El viaje de la alegría

La mañana del día después al gol histórico que Luis Miguel Rodríguez hizo en cancha de Independiente arranca temprano para el plantel de Atlético, pero nadie dice nada. No hay quejas, sólo caras de felicidad por una producción que quedará en el recuerdo del hincha “decano”.

Luego de un desayuno cubierto de carcajadas y buena vibra en el hotel ubicado a metros de Plaza de Mayo, los jugadores parten rumbo a Aeroparque para emprender el viaje de la alegría.

Allí, algunos móviles de programas televisivos aguardan por él. Sí, por el “chico de las tapas”. Luis Miguel, con ese derechazo sutil que dejó boquiabiertos a Diego Rodríguez y a las más de 35.000 personas que abarrotaron el Libertadores de América, se ganó las portadas de los diarios más importantes del país. Fue el hombre más buscado, todos querían un mano a mano con él, que les respondió cordialmente a todos. “Uno trata de ser siempre amable con la prensa porque es un trabajo y no soy quién para interferir en eso”, confiesa el simoqueño durante el vuelo que compartió con LG Deportiva hacia Tucumán.

La cara de “Pulguita” habla por sí sola. El delantero vive su momento soñado, aunque él prefiera bajar los decibeles de unas horas de furia. “Ganamos un partido muy importante porque hicimos bien los deberes”, dice el goleador de un Atlético con sueños de Primera, aunque pide mesura. “Debemos seguir trabajando con humildad. Ahora viene otro partido tan difícil como el que pasó, y no podemos bajar la guardia”, explica.

El vuelo 1.474 de Aerolíneas Argentinas es una fiesta. La fiesta de un “decano” que vive su sueño más deseado. El plantel disfruta de una vuelta a toda orquesta. Parece un viaje de egresados, donde las chanzas están a la orden del día.

La mayor parte de la delegación está ubicada en los últimos lugares de la nave. Pero Rodríguez no. El golazo a Independiente lo catapultó a los primeros planos, y no sólo del mundo futbolero. “Pulguita” viaja en los primeros asientos. Pero él no quiere privilegios. Ni bien el “pájaro” toma altura, él se levanta y se acerca al resto de sus compañeros.

Bromea con uno, ríe con otro y hasta le consigue agua caliente para que Diego Erroz pueda tomar unos mates. Está en todo el “siete de espadas” de Atlético. Aunque él prefiere seguir adelante y no detenerse en la “joya” con la que decoró un triunfo que sacudió los cimientos del “infierno”, dejando al “diablo” de rodillas. “No nos servía otra que cosa que un triunfo. Hicimos bien las cosas y nos trajimos tres puntos valiosísimos en la lucha por el ascenso. Pero hay que seguir, quedan muchos metros por delante”, avisa el goleador.

El miércoles, el cantante más famoso de Simoca fue un dolor de cabeza para los defensores de Independiente. Pero ellos no serán los únicos que iban a soñar con el ídolo “decano”. Ayer, durante el viaje de regreso, Luis Miguel les puso los pelos de punta a las azafatas. Parado junto a los asientos de Cristian Lucchetti y Nicolás Romat, mientras compartía una ronda de mates y hablaba de la repercusión que tuvo esa “bomba” divina para todos en 25 de Mayo y Chile, hacía de las suyas.

“Señor, vaya a su asiento. No puede estar parado”. La orden de una auxiliar no admitía negación. Pero el hombre del momento se salió con la suya. Buscó un hueco y se acomodó como pudo para poder seguir con la fiesta.

Hubo pasajeros que se acercaron al ídolo para felicitarlo por la conquista, y él respondió siempre con una sonrisa. Rodríguez estaba en su salsa, fue la estrella del vuelo eclipsando al mismísimo Ariel Ortega. Sí, un “Burrito” camuflado compartió el regreso con los jugadores “decanos”.

Han pasado más de 24 horas de la obra de arte del delantero. Pero aún vive fresco en su memoria. “Es un gol que no es común. Desde que arrancó el partido vi que Rodríguez jugaba muy adelantado. Probé varias veces hasta que salió”, admite y agrega detalles de un festejo puertas adentro que fue mesurado: “No nos volvimos locos porque falta mucho. Descontamos puntos con los de arriba, pero esto es largo y no podés quedarte. Hay que seguir hacia adelante con las mismas ganas”.

Durante el viaje “Pulguita” baja un cambio y piensa en su familia. El hombre volvió a la tierra y cuenta los segundos para poder abrazarse a los suyos y disfrutar “su” momento. “Quiero llegar a mi pueblo para festejar con mis seres queridos. Lamentablemente hay que entrenar primero, ja”, ríe con ganas el artillero antes de aplicarle un chirlito al “Bebe” Acosta y acusar a un compañero.

El regreso de Atlético fue a toda orquesta. Claro, le ganó a Independiente, en Avellaneda y con un gol que quedará en la historia. Pero ahora viene otro duelo clave. En 25 de Mayo y Chile reacomodan los soldados para una nueva batalla en el duro camino hacia esa tierra prometida llamada Primera.