Las bolsas de arena ya estaban listas

Las bolsas de arena ya estaban listas

Miles de vecinos de Alberdi soportaron ayer la peor inundación de la última década, producto de una lluvia torrencial que se extendió entre las 0.30 del martes hasta las primeras luces del alba. En dos horas cayeron más de 250 mm de agua. Arroyos, acequias y canales de desagües se desmadraron y quedó anegado casi el 70% del municipio. Más de 120 familias evacuadas

INVADIDOS POR EL BARRO. Por la mañana, cuando ya había pasado la tormenta que se abatió con furia toda la noche y hasta la madrugada, los vecinos se abocaron a reparar lo que había dejado el vendaval. la gaceta / fotos de rodolfo casen INVADIDOS POR EL BARRO. Por la mañana, cuando ya había pasado la tormenta que se abatió con furia toda la noche y hasta la madrugada, los vecinos se abocaron a reparar lo que había dejado el vendaval. la gaceta / fotos de rodolfo casen
19 Febrero 2014
“El cielo parecía que se había desgarrado. El agua en menos de una hora nos llegaba hasta la cintura. Asustados rezábamos, implorando que la lluvia pare. Pero recién se calmó al amanecer. Nadie durmió aquí”.

El relato de Ramona Ruiz, del paraje Yaquilo, patentiza los momentos de dramatismo que han vivido miles de vecinos de Alberdi que, en la noche de ayer, soportaron la peor inundación de la última década. El desborde fue a causa de una torrencial lluvia que se extendió desde las 0.30 hasta las primeras luces del alba. En dos horas cayeron más de 250 mm de agua, según reportaron autoridades de Recursos Hídricos. Arroyos, acequias y canales de desagüe se desmadraron rápidamente, anegando casi el 70% del municipio. Debieron ser evacuadas más de 120 familias de los barrios Central, San Miguel, Escaba, Belgrano y 25 de Mayo, entre otros.

La masa líquida, según se informó, llegó hasta la plaza principal de la ciudad e ingresó también a varios locales comerciales. A pesar de la furia del fenómeno climático, ningún damnificado sufrió daño físico. Sin embargo es incalculable la cifra por pérdidas materiales.

“Cuando el agua comenzó a ingresar a nuestra casa, lo único que alcanzamos a hacer fue proteger algunas ropas. Después perdimos casi todo, entre muebles y aparatos electrodomésticos” contó Ramona, desconsolada.

Espantados

Bonifacio Díaz aseguró que en algunos barrios, como el Central y Escaba, el nivel del agua superó el metro y medio. “Si no hubo personas ahogadas fue por obra de Dios” apuntó. “La gente, espantada por la tormenta y el agua que empezaba a entrar a sus viviendas, gritaba pidiendo auxilio. Así estuvieron hasta que llegaron los bomberos” agregó. El intendente de Alberdi, Luis Campos, se mostró sacudido por la magnitud que alcanzó la inundación y el estrago causado. “Nunca en mi vida vi tanta agua cubrir la ciudad. Todas las calles parecían ríos. La plaza se transformó en un espejo líquido” contó.

La ruta nacional 38 también permaneció tapada por el desborde durante más de cuatro horas. Lo mismo sucedió en La Invernada. Durante ese lapso el tránsito permaneció interrumpido. Campos admitió que la emergencia al principio superó la capacidad de respuesta de la municipalidad ante la enorme cantidad de familias que permanecían en riesgo y debían ser evacuadas. La intervención de los bomberos voluntarios locales y de Concepción, y personal de la Policía Lacustre, le permitió sortear la dificultad. Durante toda la madrugada trabajaron sin descanso, junto con obreros municipales, para sacar del agua a los damnificados. “Se priorizó a niños y ancianos, quienes fueron llevados directamente al hospital” dijo el jefe comunal. Luego las restantes personas inundadas fueron alojadas en la escuela Las Heras. La gente comenzó a abandonar paulatinamente el lugar al mejorar las condiciones climáticas. Al mediodía, en el local educativo permanecían todavía evacuadas unas 25 familias. Durante todo el día los damnificados se abocaron a la dura tarea de sacar de limpiar sus hogares y tratar de recuperar algunas de sus pertenencias en medio del lodazal.

El servicio de electricidad se rehabilitó después del mediodía. Las estaciones de servicio también sufrieron las consecuencias de los anegamientos y recién al atardecer reanudaron la atención al público.

Salvado

Durante la tarea de rescate, un bombero casi fue arrastrado por la feroz correntada, luego de perder el equilibrio en una lancha mientras asistía a una familia. “Me asusté mucho cuando el hombre cayó y parecía que iba a ser tragado por el agua. Menos mal que sus compañeros lo alcanzaron a salvar. Tuvo mucha suerte”, relató Yésica Velárdez.

La asistencia a los inundados se reforzó con la presencia de personal médico y paramédico del Siprosa, área Sur, a cargo de la médica Ana María Cadiñano. La reacción solidaria de vecinos de comunidades vecinas, en tanto, no se hizo esperar: hasta el mediodía habían depositado en la escuela Las Heras una importante cantidad de ropas y calzados.

La fuerte tormenta de ayer también provocó perjuicios en Donato Alvarez, La Invernada, Villa Belgrano y Santa Ana. Cientos de familias sufrieron la arremetida de las aguas que desbordaron de canales y acequias de la zona.

Unas 60 personas debieron ser evacuadas y alojadas en escuelas del lugar. En la Invernada fueron significativos los daños que sufrió el tabaco Burley que permanecía en secaderos. En Graneros y La Madrid la noticia de la apertura de algunas compuertas del dique Escaba generó preocupación en los pobladores de esas comunidades.

Después del mediodía el intendente Campos confirmó que en razón de que el nivel del agua acumulada en esa represa permanecía al borde de su cota máxima, se había decidido descomprimir paulatinamente el enorme caudal de líquido generado por las torrenciales lluvias que arrecian desde hace una semana la zona. En La Madrid numerosos lugareños seguían de cerca la evolución del río Marapa, que pasa bordeando el pueblo.

Previsiones

Según comentó Jorge Medina, algunos vecinos habían tomado ya sus previsiones ante un eventual anegamiento de la comunidad. “Cargaron bolsas con arena para ponerlas en las puertas y pusieron en sitios elevados televisores y otros artefactos” contó. En La Madrid todavía permanece fresco el recuerdo de la terrible inundación que sufrió la población en 1997.

En ese entonces el agua llegó hasta el techo de las casas. Aunque no se registraron víctimas, las pérdidas materiales fueron catastróficas.

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