Temor y tensión, luego de una noche violenta en Copacabana

RÍO DE JANEIRO.- El famoso barrio de Copacabana, en Río de Janeiro, despertó en medio de la tensión provocada por los violentos enfrentamientos registrados en la noche del martes entre policías y habitantes de las favelas Pavao-Pavaozinho, que terminaron con la muerte de un hombre de 27 años, herido de un balazo en la cabeza.

La airada reacción popular estalló a raíz de la muerte de un bailarín de 26 años, Douglas da Silva Pereira, cuyo cuerpo sin vida fue hallado en una guardería de niños de la comunidad, un día después de un enfrentamiento armado entre policías y supuestos delincuentes.

La policía niega hasta ahora cualquier responsabilidad en la muerte de Silva Pereira.

Pero la madre del muchacho, la enfermera María de Fátima Silva, sostuvo que su hijo fue “torturado hasta la muerte por la policía de pacificación”, en una referencia a los agentes que ocupan la comunidad en el marco del programa de Unidad de Policía Pacificadora (UPP).

“La UPP es una farsa, una mentira”, sostuvo la mujer de 56 años, al aludir al programa creado en 2007 por la gobernación carioca para expulsar a narcotraficantes que controlan las favelas de la ciudad que el 13 de julio recibirá la final del Mundial en su mítico estadio Maracaná.

En la noche del martes, la policía estatal anunció que Silva Pereira se habría muerto al caer cuando buscaba saltar el muro de la guardería, donde intentaba refugiarse de un tiroteo entre agentes y supuestos narcotraficantes.

El 13o. distrito policial del barrio de Ipanema informó que el cuerpo del bailarín fue encontrado por policías que realizaban una ronda en la favela luego de otro tiroteo ocurrido en esa barriada el lunes pasado.

Esta versión, sin embargo, fue desmentida enseguida por el dictamen forense del estatal Instituto Médico-Legal, que apuntó que la muerte del bailarín se debió a una perforación del tórax -probablemente causada por un disparo- que provocó hemorragia y edema agudo de pulmón.

“Era un bailarín, y un espejo para estos jóvenes, que se rebelaron. Hubo una revolución de los jóvenes. ¡Qué Copa del Mundo es esta! Las personas de las favelas tienen que unirse y bajar a la calle”, sostuvo indignada Daizy Carvalho, una vecina del barrio, que forma parte de un movimiento de defensores de derechos humanos.

Durante las protestas que se siguieron al hallazgo del cuerpo del bailarín, un hombre resultó herido de un balazo en la cabeza, y falleció cuando era transportado al hospital.

Los vecinos de Copacabana vivieron horas de pánico durante los tiroteos y las escaramuzas, mientras varias barricadas fueron incendiadas para evitar el avance policial, apoyado por helicópteros que sobrevolaban el lugar. La favela de Pavao-Pavaozinho y la vecina de Cantagalo, que se encuentran entre los distritos de Copacabana e Ipanema, los barrios más turísticos de esta ciudad brasileña, albergan a cerca de 10.000 habitantes y están bajo el control de la Policía desde 2009 dentro de la política de “pacificación” impulsada por el Gobierno de Río de Janeiro.

En los últimos meses se han registrado varios enfrentamientos de policías con hombres armados que todavía se esconden en estas favelas. La violencia en una de las áreas más ricas y turísticas de Río reavivó el temor de los brasileños a la repercusión internacional del caso en el exterior y sus efectos sobre la imagen del país anfitrión del Mundial.

Ante el temor a nuevas protestas, efectivos de la policía militarizada fueron movilizados para reforzar la vigilancia en la región vecina a Pavao-Pavaozinho. (DPA-Télam)