La influencia de los que no escuchan nada

La influencia de los que no escuchan nada

No son los ñoquis lo que molestan, sino la cantidad que cada uno tiene en el plato. La pelea entre el amayismo y el alperovichismo. Las encuestas que posee cada posible candidato: balas para la guerra de guerrillas.

La influencia de los que no escuchan nada
“A usted suelo leerlo. Debería ocuparse más sobre la ética. En esta sociedad todos andan criticando, pero al mismo tiempo son cómplices. Mire -explicó sin que se la pudiera interrumpir- hace como un mes me peleé con un amigo porque me enteré que era ñoqui. Sólo pasaba por su trabajo una vez al mes y listo. Cuando se lo recriminé parecía como si yo fuera extraterrestre”.

Era una ciudadana más. Caminaba por la peatonal Celestino Gelsi. Estaba enojada, sorprendida y desilusionada. Pero también estaba asustada. Fue incapaz de balbucear su nombre y muchos menos el de su ex amigo. Temía la represalia. Es decir, sentía que era un deber de ella denunciar a la persona que cobraba unos 10.000 pesos. Había perdido a alguien de sus afectos por decir lo que pensaba y lo que sentía y finalmente, no se animaba por temor a la reacción.

En estas mismas líneas escritas la semana pasada sugeríamos que nadie se animaba a hablar ni a denunciar a un amigo o amiga ñoqui. Esta mujer hizo el movimiento pero no pudo más. Así funcionan muchas cosas hoy. Y, al político no le preocupa la desvergüenza porque al final hay muchos cómplices de sus acciones irregulares, como el ex amigo de esta ciudadana.

El sistema maldito

Aquellas son parte del sistema con el que funciona la política. No espantan a nadie. Sólo se justifican y se esconden para no tener que dar explicaciones. Es curioso como la ya histórica pelea de Marianela Mirra con Jorge Rial terminó repercutiendo en la vida política de Yerba Buena. El concejal radical Mariano Campero se desgañita gritando por los nombramientos. El y otros opositores se sienten discriminados por la forma en que se repartieron la posibilidad de nombrar. Siempre salieron perdidosos frente a los oficialistas. Lo curioso es que no plantean la irregularidad de los hechos sino la discriminación. Quieren que les den lo mismo que a los oficialistas. Más grave aún es que en algún momento de la gestión a los ediles les habilitaron sólo dos nombramientos y el resto (dos, cuatro, siete, nueve, según como se porte o de qué partido sean) serían nombrados por los ediles pero en el municipio. Increíble. El organismo que debe controlar a la Municipalidad le pide al intendente que le nombre a las personas que ellos desean. Sin duda quedó al descubierto la picardía política del intendente Daniel Toledo y la supina impericia de los opositores. Lejos de marcar la distancia y de mostrar la independencia que debería tener un cuerpo legislativo como el Concejo con el Departamento Ejecutivo, terminaron en el mismo scrum. Es el mismo caso de los gastos de bloque -apodados hoy gastos sociales- no hay ningún legislador capaz de tirar la primera piedra. Oficialistas y opositores son los primeros en pasar por tesorería para recibir sobres con dinero que son administrados al arbitrio de cada legislador en negro. Los opositores se consideran menos cómplices y más honestos porque reciben sumas inferiores a los oficialistas, pero están “en el mismo lodo todos manoseaos”, parafraseando a Discépolo.

Ultimo round

La sesión del Concejo Deliberante de Yerba Buena no fue el único estertor de la corta semana de Pascuas. La relación entre Domingo Amaya y José Alperovich volvió a crujir luego de fuertes declaraciones del escudero colorado. “Amaya es mejor persona, ser humano y padre de familia. Es buen gestor y un hombre de fe”, llegó a decir Germán Alfaro. En la Casa de Gobierno, esas palabras tronaron como un grito de guerra. Los “sijosesistas” están que trinan y esperan unas palabras de disculpas de parte de Amaya. Si eso no ocurre proponen cerrar las puertas a cualquier construcción conjunta y, por lo tanto, seguir realizando tareas en los principales sectores políticos del amayismo. En el viejo mercado devenido intendencia sienten que esos movimientos alperovichistas son “mojadas de oreja” y sostienen: “ellos quieren que nos vayamos; nosotros, no; en todo caso, que nos corran”.

El que se divide pierde

Si de algo están seguros tanto los unos como los otros es que juntos construirán un peronismo difícil de vencer; separados van a estar a merced del peronismo disidente o del radicalismo, las dos principales fuerzas con ambiciones de llegar al poder en 2015. Por eso les preocupa tanto la división. Ambos sectores tienen encuestas en la mano y tratan de evitar que se los lleven por delante.

