San Martín perdió y se despidió del primer ascenso

San Martín perdió y se despidió del primer ascenso

Y colorín colorado... El “santo” no pudo hacer más que Guaraní.

LO VOLVIÓ LOCO. Facundo Rivero salta y despeja apurado, de cabeza, ante la presencia de Barinaga, la figura de la “franja”. LO VOLVIÓ LOCO. Facundo Rivero salta y despeja apurado, de cabeza, ante la presencia de Barinaga, la figura de la “franja”.
Una nueva decepción, una nueva “final” perdida. San Martín se vuelve con las manos vacías: el 3-2 que le infligió Guaraní Antonio Franco lo despertó abruptamente del efímero sueño de pelear el primer ascenso.

Y pensar que todo arrancó a pedir suyo. Porque habían pasado menos de 180 segundos cuando a la salida de un lateral ofensivo de Alfonso y tras un rebote en un defensor, Silba desempolvó el manual del goleador: la acomodó con el pecho y de media vuelta metió el zurdazo allá abajo, en la “ratonera” derecha del arquero Cosentino: 1-0, sorpresa y silencio en las tribunas. Durante 20 y pico de minutos el equipo de Sialle justificó la ventaja. A pura presión, copó la media cancha, con Max como estandarte y Lescano como lugarteniente. Sin embargo, San Martín no aprovechó su momento.

A los 27’ el local resurgió de sus cenizas: tras desborde y centro al segundo palo de Kopp, Pereyra la bajó de cabeza hacia el punto del penal, donde el implacable Barinaga -siete goles en el nonagonal- emuló a Silba: acomodó la pelota y sacó un derechazo de media vuelta para ponerla junto al palo derecho de Pave. Tras el empate, el “santo” perdió el rumbo. El partido cambió de mando. Y en la segunda etapa, el predominio de la “franja” se acentuó: con toques y circulación, le robó el balón a San Martín, que bajó el ritmo, y se le fue encima. Becica, para peor, seguía “desaparecido en acción”.

El gol merodeaba el área tucumana, y tanto fue el cántaro a la fuente que al final un tiro libre con tiza de Ceballos fue a la cabeza del gigante Vester y de ahí a la red: 2-1. Parecía cosa juzgada. Pero el “Monito” Fernández, en la primera que tocó, cabeceó al gol con la complicidad de Cosentino. El baldazo de agua fría duró poco. Dos minutos más tarde, Barinaga, genio y figura, facturó con un derechazo potente para el 3-2 final.

Y estuvo bien, porque San Martín hizo demasiado poco para seguir soñando con el primer ascenso.

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