La estación Bella Vista se erige como un vestigio del pasado que se resiste a la urbanización

La estación Bella Vista se erige como un vestigio del pasado que se resiste a la urbanización

A excepción de los tres edificios de viajeros que se construyeron y aún permanecen de pie y ampliados, otros accesorios de la estación Bella Vista ya no existen. El predio ferroviario es fiel testigo de un tiempo de abundancia y progreso para el lugar que se motorizó con la llegada del tren y la apertura del ingenio.

PAISAJE SILENCIOSO. Dos estudiantes transitan entre las vías de sur a norte, entre árboles, por el predio de la estación Bella Vista. Hoy, sólo algún carguero rompe la quietud. LA GACETA / FOTOS DE osvaldo ripoll PAISAJE SILENCIOSO. Dos estudiantes transitan entre las vías de sur a norte, entre árboles, por el predio de la estación Bella Vista. Hoy, sólo algún carguero rompe la quietud. LA GACETA / FOTOS DE osvaldo ripoll

“La muerte no es el silencio. No es el haberse ido. La muerte que mata peor es el olvido...”, afirma en sus versos el poeta del pueblo de Bella Vista, Luis Alberto “Lucho” Díaz.

Y la modesta versión victoriana de la estación de trenes, de la hoy ciudad del municipio cabecera del departamento Leales, se resiste a la indiferencia y a la postergación. En su triple versión edilicia, la sexta parada original del primer ferrocarril que llegó a Tucumán -el Central Norte Rawling-, en el último cuarto del siglo XIX, aún se mantiene erguida y desafiante. El terceto de construcciones se destaca entre solitarias y típicas palmeras, que caracterizan a la población que los hermanos José y Manuel García Fernández hicieron crecer con la instalación de una fábrica azucarera y la radicación de otros emprendimientos productivos creados por ellos mismos.

Ferroviario de alma
Con paso cansino, voz pausada y gestos elocuentes, Antonio Ramón “Pila” Zelarayán, de 79 años, se desplaza como pez en el agua por el perímetro del rectángulo ferroviario. Levanta su índice de la mano derecha y señala hacia el noreste, para el lado del paso a nivel de la Mariano Moreno-Bartolomé Mitre, casi sobre la avenida Fernando Riera, el espacio que ocupaban los corrales para descargar los vagones con vacunos, equinos, cerdos y cabras. La parcela hoy está parquizada. Un poco más cercana a la estación, al frente del primer edificio de viajeros, aún se observa la base del depósito de encomiendas y cargas, que ahora se utiliza como escenario. “Durante 38 años fui ferroviario activo”, cuenta Zelarayán. “Me jubilé pero sigo extrañando y amando al ferrocarril. Era un transporte útil, accesible, cómodo y eficiente”.

Plena actividad
El “Pila” añora sus 35 años de ferrocarrilero. “Fui auxiliar”, asevera. Y luego añade “acá no había plataforma giratoria ni triángulo para dar vuelta las máquinas. Pero la actividad era incesante en este predio”, agrega.

Hace una pausa, inhala aire con fuerza y continúa: “acá fue jefe de estación don Rosa Lino Graneros, el padre de Antonio Rosa Lino Graneros, el futbolista que fue figura indiscutida y técnico de Atlético Tucumán. También trabajó el hermano del futbolista, David Graneros, que también llegó a ocupar el cargo de jefe”.

“Otros jefes de estación de Bella Vista, que recuerdo -añadió-, fueron don Prado y don Córdoba; y el último titular fue don Brito”.

Continuamos hacia el sur y al pasar por la columna que sostenía el aro con el vía libre que retiraban los maquinistas, se lamenta de que apenas hayan dejado “algunos hierros”. Más próximos al paso nivel sur de la Belgrano-Nicolás Avellaneda, hacia el lado de la plazoleta Eva Perón, donde alguna vez se robaron el busto de bronce de Evita -hoy reemplazado por uno de cemento y pintado de dorado- se encontraban la manga y el tanque de agua, para proveer de ese líquido elemento a las vaporeras morochas. Claro está que ahora ya no quedan ni vestigios de esos accesorios.

Seis servicios
“El tren de pasajeros, que eran formaciones mixtas -mezclaban coches de pasajeros y vagones para cargas- en los primeros años incluía seis servicios semanales, que después se redujeron a cuatro, por problemas en el estado de las vías. Además, la línea se habilitó en 1976, pero comenzó a funcionar con mayor regularidad al año siguiente. Aún más, el primer tren que vino en octubre del 76, cuando regresaba del viaje inaugural habría descarrilado pasando La Madrid, contó Ramón Gómez, un técnico electricista que ocupó durante varios años el galpón de la estación. “Por supuesto, que este dato me lo contó mi bisabuelo, que trabajó en el tendido de las vías”, aclaró Gómez, que hoy atiende un negocio de comidas rápidas y sanguchería en las inmediaciones del predio ferroviario.

