Instalarán cajeros automáticos para recargar la Tarjeta Ciudadana

La Municipalidad anticipa que este nuevo sistema facilitará la carga nocturna. Para los usuarios es cada vez más difícil abonar el viaje

DIFÍCIL. Joaquín Lucena y Magalí Pizarro, que ya tienen la Tarjeta Ciudadana, aseguran que la recarga se ha vuelto lo más complicado del viaje. la gaceta / fotos de franco vera DIFÍCIL. Joaquín Lucena y Magalí Pizarro, que ya tienen la Tarjeta Ciudadana, aseguran que la recarga se ha vuelto lo más complicado del viaje. la gaceta / fotos de franco vera
24 Abril 2014
Desde su aplicación definitiva, los tucumanos tuvieron que sortear todo tipo de artilugios para conseguir la Tarjeta Ciudadana y abonar el viaje en las líneas urbanas de San Miguel de Tucumán. Primero hicieron horas de cola para comprarla en la sede de la empresa ATOS (en Muñecas al 400), que luego cerró; después tuvieron que preguntar quiosco por quiosco para tratar de conseguirla en el centro y hasta recorrieron más de 10 cuadras para comprarla en los bordes de la periferia capitalina. Ahora, para algunos usuarios el gran problema es la recarga. “El otro día mi mamá tuvo que caminar 12 cuadras para cargar la tarjeta que usamos y compartimos con mis dos hermanos. Fue a la noche, cuando ya estaba todo casi cerrado y oscuro”, comentó Luciano Ávila, un joven estudiante del barrio Kennedy. Norberto Cansinos, de 52 años, que trabaja de noche como jornalero en la zona de El Bajo, coincide que a partir de las 22 se hace casi imposible encontrar un lugar que todavía tenga carga para poder viajar. “Y la búsqueda puede extenderse hasta unas 20 cuadras. Eso me pasó una vez, y atravesé todo el centro”, afirmó Cansinos.

Desde el municipio capitalino aseguran que aunque no han recibido ninguna denuncia acerca de la dificultad que tienen los usuarios para cargar el plástico, se instalarán próximamente cajeros automáticos que no dependerán del manejo de personal de un comercio. “Además de los 300 puntos de venta y recarga de la Tarjeta, se instalarán unos diez ATM, que son como cajeros automáticos. Por lo pronto llegaron sólo dos. La decisión de cuándo y dónde, la tomará el ejecutivo municipal, pero creemos que será en un breve plazo”, explicó Gustavo Adrián Holgado, subdirector de la Secretaría de Tránsito y Transporte. El funcionario aseguró que la carga será bastante sencilla y que facilitará la recarga fuera del horario comercial. En tanto, la coordinadora de la Unidad de Control Municipal Ciudadana, María Elena Gleck, afirmó -sin dar muchos datos- que todavía se están analizando los lugares donde se instalarán las máquinas, que están realizadas con materiales anti vandalismo. “Seguramente se las instalará en lugares que no sean ni peligrosos ni oscuros”, dijo.

El plan B
En la búsqueda para recargar el plástico, los más afectados son los adolescentes que viajan en ómnibus a diario para ir a la escuela. Pero, a su vez, son los que más artimañas tienen para tratar de llegar a casa a tiempo.

Joaquín Lucena, de 12 años, conoce uno a uno los comercios céntricos y de su barrio donde cargan pasajes; sabe cuáles son los que menos clientes tienen y conoce los horarios de apertura y cierre de las persianas. Lo ha tenido que aprender porque en el horario que sale de la escuela las colas son interminables. Entre los modismos más elegidos -tanto por Joaquín como por Magalí Pizarro, su compañera de la escuela de Bellas Artes-, es el de usar los transportes interurbanos que cobran con dinero. “Hacen el mismo recorrido -o parecido- y nos aseguramos la vuelta”, cuentan los chicos. Cecilia Álvarez, del barrio Independencia, y Micaela Acosta, del 20 de Junio, también sufren la recarga y se las arreglan para pedirle a algún pariente o vecino que las lleve al centro. Pero Agustina Asón, de 15 años, directamente nunca compró la tarjeta Ciudadana, asegura. “Me tomo el 103 en la avenida Juan B. Justo para venir hasta mi colegio en el centro y listo. No tengo que hacer colas ni recorrer todo mi barrio para recargarla. Es más simple así”, agregó la joven.

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