Becica corazón

Becica corazón

El 10 sufre por las críticas que recibe, pero no se desanima y pide la pelota como siempre.

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Cómo olvidar que el romance con Albano Becica arrancó con aquel zurdazo que dejó pagando a Atlético en el primer clásico amistoso del invierno pasado. Él no tardó en tirar magia y eso fue suficiente para que todos supieran que el distinto dentro de un San Martín que aún hoy sigue en carrera por el ascenso, era él.

De aquella vez, como al “santo”, muchas cosas le pasaron al 10. Buenas y malas. Y en el sentido de lo negativo, una lesión lo dejó un mes afuera. Albano reapareció para el primer partido de este Nonagonal, pero no como el ilusionista que era antes del desgarro en el cuádriceps derecho. “El que me conoce sabe que siempre después de una lesión me fue muy difícil volver al 100 %. Creo que le pasa a la mayoría”, reconoce el enganche. “Sabía que me iba a costar y que después tenía que seguir mejorando en la parte física y en la de precisión, que son fundamentales. Pero luego me tocó jugar en una posición que no era la mía, porque no estaba acostumbrado a hacer un carril, entonces se me complicó un poco”, analiza el cordobés, que cuando peor estuvo fue cuando las malas le llegaron todas juntas.

Para peor, el rendimiento general del equipo no lo ayudó. “Además, pasaron un par de cosas. Se me criticó en varios sentidos solo por uno o dos partidos malos, siendo que por ahí muchos no sabían que estaba volviendo de la lesión y jugando en una posición diferente”, se defiende.

Becica no busca excusas sino contar expresar cuánto lo azotaron las críticas. “Obvio que duelen. Se dijo que no podía jugar varios partidos seguidos o que no estaba para correr, qué sé yo... Pero bueno, no me desesperaba”, reconoce hoy. “Es que siempre estuve confiado en mí mismo. En las cosas que hacía día a día, dentro y fuera del club, porque si uno se lleva por los golpes, no estaría jugando al fútbol”, agrega.

Ante Tiro Federal, Becica demostró su importancia y reavivó un poco la becicamanía del principio, con su toque característico: fue asistidor de lujo y tuvo que ver en dos de los tres goles con los que San Martín por fin ganó en La Ciudadela. “Soy consciente que en ese partido el gol de ellos llegó por una pelota resbalosa que se me escapó a mí. Pero seguí con la cabeza en alto porque me dieron confianza y comodidad dentro de la cancha (jugando en mi posición), que fue lo que siempre me brindaron y por eso me salieron las cosas bien”, cuenta Becica, el fan de jugar con libertad a la hora de atacar. Bien de 10.

“Estoy contento con ese último partido. Ojalá ganemos y sigamos con esperanza. Así se vendrá un tramo final en el que tenemos que estar sí o sí con todas las lamparitas prendidas”, concluye. Para que San Martín gane esta noche en Misiones Becica deberá ser el que enamoró al hincha.

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