Escaba y el abandono de nuestras bellezas naturales

Escaba y el abandono de nuestras bellezas naturales

19 Mayo 2014
Es uno de los lugares paradisíacos de los tantos que tiene nuestra provincia. Hace más de seis décadas se construyó un embalse que suele ser frecuentado por los amantes de la pesca. El dique de Escaba, ubicado a unos 30 kilómetros de Juan Bautista Alberdi e inaugurado oficialmente el 30 de octubre 1951, no ha logrado hasta ahora conseguir que los últimos gobiernos le presten la atención que se merece.

En nuestra edición del domingo, un lector señalaba: “Escaba es un paisaje enclavado en la serranía del sur tucumano que siempre ha despertado en el visitante la admiración por su majestuosa belleza, pero que después de más de 60 años desde la construcción del dique, prácticamente se ha convertido en un objeto olvidado por las autoridades, a pesar de las siempre repetidas promesas para el mejoramiento o la concreción de una ruta moderna que despierte el interés turístico y comunique este sector del territorio tucumano con el este de la provincia de Catamarca”. El lector José Díaz Robín daba cuenta de los proyectos para unir ambos territorios separados por escasos kilómetros, pero que no prosperaron. Señalaba que el tiempo y el desinterés por encarar proyectos de obra pública que trasciendan lo cotidiano de reparar rutas viejas, sin desmerecer esta labor, provocan en la población desánimo y falta de esperanza respecto a que en el futuro se puedan realizar. “Es necesario revertir este espíritu a través de la intervención del Estado provincial, que cuenta con los recursos presupuestarios y técnicos a través de la Dirección de Vialidad creada para estos fines, para que con imaginación y voluntad se decida encarar lo que falta para completar este interesante proyecto de desarrollo turístico e integración”, finalizaba. Una extensa crónica de nuestro diario reflejaba hace un año una realidad de aislamiento y abandono en Escaba. Se indicaba que el pueblo carecía paradójicamente de agua potable, pese a estar a la vera de un embalse, tampoco había teléfono, la hostería estaba casi siempre cerrada y el transporte de pasajeros era deficiente. No había señales de televisión y radio ni conexión a internet.

Los jóvenes se quejaban por la falta de fuentes de trabajo; la mitad de los habitantes vivía con empleos del Estado y los restantes dependían de la cría de animales y de otras actividades agrícolas. Se desconocían los motivos por los cuales la hostería estaba con frecuencia cerrada, pese a estar concesionada.

El transporte desde y hacia Escaba también era deficiente. Los vecinos afirmaban que había solo dos por día y que a menudo se rompían y dejaban a los pasajeros a la deriva. Otra alternativa eran los taxis ilegales. Además cuando llueve, el camino se corta y el poblado queda aislado. La realidad no ha cambiado demasiado desde entonces.

Es increíble que en tantos años no se haya dado un fuerte impulso a Escaba, en materia de infraestructura y de servicios, podría ser uno de los grandes atractivos turísticos del sur de la provincia, Algo similar ocurre con las aguas termales de Taco Ralo, que prácticamente siguen sin explotarse. Mientras se piensa en construir una autopista a Termas de Río Hondo, el tramo de la ruta N° 307 entre El Infiernillo y Amaicha del Valle, está destrozado desde hace varios años, al igual que el sector de la ruta N° 40 que lleva a las Ruinas de Quilmes y a Colalao del Valle. ¿Será que los tucumanos tenemos demasiado que no lo valoramos?

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