Nueve personajes, un mundo

Nueve personajes, un mundo

Sus nueve personajes se parecen tanto a nuestro mundo cotidiano que uno se imagina a Quino como a cualquiera de nosotros; lleno de ilusiones, dudas, preguntas, enojos y contradicciones. “Justo a mí me tocó ser yo”, diría Felipe. Todos tenemos dentro al inseguro Felipe, al duro de entendederas Manolito, al egoísta Miguelito, a la superficial Susanita, al dulce descubridor del mundo Guille, a la irónica Libertad, a la mordaz Mafalda, y a sus padres de resignada clase media. ¿También Quino llevaría en su interior a sus personajes? ¿Serían una descripción de los argentinos?, pensamos cuando lo fuimos a entrevistar en 1987, en una de sus visitas a Tucumán. Las respuestas fueron ambiguas. Quino hablaba más por sus personajes que por sus definiciones y parecía tan tímido como Felipe y tan imposibilitado de sentirse cómodo en el mundo como Mafalda. Pero como los personajes tenían tanta fuerza y sus aventuras y palabras ya formaban parte del canon cultural argentino, no hacía falta un reportaje muy intenso: Quino estaba rodeado, y protegido, por sus personajes.

Más tarde, en 1997, lo entrevistamos públicamente, con el psicoanalista Osvaldo Aiziczon, a pedido de Mario Kostzer. Seguía siendo el tímido creador de ese universo maravilloso, pero la presencia del público, con sus preguntas directas y apasionadas, lo hizo desenvolverse plenamente; allí aparecieron las definiciones, su crítica a las injusticias, la lucidez frente a las contradicciones del mundo adulto, la mirada inocente, tierna e implacable a la vez, de las debilidades del ser humano.

Ahí vimos al Quino satisfecho con sus criaturas, esos personajes que no son sólo cuadros de una historieta, sino observadores de la condición humana, que expresan a través del humor una cosmovisión, como en la mejor literatura. Para grandes y para niños. Para los de los años 60 y para los de hoy. Exceptuando los cuadritos de la actualidad de aquellos años, que acaso envejecieron, la inmensa mayoría de los planteos de Mafalda siguen vigentes, por su universalidad.

El premio Príncipe de Asturias reconoce esa categoría que en Quino adquirió la historieta, un género muchas veces considerado menor. En él no es menor. Liniers dijo hace unos días que Quino es uno de esos artistas que nos ayudan a ser mejores. Lo hizo con nueve personajes, con los que pintó su aldea y así pintó el mundo.

Comentarios