Más de 12.000 personas hacen cola a la madrugada para conseguir un turno

Más de 12.000 personas hacen cola a la madrugada para conseguir un turno

Por ser los primeros en llegar deben soportan la lluvia y el miedo de ser asaltados. Exigen al Estado más turnos

NOCHE. Esperan 8 horas en la puerta de la Dirección de Pensiones. NOCHE. Esperan 8 horas en la puerta de la Dirección de Pensiones.
15 Abril 2014
Norma Campos esperaba sentada en los escalones de la Dirección de Pensiones, en Crisóstomo Álvarez y Alem, mientras comenzaba a clarear por entre los nubarrones. Ella era la primera en la fila para tramitar su pensión graciable. En la espera, se amigó con el que la secundaba: Juan Alberto Ordillo, que aguardaba que sean las 7 -horario en que abren las oficinas dependientes del Ministerio de Desarrollo Social- con la misma calma con la que esperó durante más de 8 horas. Juntos, aguardaron desde las 22 del día anterior para asegurarse ser los primeros en ser atendidos. Pasaron la noche en la calle.

Norma y Juan Alberto, los primeros de la cola, son algunos de las más de 12.000 personas que acuden todos los días a las principales oficinas de la administración pública de la capital, contabilizando los turnos otorgados por el Registro Civil, Anses, Archivo General de la Provincia, la Policía (trámites para el certificado de buena conducta), el Subsidio de Salud y el Hospital Padilla, entre otros.

Los sentimientos de aquellos que esperan suelen ser siempre los mismos: enojo, urgencia, ansiedad, cansancio, intranquilidad, resignación e impotencia. “Hacemos fila esperando a que nos atienda el Estado”, coincidieron algunos de los pacientes, con el verdadero sentido de la palabra.

Para don Ordillo, la noche fue un suplicio: “es un martirio tener que andar esperando a la intemperie, sobre todo con la lluvia. Uno dormita un poco, claro, pero tampoco se puede hacer mucho. Además, somos gente grande”, expresó el vecino de La Ciudadela. “Creo que habría que cambiar el sistema para dar turnos. Los empleados atenderían con menos problemas y no sería tan asfixiante para ellos”, indicó el hombre.

Pasadas las 6 eran más de setenta las personas que esperaban en lo que pronto serían las primeras luces de la jornada, pese a que había llovido durante la madrugada. En la Dirección de Pensiones se atiende al público de lunes a miércoles. Jueves y viernes son días destinados a trámites de municipios y comunas del interior. Pese a esta separación organizativa, mucha gente del interior acude los tres primeros días hábiles de la semana para renunciar a su pensión y así acogerse bajo la jubilación mínima, trámite que sólo puede hacerse en la sede de Casal.

Bordeando la esquina, sobre Crisóstomo, mantenía la paciencia Antonio Albornoz. Contó que era la quinta vez que asistía a las oficinas para tramitar una pensión por discapacidad. “Estoy en la última etapa del trámite, en general te lleva toda la mañana. Siempre me atendieron bien aquí; el problema es que hay mucha gente”, describió. “¿Temor por la inseguridad? Mas vale que hay miedo. El tema siempre es poder llegar hasta acá (señaló la multitud de gente en la cola). No es nada nuevo hacer estas esperas, pasa lo mismo para un montón de trámites, como para inscribir a los chicos en la escuela”, indicó el hombre, que llegó a la cola a las 5. Para él, la situación es consecuencia de una falla en el sistema: “cuando uno debe algo, al instante te encuentra el Estado para que pagues. Cuando uno necesita algo del Estado, demora. A favor de ellos siempre funciona, a favor de nosotros siempre falla”, analizó.

Mucho más indignado resultó la espera de Juan Orlando Coria, que se unió a la fila a las cuatro de la mañana. “Hacer un trámite en cualquier parte siempre es humillarse entero”, masculló el hombre, que se dio cita para iniciar las gestiones por una pensión por invalidez. Contó que tiene 60 años, con más de 40 como albañil. “No nos queda otra que esperar. Lo más grave del asunto es que no tenemos baño al alcance en toda la espera”, reclamó.

Siguiendo el itinerario, la siguiente cola fue la que se forma a las puertas de la Anses. A las 6.30, la hilera de gente llegaba hasta el Centro Cultural Virla. Uno a uno, por un cuentagotas y al amparo de la madrugada, fue armándose una fila larga y cansadora.

Solos en la madrugada
Las primeras en la hilera eran Micaela Medina y Marisol Juárez, que llegaron a las 3 desde Alderetes. “No me gusta esperar, pero es lo que nos queda. Teníamos miedo de que nos roben, pero es lo que nos toca”, dijo Micaela. Ellas fueron a la Administración Nacional de Seguridad Social para inscribirse en el plan Progresar, y así poder terminar el secundario. “¿Después? Quiero seguir con el plan para ser maestra jardinera”, dijo Micaela. Marisol no se desesperó, ya que indicó que lo suyo es paso a paso.

Doblando la esquina, se encontraba Esther Aguirre, que acompañaba a su hija que buscaba inscribirse también en el Progresar. “Tenemos que hacer dos colas, así que yo espero de un lado y mi hija del otro. Para tanto lío podría ser mayor el monto del subsidio, así sea una ayuda más fuerte para poder terminar los estudios”, dijo la mujer.