Cuando comenzaron los escarceos, los más políticos del alperovichismo trataron que no se rompa la relación. El ministro de Gobierno Edmundo Jiménez recomendaba “contener” a Amaya porque era más complicado construir sin él. El “sijosesista” más obsecuente, Osvaldo Jaldo, siempre defendió la idea de trabajar con el intendente en la Capital, aunque no servía en el interior. El “sijosesista” que más escucha Alperovich, Jorge Gassenbauer, era quien mantenía hasta ahora un diálogo con el amayismo y era el más preocupado porque cada vez que el gobernador oía la palabra “colorado” se ponía rojo de bronca.

En la Municipalidad sienten que hay una decisión de asfixiarlos económicamente. “Con ocho millones no podemos subsistir”, aseguran después de ver cuánto les queda. “No desconocemos la deuda, pero seamos sinceros, de los $ 600 millones, la mitad es una deuda con la Nación que está financiada a muchísimos meses, por lo tanto nos están cobrando intereses usurarios”, insisten los funcionarios que se esconden detrás del díscolo Alfaro.

Ocho puntos abajo, diez puntos arriba

Las armas se vienen velando hace rato. Por eso en la Casa de Gobierno muestran encuestas que habrían hecho hacer en el área de Gobierno. Esos sondeos afirmarían que Amaya está debajo de Beatriz Rojkés unos ocho puntos. En cambio, los amayistas dicen que están por encima de la senadora unos 10 puntos. Y, como alguna vez Alperovich reconoció que Amaya podría ser candidato, andan pintando el interior con ese nombre.

Desde el 19 de enero, que fue la última vez que se cruzaron Amaya y Alperovich, no volvieron a hablar hasta el saludo que tuvieron en el sepelio del padre de la senadora, el miércoles pasado. Las palabras de Alfaro sirvieron para sincerar lo que era un secreto a voces. Los próximos meses (todos, opositores y oficialistas, coinciden en que en diciembre deberán estar los candidatos) servirán para retirar los embajadores o para volver a caminar juntos.

El reino del número

Las encuestas que han empezado a circular no buscan definir el duelo Alperovich-Amaya. La preocupación del oficialismo es cuantificar el peso del radical José Cano.

Los números que dicen tener los pirinchistas les preocupa porque el diputado radical sumaría 32 puntos contra 28 de la senadora Rojkés de Alperovich. El tercer lugar estaría compartido por Osvaldo Jaldo y Amaya que sumarían 20 puntos (los amayistas dicen que Cano tiene unos 30 y luego está Amaya con 22 y a Manzur y a la senadora le adjudican 10 menos); mientras que Manzur llegaría a los 10 duplicando al mellizo José Orellana, toda una sorpresa, por sus 5 puntos.

En las próximas horas, Cano recibirá los resultados de la encuesta que él encargó. Su alegría se duplica porque no sólo le adelantaron que va a la punta de los gobernables, sino que su principal seguidora, (Beatriz Rojkés) tiene una imagen negativa muy alta.

Por ahora, son números con poca rigurosidad, pero con mucho poder de influencia y de daño para esta guerra de guerrillas que ha comenzado a mandar en la Provincia, con la intención de definir las candidaturas en todos los partidos. Está claro que si todos los peronistas van juntos, pueden sumar más que el radical, el problema es que no son capaces de unirse.

La otra realidad

Es imposible sacar los comicios de 2015 de la cabeza y del razonamiento de los políticos. En ese contexto se instala la elección de rector que ocurrirá en menos de 30 días. No obstante, hay temas que obnubilan a los ciudadanos y que los dirigentes no pueden obviar. Por eso en pocos días habrá novedades sobre qué hacer con los motoarrebatadores, que le arrebatan la paciencia a las autoridades que no pueden controlarlos, y a los vecinos que les alteraron la paz. La discusión en las altas esferas del poder es cómo estigmatizar lo menos posible a cada transeúnte que anda en moto y, a la vez, cómo bajar la cantidad de denuncias de arrebatos.

Con este tema pasa como con los linchamientos. Entre un grupo de empresarios trascendió una encuesta que hizo Ipsos Mora y Araujo. En ese estudio, el 12% justifica los linchamientos en todos los casos y el 51% lo justifica a veces. El informe detalla que el 49% considera que está bien la conducta de atacar a los delincuentes y el 67% de los vecinos advierte que los vecinos involucrados en el linchamiento no deben ser penalizados.

Como aquella ciudadana que soportó tener un amigo ñoqui y quedó envuelta en la desazón, al político también le cuesta interpretar mensajes tan contradictorios de una sociedad.

Esta semana se fue dejando la tristeza del adiós a un gran maestro de las letras y del periodismo. Este, Gabriel García Márquez, en 1988 le dijo a un grupo de jóvenes cubanos que “ningún dirigente político, ningún jefe de Estado oye absolutamente a nadie. De manera que tener influencia en un jefe de Estado es lo más difícil que hay en este mundo, y finalmente ellos terminan teniendo mucha influencia sobre uno”.

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