Cómo es el lugar donde siete ciudades tucumanas sepultan la basura

Cómo es el lugar donde siete ciudades tucumanas sepultan la basura

¿Qué sucede con las bolsas de residuos, desde que las dejás en la puerta de tu casa hasta que llegan al relleno sanitario? La importancia de reciclar en origen. La planta de San Felipe y el predio de Overo Pozo reciben todos los días 800 toneladas de desperdicios. En un año, los tucumanos generan 200.000 toneladas. Video.

CEMENTERIO DE BOLSAS. Desde lejos, parece un cerro de colores. Pero cuando uno se acerca, advierte que no se trata de una montaña natural, sino de un cúmulo de basura. Esto es Overo Pozo. la gaceta / fotos de inés quinteros orio CEMENTERIO DE BOLSAS. Desde lejos, parece un cerro de colores. Pero cuando uno se acerca, advierte que no se trata de una montaña natural, sino de un cúmulo de basura. Esto es Overo Pozo. la gaceta / fotos de inés quinteros orio

Al cabo, uno se acostumbra. Se acostumbra al olor dulce de la basura, que te entra por la nariz, te atraviesa la faringe y, cuando llega a la mitad de la garganta, te produce una arcada.

Pablo Kunik se ha acostumbrado. Eso dice cuando me descubre a punto de vomitar. A él, a estas alturas no lo altera esa pestilencia. Hemos detenido el coche dentro de una planta de transferencia de residuos sólidos urbanos, situada en la localidad de San Felipe, al sur de la capital. Queda cerca del Mercofrut, el mercado de concentración frutihortícola de la provincia. En el viaje de ida, desde el centro y en auto, hemos empleado unos 10 minutos.

Los administradores


Pablo está parado en una lomada. Tiene la cara redonda, los ojos pequeños. Lo primero que ve es un perro con los huesos marcados, que duerme bajo el sol. Cerca, unos hombres con uniformes hurgan entre una pila de escombros. Actúan con la precisión de los médicos en un quirófano.

- Son separadores. Sacan la basura domiciliaria, que a veces la gente tira dentro de los contenedores de las obras en construcción -explica. Luego se dirige hacia el capataz, y le dice que “ese perro no debería estar adentro; que lo saque”.

En 2009, los intendentes del área metropolitana de Tucumán, integrada por los municipios de Alderetes, Banda del Río Salí, Las Talitas, San Miguel de Tucumán, Tafí Viejo y Yerba Buena, crearon el Consorcio Público Metropolitano, un organismo con el que buscaban resolver en forma conjunta el destino de sus desperdicios.

Al cabo de cinco años, ese Consorcio se hizo cargo de la transferencia, del transporte y de la disposición final de las cosas que la gente quiere sacarse de la vista. Kunik preside el consejo de administración.

San Felipe

Para la transferencia de los desechos -me cuenta- se construyó este lugar. Aquí vienen los camiones recolectores, enviados por los distintos distritos. Yerba Buena, por ejemplo, manda 34 por día.

Un camión puede llevar una carga máxima de ocho toneladas de desechos. Apenas cruza el alambrado, sube a una balanza. Luego lo espera un vehículo con dos veces y media más capacidad. El primero tarda cinco minutos en vaciar lo que ha recogido adentro del otro.

La transferencia se hace sin que los residuos toquen el suelo. Para eso, se construyó una playa de maniobras, elevada a cinco metros de altura. Una vez arriba, los camiones cargados vierten los residuos dentro de una tolva mecánica, que es como un embudo de hierro. Los desperdicios caen debajo, donde se han estacionados los coches grandes.

Cualquiera que vea esa escena por primera vez, quedará estupefacto. Observar cómo se descargan toneladas de basura provoca estupor. Y ganas de vomitar.

El camino

Hace 20 minutos que salimos de San Felipe. La temperatura ha subido, calculo, a unos 35 grados. En el camino Kunik cuenta que para la disposición final de los residuos se escogió un predio de Overo Pozo, en la comuna rural de Colombres. Queda a unos 50 kilómetros al este de la capital.

Se accede por una ruta asfaltada (por la que vamos). Después nos toca transitar siete kilómetros a través de una senda de barro seco.

En Tucumán, la ley dice que los camiones que transportan la basura desde San Felipe hacia este lugar deben recorrer una ruta alternativa a la que estamos usando, a fin de que no pasen cerca de ningún poblado. Sin embargo, detectamos dos camiones que van por nuestro rumbo.

Overo Pozo

Desde lejos, parece una montaña colorida. Pero cuando nos acercamos, advierto que no se trata de un cerro. Es, más bien, un cúmulo de basura. Hemos llegado a Overo Pozo.

En 2012, los gobernantes optaron por este sitio por dos razones: la tierra es arcillosa y las napas freáticas se hallan profundas. Esto hace -suponen- que el suelo resulte impenetrable al agua y a otros fluidos.

Aquí se han construido dos módulos. Cada uno mide 300 metros de largo y 100 metros de ancho. Algo así como tres cuadras, finitas. Las celdas se elevan hasta 12 metros sobre el nivel del suelo.

