Juan Sáez y la leyenda del dorado de 18 kilos

Juan Sáez y la leyenda del dorado de 18 kilos

La historia de la captura de un enorme dorado en El Cadillal formó durante años parte del relato de los pescadores tucumanos y de otras provincias. Juan Sáez, el hombre que logró semejante hazaña, fue ubicado por LG Deportiva y recordó con lujos de detalles cómo hizo para conseguir semejante logro que tiene fama nacional

21 Abril 2014
Una foto puede esconder una historia maravillosa. Es el caso de Juan Sáez, ese taficeño que se dio el gusto de capturar un dorado de 18 kilos el viernes 19 de octubre de 1973 en El Cadillal, logro que ya dejó de ser un relato anónimo, contado de boca en boca durante varias décadas. “Sí, el de la foto soy yo. Ese fue uno de los días más felices de mi vida”, le dijo a LG Deportiva el ahora jubilado, que asegura creer que aún mantiene el récord de haber capturado el amarillo más grande de ese lugar que se tenga registrado en la historia de nuestra provincia.

Ubicar a Don Juan no fue sencillo. El primer Juan Sáez que aparecía en la guía había fallecido. En esa casa facilitaron el celular de otro pariente que podría dar más datos. “No fui yo, es un primo. Llame a este número”, avisó Julio Sáez. La información de que se estaba buscando al héroe no tardó en trascender. El autor de semejante hazaña estaba muy interesado en aclarar ese relato que todo pescador alguna vez escuchó.

“Lo primero que me gustaría dejar en claro es que lo pesqué en la desembocadura del río India Muerta, en El Cadillal, en El Algarrobal que, creo que ya no existe. Para que la gente se ubique, estaba a unos 400 metros del lugar que hoy es conocido como La Olla”, explica.

Sáez recuerda que esa jornada inolvidable la disfrutaba con su padre Melchor Sáez y su tío, Francisco Belmonte, ya fallecidos. “Teníamos la costumbre de pescar pejerreyes y tirar una línea muerta para tratar de capturar una tararira que tanto le gustaba a mi viejo”, comenta.

¿Y cómo hizo para pescar semejante monstruo? “Tiré la línea y estimo que corrió como unos 40 metros. De carnada tenía la mitad de un pejerrey, que para nosotros siempre fue el mejor cebo. Después sentí la llevada y ahí arrancó la fiesta”, relata el deportista que tenía 23 años cuando concretó la captura.

Sáez agrega: “esa parte del río no era muy profunda y eso me favoreció porque el ‘amarillo’ no pudo saltar mucho, que es el movimiento con mayor fuerza que puede realizar. Pero después tiró de un lado a otro. Me costó muchísimo sacarlo y cuando lo hice, se desató una locura y toda la gente que estaba en el lugar aplaudió”.

El taficeño también dio detalles sobre el equipo que utilizó. “En esa época había muy pocas cosas de pesca y para capturar taruchas utilizábamos un material que se llamaba piolita. Era de plástico y del grosor de un piolín de plomada de albañil. Le puse un chicote de acero y un anzuelo resistente. A unos 30 centímetros de la traba del cable, le poníamos un plomo no muy pesado. De esta manera evitábamos que la carnada quedara clavada en el barro del fondo”, cuenta.

El pescador no se olvida lo que pasó después. “Me convencieron de que fuera a LA GACETA para contar lo que había ocurrido. Cuando llegué al diario me dijeron que no había fotógrafos porque estaban cubriendo la Vuelta del Noroeste, que era una carrera de autos muy importante. Pero cuando se dieron cuenta de lo que había llevado, hicieron volver a un reportero y me tomaron la imagen que se publicó a los pocos días”, cuenta entusiasmado.

Esta historia no termina ahí. Sáez relata que a la semana de haber concretado esa captura, volvió al mismo lugar en busca de otro dorado. ¿Cuáles fueron los resultados? “Con el mismo sistema capturé otro ‘amarillo’ de seis kilos. Después, nunca más. Con el correr de los años me enteré de que otra gente sacó otros ejemplares, pero nunca uno tan grande. Pero en los últimos tiempos no volví a saber nada de que se haya pescado algo así”, comenta orgulloso.

Sáez recuerda que medio Tafí Viejo se enteró de la captura y que eso tuvo un costo bastante alto. “Todos los vecinos me preguntaron qué haría con él y no me quedó otra que hacerlo a la parrilla. Invité a mucha gente y todos comieron un pedacito. Ese creo que fue el único pescado que casi ni probé”, cuenta riéndose.

El taficeño, como otros pescadores de más de 60 años, se lamenta por cómo cambió todo en los sitios pesqueros de la provincia. “Ahora hay gente que va a pescar con redes o trasmallos. No les importa nada. Pero también hay supuestos deportistas que hacen lo suyo. Hago la pesca y con mis hijos volvemos a casa, tranquilos para disfrutar de un asadito. Otros parecen disfrutar del daño llevándose a casa más de los permitidos”, concluye Sáez.

Temas El Cadillal
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios