23 Abril 2014
A pocas semanas de llegar a su primer siglo, la Universidad Nacional de Tucumán comenzó ayer su proceso electoral para elegir las nuevas autoridades que conducirán su destino en los próximos cuatro años. Muchos intereses se ponen en juego en esta instancia para llegar al rectorado de una casa de estudios, cuyo presupuesto es de $1.400 millones y cuenta con alrededor de 70.000 estudiantes, más de 4.500 docentes y unos 7.000 empleados administrativos.
Si bien la campaña proselitista de los cuatro candidatos se había desarrollado dentro de los límites normales, en los últimos días comenzó a salirse de cauce. LAGACETA.com puso a consideración de los lectores un espacio para pudieran vaticinar quién sería el nuevo conductor de la UNT. En la encuesta que se lanzó el 16 de abril, se preguntaba: “¿Quién cree que ganará las elecciones en la UNT?” El Departamento Técnico de nuestro diario detectó que hubo manipulación en los votos de dos candidatos, razón por la cual decidimos suspender el sondeo. Previamente, se había deshabilitado el 50% de los comentarios en la encuesta, porque habían sido enviados desde cuentas falsas. Por otro lado, una gran cantidad de ellos descalificaba a los candidatos a través de expresiones groseras y viles.
Al analizar el origen de los votos electrónicos, se detectó que más del 50% de los que iban para uno de los candidatos provenían de cinco IP distintos, conectados al mismo proxy, para poder eludir los controles y votar varias veces. Con esta maniobra se introdujeron aproximadamente 1.500 votos. También se detectaron irregularidades en la cantidad de votos para otra fórmula que el sábado pasado tuvo 292 votos después de la medianoche y unos 350, de 20 a 22 (normalmente se distribuyen en forma pareja a lo largo del día). Estos votos, según el rastreo de LA GACETA.com, se hicieron a mano, sin proxys. No se registraron irregularidades en los otros dos postulantes.
Esta práctica desleal y condenable trae a la memoria las últimas elecciones de 2010, donde previamente hubo inculpaciones mutuas, entre los dos candidatos, de bolsonerismo y de malversación de fondos. Pero el momento más vergonzoso fue cuando se divulgó en Youtube un video en el que se veía al entonces secretario de Bienestar Universitario ofreciendo prebendas a cambios de votos a un consejero estudiantil electo y a un funcionario de la Facultad de Artes. La grabación fue presentada en la Justicia Federal, donde se ventila el caso desde hace cuatro años.
Nos parece lamentable que se haya intentado manipular el sondeo de nuestro diario. Esta actitud refleja una actitud de maquiavelismo, en la que parece que todo vale con tal de llegar al poder y desgraciadamente, es un reflejo de la crisis que se percibe en las instituciones públicas. ¿Qué puede esperarse de alguien que se vale de maniobras corruptas para lograr su objetivo?
Si resucitara por un momento, ¿qué diría Juan B. Terán (1880-1938), fundador de la UNT, de esta realidad? Él, que soñó con una casa de estudios que se proyectara a la sociedad tucumana y al norte del país, que sostenía que la clase dirigente debía surgir de los claustros universitarios, ¿qué diría?
Sería positivo que estas artimañas no volvieran a repetirse porque no hacen más que desvirtuar una elección que debe ser transparente y enlodar los principios de la Universidad, que debe ser siempre un ejemplo para la sociedad.
Si bien la campaña proselitista de los cuatro candidatos se había desarrollado dentro de los límites normales, en los últimos días comenzó a salirse de cauce. LAGACETA.com puso a consideración de los lectores un espacio para pudieran vaticinar quién sería el nuevo conductor de la UNT. En la encuesta que se lanzó el 16 de abril, se preguntaba: “¿Quién cree que ganará las elecciones en la UNT?” El Departamento Técnico de nuestro diario detectó que hubo manipulación en los votos de dos candidatos, razón por la cual decidimos suspender el sondeo. Previamente, se había deshabilitado el 50% de los comentarios en la encuesta, porque habían sido enviados desde cuentas falsas. Por otro lado, una gran cantidad de ellos descalificaba a los candidatos a través de expresiones groseras y viles.
Al analizar el origen de los votos electrónicos, se detectó que más del 50% de los que iban para uno de los candidatos provenían de cinco IP distintos, conectados al mismo proxy, para poder eludir los controles y votar varias veces. Con esta maniobra se introdujeron aproximadamente 1.500 votos. También se detectaron irregularidades en la cantidad de votos para otra fórmula que el sábado pasado tuvo 292 votos después de la medianoche y unos 350, de 20 a 22 (normalmente se distribuyen en forma pareja a lo largo del día). Estos votos, según el rastreo de LA GACETA.com, se hicieron a mano, sin proxys. No se registraron irregularidades en los otros dos postulantes.
Esta práctica desleal y condenable trae a la memoria las últimas elecciones de 2010, donde previamente hubo inculpaciones mutuas, entre los dos candidatos, de bolsonerismo y de malversación de fondos. Pero el momento más vergonzoso fue cuando se divulgó en Youtube un video en el que se veía al entonces secretario de Bienestar Universitario ofreciendo prebendas a cambios de votos a un consejero estudiantil electo y a un funcionario de la Facultad de Artes. La grabación fue presentada en la Justicia Federal, donde se ventila el caso desde hace cuatro años.
Nos parece lamentable que se haya intentado manipular el sondeo de nuestro diario. Esta actitud refleja una actitud de maquiavelismo, en la que parece que todo vale con tal de llegar al poder y desgraciadamente, es un reflejo de la crisis que se percibe en las instituciones públicas. ¿Qué puede esperarse de alguien que se vale de maniobras corruptas para lograr su objetivo?
Si resucitara por un momento, ¿qué diría Juan B. Terán (1880-1938), fundador de la UNT, de esta realidad? Él, que soñó con una casa de estudios que se proyectara a la sociedad tucumana y al norte del país, que sostenía que la clase dirigente debía surgir de los claustros universitarios, ¿qué diría?
Sería positivo que estas artimañas no volvieran a repetirse porque no hacen más que desvirtuar una elección que debe ser transparente y enlodar los principios de la Universidad, que debe ser siempre un ejemplo para la sociedad.
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