Breve curso de chat y otros consejos inútiles

Breve curso de chat y otros consejos inútiles

Entre las competencias completamente inútiles para la supervivencia social y personal cuento con esta: sé chatear. Lo digo orgullosa. Sé chatear. Sé encontrar el ritmo de un diálogo virtual, sé cuidar la estética de las frases que entrego, sé identificar cuándo la charla va a caer en un pozo o un callejón sin salida y, sobre todo, sé remontarla y devolverla a la vida con temas renovados. Porque chatear es, más que amontonar palabras en un espacio en blanco del celular o la computadora, una coreografía en la que cada participante debe saber cuándo intervenir y cómo asistir a su par. Y en los chats, como en las pistas de baile, también existen los pataduras.

Para evitar toparse con ellos o, mejor, para evitar ser uno de ellos, he aquí un breve curso del chat amigable. Y aunque no es algo que pueda incluir en su currículum, al menos estará al tanto de los “no” rotundos a la hora del chat amigable. A saber:

- Si usted empezó la charla, usted debe sostenerla. Regla básica del buen chateador. No se abre una ventana para saludar y nada más. O se manifiesta muy rápido la intención del primer hablante o, si el asunto viene más por la conversación recreativa (es decir, sobre nada), es inadmisible esperar que el hablado haga todo el trabajo. ¿Qué es eso de limitarse a responder preguntas sin largar ni un solo ‘¿y vos?’? ¿Para eso iniciaste una charla? Rajá de aquí.

- No a las no-respuestas. Una no-respuesta es aquella que no conduce a nada, que no da el pie para continuar con una conversación digna, y -siempre que el interlocutor nos interese- son fastidiosas. Una no-respuesta de manual es un solitario “jajaja”. Ok, te reís, pero ¿y? No son más atinados los que apelan a un emoticón como única devolución. ¿Qué hago con esa carita mirando de costado? ¿¡Qué significa!? Ni que hablar de expresiones como “mmm”, “ahhh”, “de una” o la abreviatura sin ingenio de esta: “d1”. Demoledor.

- Sea ágil, no limitado. Está bien: es un chat, no un discurso ante la ONU. Podemos tomarnos ciertas libertades, pero las palabras también tienen un look que cuidar. No al exceso de K (”ke keres ke te kocine”), no a las abreviaturas inexistentes (”m gsts mcho”), no a intercalar mayúsculas y minúsculas (”HoLa BoNiTa”). Es como salir a cenar con alguien y perder la dentadura en el vaso de vino.

- Sepa interpretar. Parte de la habilidad del buen chateador es saber usar adrede todos los “no” anteriores para desestimar una charla. Sepa darse cuenta a tiempo, no insista y retírese con la frente (y los pulgares) en alto.

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