La basura se mete tal como llega, se aplasta y se entierra. Sobre eso se echa más basura. Y se sigue el mismo proceso, hasta intentar esconderla por completo. El método se llama relleno sanitario.

Esta planta recibe casi 800 toneladas de desperdicios por día. Hay desechos domiciliarios, verdes, comerciales y de todo tipo. Y aunque luce asqueroso, su administrador dice que no sólo cumple con las leyes ambientales del presente, sino con las del futuro.

- Las celdas están cubiertas con una membrana. La legislación exige un grosor de 1.500 micrones, pero el Consorcio ha optado por colocar membranas de 2.000 micrones -se jacta Kunik. Las membranas de las que habla son como una lona negra, del grosor de un smartphone.

En cada hoyo se pueden enterrar hasta 200.000 toneladas. Se calcula que los tucumanos llenamos una celda por año.

Mientras habla, Kunik maneja su auto hasta la cima de un módulo. Lo detiene, apaga el aire acondicionado y abre la puerta. Entonces entra ese olor dulzón que se estanca en la garganta.

Las cosas que tiraste

Doce del mediodía: el cielo sin una nube. Pisamos fuera, y la tierra es blanda. Parece un cementerio de cádaveres mal enterrados. Del polvo asoman las cosas que alguna vez tuvimos en nuestras casas. Un poco más adelante, las topadoras arrastran montañas de porquerías.

Veo un colchón de gomaespuma.

Veo una caja de leche para bebés.

Veo un balde rojo.

Veo un bidón de jugo de frutas. Veo una maceta.

Veo un neumático.

Veo una sandalia, tal vez talla 36.

Veo una botella de gaseosa.

Veo una carpeta de colegio, con anillos y dibujos de niño.

Kunik me saca del asombro.

- Es impactante ver lo que producimos como sociedad, ¿no? -dice.

El último camión del turno ha terminado por soltar su carga. En un rato llegará otro. Ahora el cementerio queda vacío. El viento remueve de nuevo ese olor dulce y ácido de la basura.

Primera parte

El domingo 16 de febrero se publicó un artículo sobre qué pasa con los desechos, desde que salen de la puerta de tu casa hasta que llegan a San Felipe. Con esta entrega, se completa el recorrido.

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¿A dónde va tu bolsa negra?

1.- El Consorcio Público Metropolitano está integrado por las ciudades de San Miguel de Tucumán, Yerba Buena, Tafí Viejo, Banda del Río Salí, Alderetes y Las Talitas. El municipio de Lules se encuentra adherido, y algunas comunas, como San Pablo, San Javier, Villa Nougués, El Manantial y Cebil Redondo.

2.- Como toda operación con residuos implica un riesgo sanitario y ambiental, la planta de San Felipe ha sido diseñada -dicen- con el objetivo de minimizar los olores y los insectos que podrían propagar enfermedades. La estructura del depósito, por ejemplo, mide como un edificio de cuatro pisos y está techada con chapa galvanizada de dos agua (para evitar que se vuelen bolsas).

3.- El sistema de accionamiento de apertura de la tolva de San Felipe se hace a mano, para prevenir un desperfecto o corte de luz. De esa tarea se encarga un operario que pasa horas detrás de una ventana. Usa barbijo, guantes y anteojos, y mueve una palanca.

4.- En promedio, los lunes y los martes, desde las 10.30 de la mañana y hasta las 13.30, llega a San Felipe un camión cargado de basura cada cinco minutos. Esos son los días y los horarios de mayor actividad. Unas 60 personas trabajan en la planta.

5.- La empresa Servicios y Construcciones La Banda es la que brinda el servicio de traslado de residuos, desde San Felipe hacia Overo Pozo. Ha sido contratada por el Consorcio hasta el 31 de mayo de este año. La firma pone a disposición sus 11 camiones de 40 metros de largo.

6.- En Overo Pozo se han construido dos módulos para el tratamiento de los residuos. Cada uno mide 300 metros de largo y 100 metros de ancho. Las celdas tienen una profundidad de cinco metros y se elevan hasta 12 metros sobre el nivel del suelo.

7 .- Se instaló en Overo Pozo un sistema de cañerías colectoras de líquidos contaminantes, que se llaman lixiviados. El Consorcio está gestionando un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo para construir una planta de tratamiento de esos efluentes, en vez de acopiarlos en un piletón, como se hace ahora.

8.- El Consorcio Público Metropolitano firmó un acuerdo con la Reserva Experimental de Horco Molle. “Vamos a forestar este predio con 1.500 ejemplares de especies autóctonas. La tarea se realizará con los alumnos de dos escuelas de la zona”, explica Juan Pablo Julia, director de la reserva. A cambio, el consorcio construirá en Horco Molle un espacio donde se pueda rehabilitar cóndores, en el marco de la tarea de rescate de esos animales.

9.- Por día, llegan casi 800 toneladas de desperdicios a Overo Pozo.

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