Música sinfónica conocida, convocante y festiva

Música sinfónica conocida, convocante y festiva

Miguel Gilardi conduce la Orquesta de la UNT y Oscar Buriek se hace cargo del piano

ATENTOS. El maestro Gilardi marca y los intérpretes encaran la música. gentileza álvaro cormenzana ortiz ATENTOS. El maestro Gilardi marca y los intérpretes encaran la música. gentileza álvaro cormenzana ortiz
25 Abril 2014
“Sus óperas son maravillosas, pero las oberturas de las óperas de (Gioacchino) Rossini son piezas óptimas para conciertos. Exigen virtuosismo ¡y mucho humor! Valió la pena trabajar los detalles de ‘La gazza ladra’ (La urraca ladrona) como hicimos en el ensayo”.

Miguel Gilardi disfruta al hablar de música tanto como al dirigir. El maestro tomará la batuta de la Sinfónica de la UNT como invitado, y Oscar Buriek encarará el piano. Será para interpretar el Concierto para piano Nº 1, de Franz Liszt, “una de las obras cumbre de la literatura pianística”, al decir de Gilardi.

La segunda parte prevé la Sinfonía N° 4, La Italiana, de Félix Mendelssohn. “Es muy fresca y tiene mucho que ver con todo el programa, con un aire de música popular -afirma el director-. Siendo obras absolutamente sinfónicas las tres son de muy fácil acceso para el público. Al armar el concierto pensé en un programa convocante y festivo. Y también pensé que para mí Tucumán siempre es un motivo de alegría. El año pasado vine a un homenaje a Gilardo Gilardi (su padre) que para mí fue intenso y muy emotivo, por eso quise hacer algo bien distinto. Ya hace más de treinta años que vengo; cambian los músicos y renuevan la orquesta”.

Entre amigos
Cuando el titular de la Sinfónica, Ricardo Sbrocco, invitó a Buriek a tocar en la temporada, no tenía muy claro qué obra interpretaría. “Sabiendo que venía el maestro Gilardi pensé: voy a arriesgar con Liszt. Hemos tocado mucho juntos; nos conocemos muy bien como amigos y también como músicos. Nos divertimos, lo disfrutamos, pero también nos exigimos sin rodeos”, declara el pianista.

“El N° 1 es un desafío, y es un gran placer tocarlo. Es un concierto que rompió con las estructuras tradicionales de las formas que vienen del clasisismo -explica-. Es muy parecido a un poema sinfónico, con una forma mucho más libre en su estructura, pero además tiene un colorido de alto nivel para la época (1849) y parece adelantado a su tiempo. Exige virtuosismo como los de (Federico) Chopin pero, a diferencia de ellos, la orquesta tiene un papel protagónico”.

“Además de renovar el lenguaje pianístico renueva la orquesta con una gran parte de percusión”, apunta Gilardi.

Buriek concluye con la rareza de que Lizst aporta un solo de triángulo. A tal punto que la jerga sinfónica lo llama el concierto para piano, triángulo y orquesta.

ESTA NOCHE

• A las 22, en el Teatro Alberdi (Jujuy y Crisóstomo Álvarez)

Comentarios