para que todos los candidatos alperovichistas pasearan su figura.

Los peronistas de siempre –no aquellos que se convirtieron al PJ por conveniencia en los últimos tiempos alperovichistas- no se cansan de sostener que un acuerdo con Amaya es la solución para ganar caminando los comicios de 2015. “Todos juntos somos invencibles”, sostienen. Es Alperovich el que no da el brazo a torcer y Amaya tampoco ayuda porque no está dispuesto a ser vice de alguno de los mencionados.

Algunos dimes y diretes empezaron su carrera de sinceramiento en los últimos días cuando Antonio Ruiz Olivares plasmó en pintadas que será candidato por la sección oeste y encabezará una lista que promete dar que hablar. El “gallego”, que maneja los hilos secretos de la Legislatura desde la secretaría del cuerpo, tendrá un duelo con el utraalperovichista Sergio Mansilla.

Desde Papa para abajo

Cuando una vacante apetecible aparece en el horizonte judicial el nombre de Sisto Terán siempre está presente. Lo mismo ocurre con Fernando Juri, como si su apellido de estirpe peronista tucumana todavía sonara fuerte. La anunciada renuncia del ministro fiscal Luis de Mitri volvió a poner en las mesas de café el nombre del ex ucedeísta. Pero los más alperovichistas advierten que el gobernador estaría dispuesto a pedirle que ocupe la secretaría de la Legislatura si es que Ruiz Olivares se sale con la suya en la sección Oeste y termina como legislador. Ante la mirada atónita de algunos parroquianos, no faltó el exégeta de Terán: “Sisto acepta ser desde Papa para abajo”.

Números que hablan

En el PRO los macristas tienen la certeza de que en 2015 el voto será a las personas. Las individualidades se impondrán sobre los proyectos o ideas madre. Una de las falencias del partido amarillo es que dependen centralmente de lo que haga Mauricio Macri, porque no han podido hacer brillar estrellas en el firmamento tucumano. Con ese objetivo salieron a las calles a hacer una encuesta antes de empezar la tarea de seducción y las campañas.

A través de la consultora Isonomía les pidieron opiniones a 3.500 tucumanos, quienes terminaron diciendo que un 55% cree que la provincia está peor que el año anterior y que sólo un 22% siente que todo va mejor. Esos datos los entusiasman para trabajar. Es mayor aún cuando ven que las imágenes negativas de los principales dirigentes oficialistas trepan con la misma velocidad con la que descienden las positivas. Así muestran comparativamente cómo en un año la imagen de la Presidenta bajó de 67% al 46% y que la negativa subió del 46% al 53%. En el caso del gobernador Alperovich, quien hace un año tenía una imagen positiva del 68%; hoy es del 51%, mientras que la negativa que en 2013 fue del 30%, actualmente trepó al 49%.

Los macristas encontraron que en Tucumán está pasando lo mismo que en el promedio del país. Si bien Macri no figura en primer término su nivel de desconocimiento ha disminuido al igual que la imagen negativa. Revertir una imagen negativa alta es un obstáculo difícil de saltar cuando resta un año para elegir, sostienen.

Después de esa aclaración abren la computadora y se animan a mostrar que Daniel Scioli es el que mejor imagen tiene en Tucumán –curioso cuando prácticamente ningún dirigente de primera línea se anota en esa corriente-. Scioli alcanzó un tope del 72% de imagen positiva y 22%, negativa. Por su parte, Sergio Massa llega al 66% de positiva y al 21, de negativa. El tercer lugar es de Mauricio Macri con 63% y 34%, de imagen positiva y negativa. En el cuarto lugar se ubica Cobos con 52 y 30, muy cerca de Cristina. El sexto lo comparten Elisa Carrió con el 46% de positiva y 45% de negativa, y Hermes Binner con el 40% y 19%, respectivamente.

La alegría de los macristas se apoya en que Scioli se mantiene en una meseta, mientras que los guarismos de Massa vienen en descenso desde el año pasado y los de Macri –según estas encuestas contratada por el PRO-, en ascenso. Hasta ahí las imágenes de los candidatos presidenciables; sin embargo cuando al tucumano se le consulta su intención de voto, Massa pasa a la punta con un 32%; Scioli se queda con un 25%; Macri llega al 22% y Binner sube al cuarto lugar con un 9%.

La potencia de la TV

Está claro que los guarismos anteriores son los que les preocupan en función de la elección nacional, pero en la provincia lo que les interesa es la pesca por algún nombre independiente o la posibilidades que tiene el PRO para conquistar socios. Saben que solos sus aspiraciones son pequeñas. Cuando recibieron la encuesta la sorpresa fue mayúscula: la persona con mejor imagen de la provincia no era un político sino un hombre de la televisión. Omar Nóblega llega a tener un 68% de imagen positiva, sólo dos puntos por debajo del radical José Cano. El tercero es el intendente Amaya con un 60% de imagen positiva y recién aparece Alperovich con su 51%. El quinto lugar sería el de un empresario y el sexto de Beatriz Alperovich, quien, si bien obtuvo un 47% de imagen positiva, tiene mayor imagen negativa (51%). En el séptimo lugar aparece el primer macrista. El legislador Alberto Colombres Garmendia, después de su candidatura a diputado, que lo tenía con una imagen positiva del 18%, trepó al 44%, mientras que su negativa bajó del 16% al 7%.

Esta encuesta, como muchas de otros partidos, muestran una sociedad partida en dos y en partes iguales. En cada medición el 50% es positivo y la otra mitad negativa. Ese escenario obliga a ver la tendencia del último año y ahí es donde se entusiasman Cano, el macrismo y Amaya. Ellos ven que sus guarismos positivos aumentan y que los de los oficialistas vienen en la mitad del tobogán.

Los números ayudan a las negociaciones de los políticos y al posicionamiento de las diferentes figuras; lo que se mantiene en niveles angustiantes son la educación y la corrupción, dos temas que nunca están al tope en las preguntas sobre las preocupaciones de los tucumanos y de los argentinos en general. La necesidad de mejorar la educación y de destruir la corrupción siempre están a la mitad de la tabla. Les ganan la inseguridad, el desempleo, la inflación o la pobreza.

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