Entrenando la paciencia
Su vida está signada por los más chicos. Primos hermanos de los docentes, ponemos en sus manos la alegría de nuestros hijos, a quienes deben contener, enseñar y proteger cuando sea necesario. Y, al igual que los maestros, lo hacen en muchos casos por vocación ya que lo que cobran no es justamente para que se salven económicamente. Los entrenadores, que de ellos hablamos, son muchas veces injustamente olvidados a la hora de agradecer a quienes le brindaron valores a nuestros hijos.

Son ellos, en cualquier deporte o actividad, quienes le ponen el hombro a decenas de chicos y que desarrollan una capacidad poco frecuente en estos tiempos: la paciencia.

Hagamos la prueba: 40 chicos (número promedio) de entre 5 a 13 años, divididos por categorías, con lugar para correr y dar rienda suelta a su inacabable energía. Sería difícil, muy difícil seguirles el ritmo. Pero allí están ellos, con la sonrisa a flor de piel y sus ganas intactas. Pasan horas preparando clases, y no todo se termina cuando el entrenamiento culmina. Hay que planificar lo que viene, organizar viajes, encuentros, partidos...

Detrás de una pelota, cualquiera sea su forma, o patines o danzas, están ellos. Hombres y mujeres. No hay distinción de sexos. Que se sepa, no hay un día particular para su celebración. Por eso, y porque son el adalid de la paciencia, este pequeño homenaje.

Temas Tucumán
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios