Aflojá el cuentagotas de las emociones

Aflojá el cuentagotas de las emociones

Hay tantas clases de clases como clases. Sin el más mínimo esfuerzo llegan siempre a mi mente las de una profesora de literatura de la secundaria. Solía abrir el libro en la mitad de la hora. Lo hacía intempestivamente. Y se embarcaba a leernos los párrafos con más acción. No escatimaba en gestos. Ni en subidas o bajadas de tonos de voz. Nos tenía a todos ahí, inmóviles en nuestras sillas. Fascinados por la escena. En esos años, nos reíamos de ella después de clase. Pero ahora la valoramos. ¿Has pensado alguna vez en tus mejores profesores del colegio o de la facultad? Adivino lo que tienen en común: pasión por lo que hacen. Es ese motorcito que permite que las personas ordinarias hagan cosas extraordinarias. Es lo que hace a un fotógrafo o a un periodista ver con los ojos, pero mirar con el corazón. Y captar esas historias que realmente producen cambios en las sociedades.

La pasión no se enseña ni en las escuelas ni en las universidades. Más bien se evita. ¡Qué triste! Y no entendemos por qué les cuesta tanto a los chicos engancharse con el estudio. Ellos saben que la pasión está bien vista en el partido de fútbol o en cualquier actividad deportiva. Pero en ninguna intelectual.

Hay muchas clases de pasiones. Encontrar una y llevarla adelante es una forma de encontrarse con lo que uno siente. Es lo que nos hace emprendedores. Lo que nos impulsa a ir siempre más allá de lo que creemos que podemos.

Cuesta. Pero no es tan difícil aflojar el cuentagotas de las emociones. Involucrarnos con eso que nos gusta, con eso que hacemos -aunque sea rutinariamente- nos hace más felices. Y en un aula cualquiera, sin dudas, la pasión por enseñar será la que casualmente despertará la pasión por aprender. 

Temas Tucumán
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios