Riquelme inventó la última escena y Boca le ganó a Tigre

Por Eduardo Herrera 21 Abril 2014

Riquelme tiene esas cosas. En el superclásico, su empeine sutil dibujó una rosca que dejó inmóvil a Marcelo Barovero, aunque no sirvió para impedir que River ganara. En Victoria, Tigre había hecho todo -o casi todo- para ganar el partido, pero un tremendo derechazo del “10” viajó hacia la red de su amigo Javier García para revestir de injusticia el resultado. Cuando la dirigencia se plantea su salida del club después de junio, Román se despacha con otro golazo de su cuño. Boca se vio desbordado en gran parte del encuentro, aunque también tuvo oportunidades francas para abrir el tanteador. Sin embargo, el “matador” convirtió en figura a Agustín Orión, principalísimo protagonista y responsable del 0-0 que parecía bajarle el telón al partido. Lucas Wilchez se filtraba una y otra vez por el costado que debía defender Hernán Grana y juntándose con Matías Pérez García o Kevin Itabel, generaba una sucesión de llegadas sobre el área “xeneize”. Juan Forlín se mostraba como el más firme en el fondo “auriazul”, que en la zona de volantes aparecía descompensado y sólo podía inquietar con las apariciones punzantes de Luciano Acosta, a quien Carlos Bianchi reemplazó cuando el juvenil fue más productivo que Claudio Riaño. El cotejo enfilaba hacia el empate en cero, hasta que Riquelme entró en la última escena y su golazo dejó a Boca como dueño de la victoria y, por ahora, dentro de la próxima Copa Sudamericana.