Vía y Obras
También hacia el sur pero para el lado de la calle Manuel García Fernández, a metros de la tercera y actual versión del edificio de viajeros de la estación, donde desarrolla sus actividades actualmente la Escuela Superior de Educación Artística -fundada en 1986- se encuentra el local que ocupaba la cuadrilla de Vías y Obras, con trozos de vías para guardar las zorras.

“En el interior de la escuela, donde eran los fondos de la estación, todavía está el carro de equipaje para bajar las valijas y una especie de carro carretilla para cargar los tambores de alcohol que producía el ingenio Bella Vista. Incluso pasando el paso a nivel norte salían las vías que iban hacia el interior de la fábrica azucarera. Allí se cargaban las bolsas de azúcar y se descargaban los vagones con cañas”, especificó Zelarayán.

Cambios y señales
A la par de la estación grande se encuentra el juego de cambios de señales y de vías, que incluso cuando se maniobraba abría el portón del ingenio para el acceso del tren carguero. “Con la misma llave con la que se habilitaba el juego de palancas se abría el portón. Al frente y en dirección al oeste existía otro desvío que conectaba el Bella Vista con la estación de Pala Pala. Desde allí se traía caña y leña para el ingenio y también se enviaba azúcar y alcohol. El tren de carga, asimismo, traía los tanques de gasoil, fueloil , aceite y grasa para la maquinaria de la fábrica”, agregó el “Pila”, que dice haber nacido en su casa materna de la calle Sarmiento, en 1934. En ese tiempo, recuerda, la partera o madama venía en sulky al domicilio de la parturienta y los bebés nacían en la casa familiar.

Boliches y pensiones
Alrededor de la estación Bella Vista había almacenes de ramos generales, pensiones y confiterías. “A la par donde estaba el cine Gran Rex, por la Fernando Riera, había una pensión en la esquina con la calle Franco. Por la García Fernández, casi al frente de la última estación estaba un bodegón que era de don Aguirre. El Pila Zelarayán vendía en ese local vino en bordaleza pero en trombones, es decir en vasos grandes de vidrio”, precisó don Juan Medina Villa, de 80 años, que también fue ferroviario

“Todo se movía en torno al ferrocarril -añadió-. El hielo para el hospital San Luis lo traían por tren. Al igual que la leche, que venía de Jesús María congelada en tachos de aluminio. Las revistas, los diarios y los cigarrillos también llegaban al pueblo a través del camino de hierro”.

DESDE EL ANDÉN

- COLISIÓN.- “En 1940 dos trenes cargueros chocaron frente a la primera estación. En Bella Vista se hacía el cruce. Pero el convoy que venía del norte no le dio tiempo al cambista y se trepó sobre la máquina que encabezaba la formación parada”, describió “Pila” Zelarayán.

- LA SEGUNDA.- Edificada por Clodomiro Hileret, a unos 50 metros hacia el norte de la actual y un poco más alejada al oeste de los rieles, aún conserva el estilo inglés la segunda estación, hoy dependencia municipal (foto).

- ENERGIA ELÉCTRICA.- En la década del 40, creo que entre 1945 y 1949 en Bella Vista sólo había energía eléctrica hasta las 12 de la noche. Después había que recurrir a lámparas para poder alumbrarse. La estación quedaba a oscuras y sólo las luces de los trenes se veían cuando pasaban.

- JUEGO DE PALANCAS.- Se encontraba a la par de la última estación, más amplia y más cómoda, que según el historiador José Vinardell, se inauguró en la segunda década del siglo pasado.

- PASAJERO.- Había un servicio de tren que unía San Miguel de Tucumán con La Madrid. Partía de la capital a la madrugada y pasaba por la estación Bella Vista, ubicada en el kilómetro 1.243, a las 6.10 de la mañana. Cuando volvía de La Madrid arribaba las 13.30 y se cruzaba con el servicio vespertino que iba a La Madrid.

- DOS HITOS.- El 13 de febrero de 1947 se nacionalizaron los ferrocarriles y la estación Bella Vista pasó al Ferrocarril General Belgrano. Pero en 1992, Menem canceló el servicio de trenes de larga distancia. Hoy sólo pasa algún carguero

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