Que no nos roben el mes de abril

Que no nos roben el mes de abril

Si uno se pone a hacer cálculos, pasaron 91 días desde los fuegos artificiales que anunciaron el inicio del 2014. Soportamos el calor de enero, algunos viajaron durante sus vacaciones, otros descansaron en sus casas. De vuelta al trabajo o al estudio, se nos fue 1/4 del año.

Abril siempre tuvo esa cosa extraña que trae el otoño, que no sé cómo definirla. Yo la asocio con la rutina. En abril, la ciudad vuelve a su ritmo habitual: la salida de los chicos de la escuela, la 25 de Mayo que se llena de adolescentes los viernes al mediodía y los bocinazos que empiezan a escucharse apenas sale el sol. Abril me suena a rutina.

Empezamos el 2014 con algunas promesas de cambio. A la dieta la comencé tres veces y al gimnasio ya lo dejé. A la decisión de abandonar el cigarrillo la postergo para más adelante. Y así con el resto de las promesas.

Y quizás porque nos estamos poniendo viejos o quizás porque el reloj avanza cada vez más rápido, en un ratito llegará el invierno. Tal vez sea el momento de aprovechar el año, para que en 29 días no nos estemos preguntando quién nos ha robado el mes de abril.

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