Enfocado en continuar con sus trámites de jubilación, a la altura del cajero automático, Luis Reinoso charlaba junto con Jorge Antonio Díaz, que fue a acompañar a su esposa. “Vengo por tercera vez para terminar el trámite de la jubilación, porque no me han sabido informar la primera vez. Desde las 5 que estoy esperando”, indicó el hombre. Para Díaz, a su vez, la atención en las oficinas públicas asemeja a la ficción de un comediante porteño. “En general uno ya tiene asumido que en la administración pública te pueden atender mal, es la parodia de Antonio Gasalla hecha realidad”.

En el Registro Civil del centro, que momentáneamente funciona en el edificio del banco Provincia, antes de las 7 había un puñado de personas esperando. Entre ellas, se encontraba Vanina Gutiérrez. “Me vine temprano para buscar unas actas. Vengo a este horario para ir temprano a la Secretaría de Educación, porque mañana que no trabajo es mañana descontada en mi empleo”, indicó.

La recorrida finalizó, a las 7.30, en la Jefatura de Policía, donde 100 personas ya estaban esperando su turno (asignado por internet), para solicitar el certificado de buena conducta. Por día, en promedio, se atienden allí a 260 personas, según indicó un administrativo.

Hoy, nuevamente saldrán las más de 12.000 personas a revivir este calvario para realizar algún trámite. Las filas se repetirán, más o menos traumáticas. La paciencia, de duelo.

Lo que nadie quiere hacer
Enrique Díaz trabaja de “Colero”

Desde que Enrique Díaz se jubiló de empleado administrativo, para “aumentar” lo que cobra, trabaja algunas veces al mes haciendo aquello que todo el mundo desea evitar: filas. “Esto es lo que me ayuda a mantenerme bien de arriba”, sentencia Díaz, que es “colero” desde hace un par de años.

Según comenta el hombre de 68 años, inicialmente realizaba estas esperas para vecinos y allegados, primero como atención, y luego a cambio de un rédito. “Cuando la gente me pide que le cobre algo, les digo que mi tarifa es de $30”, indicó el vecino de La Ciudadela. “Esto para mí es un escape. Por supuesto que llevo en mi mochila mi enfermedad (diabetes), pero bueno, un enfermo da la mano a otro enfermo. Con estas cosas me entretengo y organizo un poco mis días”, indicó Díaz. Para él, es una cuestión que se reduce a la disponibilidad de tiempo: “tengo tiempo y puedo ir a hacer fila para sacarle el turno a alguien, sea porque no pueden o porque se les complica a ellos esperar. Muchas veces son personas grandes o que viven muy lejos. No cualquiera puede estar tanto tiempo parado esperando en la calle. La incomodidad es tremenda para una persona con dolencias”, comentó. También agregó que siempre hubo colas, porque hay mucha burocracia. “Creo que faltan personas que estén preparadas y que tengan el carisma de la buena atención, sobre todo con la gente mayor. Muchas veces se atiende con torpeza, y la gente se bloquea y escuchan exactamente al revés. Así, tienen que volver varias veces hasta terminar el trámite”, sentenció.

Pensiones
Claudia Piza, Responsable de la Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales, explicó que por día atienden a unas 250 personas. “Alrededor de las 7 o 7.30 se reparten los números para atender a las personas a lo largo de la mañana. Todos los que están a las 7 tienen su número y son atendidos”, indicó Piza. Explicó que el trámite para la renuncia de pensiones se realiza en esa dependencia, porque tuvieron inconvenientes cuando se lo gestionaba en las diferentes localidades. Allí se atiende de 7 a 13.

Anses
Desde la implementación del plan Progresar, en la sede de Anses de Córdoba y 25 de Mayo, se atienden cerca de 2.000 personas por día, explicó el gerente de la Unidad de Atención Integral de capital de la Anses, Gastón Robles. “Creo que es una cuestión de costumbre (respecto a las personas que madrugan para ser atendidas). La idea es que cada uno se vaya con una solución, no por nada esta es la segunda sede con más cargas por el plan Progresar en el país, con 35.000 inscripciones”, explicó Robles. Allí se atiende de lunes a viernes, de 7 a 18.

Archivo General de la Provincia
El director del Archivo General de la Provincia (24 de Septiembre al 800), Jorge Gleser, explicó que la demanda de atención depende de las épocas del año y de las posibilidades de trámites vigentes en diferentes reparticiones. “Estamos atendiendo entre 700 y 800 por día. En esta dependencia, además de los pedidos de actas de nacimiento, matrimonio y defunción, se realizan vistas y pedidos de publicidades de escribanías de escrituras públicas”, explicó.

Registro Civil
Según indicó la directora del Registro Civil, Carolina Bidegorry, sólo para documentos, en toda la provincia se atienden 8.500 personas a la semana. Contando todos las gestiones y trámites, en la capital, se atiende a 1.200 personas por día. De esos números, 700 turnos se entregan por internet cada día para renovación del DNI. “Internet alivió muchísimo la cola, si se asignan 700 turnos por día para tramitar el documento, son 700 personas menos en la cola. Por ello se decidió ampliar el servicio por internet”, explicó Bidegorry.

Hospital Padilla
María Lilia Rubio, subdirectora Médica del Hospital, cuenta que por día se atienden cerca de 1.000 pacientes (sin tener en cuenta los de la guardia); el 50% de ellos son turnos programados (se pueden solicitar de 7 a 17 sin necesidad de madrugar). “Tratamos de disminuir las colas aumentando las bocas de admisión; se extendió el horario de atención (mañana y tarde) e incrementamos la oferta de casi todas las especialidades”, contó.

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