La búsqueda de la paz, en medio del horror de la guerra

La búsqueda de la paz, en medio del horror de la guerra

El Equipo Teatral Dominó pone en escena “La carta de la mujer que falta”, con Jorge García como Einstein y Juan Tríbulo como Freud

ELENCO EN PLENO. Paula Cutín, Leonardo Goloboff, Regina Sáez, Juan Tríbulo y Jorge García, en un ensayo general de la obra que estrenan hoy. la gaceta / foto de Hector Peralta ELENCO EN PLENO. Paula Cutín, Leonardo Goloboff, Regina Sáez, Juan Tríbulo y Jorge García, en un ensayo general de la obra que estrenan hoy. la gaceta / foto de Hector Peralta
25 Abril 2014
En la Europa de la primera mitad del siglo pasado, el fantasma de la guerra se corporizó como pocas veces antes en la historia. La muerte reinó desde una aceitada maquinaria de poder, que pasó de la guerra química en el conflicto mundial de 1914 a 1918 al horror de los campos de concentración nazis y los bombardeos masivos sobre civiles en la conflagración que culminó en 1945, con decenas de millones de víctimas.

El horror impulsó a dos de los más grandes referentes de la humanidad, Albert Einstein y Sigmund Freud, a mantener un fluido contacto, que se reflejó en el libro “¿Por qué la guerra?”, publicado en 1932, un año antes del ascenso de Adolf Hitler al poder. De sus diálogos se deduce que era previsible lo que iba a ocurrir luego.

Sobre la base de esa relación, las psicoanalistas María Blanca Nuri y Graciela Nieto escribieron “La carta de la mujer que falta”, que se estrenará esta noche en versión teatral realizada por Leonardo Goloboff, quien es el director de la puesta en el Centro Cultural Rougés (Fundación Miguel Lillo), marco ideal para recrear el período de entreguerras.

“Debatieron sobre la remota posibilidad de extirpar la violencia de los hombres o, por lo menos, entenderla. Ellos no llegaron a ninguna conclusión, se hicieron preguntas sin respuesta. Son personajes prototípicos de la genialidad, en los que se ve su lado humano”, explicó Juan Tríbulo, quien interpreta a un atormentado Freud, ya en la etapa final de su vida.

Enfrente está Einstein, personificado por Jorge García. “Ambos son presentados también en sus relaciones tumultuosas y conflictivas. La primera escena se plantea en 1914, en Suiza, con Einstein discutiendo con su esposa, Mileva Maric; la segunda, en 1938, y aborda tanto la relación de Freud con su hija Anna como el encuentro que mantuvieron los dos genios y cierra el nudo de la obra; y la final se fecha en 1945, muerto ya el padre del psicoanálisis, entre Einstein y Anna, donde ella le cuestiona que haya participado en la creación de la bomba atómica”, detalló. Paula Cutín representa a Anna y Regina Sáez, a Mileva, todos integrantes del Equipo Teatral Dominó.

La reunión entre Einstein y Freud fue real, pero está desfasada en el tiempo: ocurrió en 1926, y no se sabe qué conversaron. Pero las autoras trabajaron sobre la correspondencia que mantuvieron y el libro mencionado, por lo que muchos textos son frases literales de sus mensajes.

Tríbulo representó a Einstein por años en una obra anterior, y lo motivó especialmente que esté en manos de García: “me resuenan frases históricas que ahora están en boca de otro, es una experiencia fascinante”.

La mujer ausente, la autora de la carta a la que hace referencia el título, el personaje que no aparece físicamente en la obra pero que interactúa con el resto, es Lou Andreas-Salomé. “Se menciona constantemente a esta psicóloga feminista, que aporta la voz de la mujer frente a una violencia esencialmente masculina. Ella defendía la capacidad creativa ante la naturaleza competitiva de los hombres”, afirmó García.

Tríbulo resaltó la importancia de montar el espectáculo en el Centro Rougés, ya que “brinda una escenografía de lujo en una maravilla de lugar”. La contra es la poca capacidad del sitio (poco más de 30 localidades), por lo que se recomienda realizar reserva previa de entradas.

ACTÚAN HOY

• Centro Cultural Rougés (Fundación Miguel Lillo), Laprida 31. A las 22 hs.

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